No, hermano, uno no muere en política


Gabriela Ichaso 




No, hermano, uno no muere en política



La declaración conjunta de Felipe Quispe Quentael último Mallku y candidato a Presidente de Bolivia en varios procesos eleccionarios, y de Marcial Fabricano Noé, ex presidente de la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente boliviano (CIDOB) y candidato a Vicepresidente de Bolivia a fines del siglo pasado, enfrentando al Gobierno de Evo Morales, era la crónica de un nuevo tiempo anunciado u otro ciclo de la historia, que se veía venir:




“Los pueblos del TIPNIS y Achacachi, conscientes del difícil momento político, social, cultural y económico que vive el pueblo boliviano y en particular los pueblos indígenas y originarios de tierras bajas y altas del país, acuerdan realizar la presente declaración conjunta por la vida y contra el totalitarismo para combatir en unidad a nuestro enemigo común, el gobierno de Evo Morarles Ayma, que nos ataca, humilla y somete a nombre de un falso desarrollo, utilizando para este fin un discurso colonizador, mentiroso e imponiendo su voluntad con actos de violencia, prebendas, corrupción y prácticas abusivas que buscan avasallar y destruir nuestras tierra y culturas a favor de intereses foráneos, de acuerdo con su carácter entreguista y neocolonial.

Marcial Fabricano en Santa Cruz de la Sierra, estos días de agosto en que la CIDOB orgánica reúne firmas para defender el territorio íntegro del Tipnis
Durante los últimos 11 años, hemos visto con paciencia, pero no con indiferencia, cómo a nombre de nuestros pueblos se han realizado vergonzosos hechos de corrupción, cómo se ha despilfarrado los recursos económicos de la época de bonanza que vivió el país y cómo esa riqueza no ha llegado a los hogares de los indígenas, campesinos y originarios. El enriquecimiento ilícito de los jerarcas del gobierno, de sus gobernadores y alcaldes ha convertido al MAS en un nido de ladrones y corruptos. Para tapar el asalto a los recursos de los pueblos, el gobierno ha optado por el cercenamiento a las libertades ciudadanas, las limitaciones a la libre expresión, el encarcelamiento de los que denuncian y el atropello a la autodeterminación de nuestras comunidades. Hoy, denunciar la corrupción es un pecado que lo protege el MAS mediante la justicia corrupta que persigue y encarcela al honesto y premia al asaltante. Por otro lado, el vertiginoso crecimiento del narcotráfico, la creciente presencia de empresas transnacionales, la deforestación de nuestra tierra, la contaminación de fuentes de agua, ríos y lagunas, por actividades como la minería ilegal enriquece a unos cuantos mientras la pobreza sigue siendo norma para los que fuimos siempre pobres…  Utilizaremos para este fin todos los recursos que nos permiten las leyes del país y nuestras normas y costumbres, con las que históricamente hemos combatido y derrotado a quienes se han atrevido a someter a nuestras comunidades…”




Felipe Quispe, el guerrillero fundador del EGTK, quien justificó su acción política respondiendo “no quiero que mi hija sea tu sirvienta”, reaparece luego de años muy duros, de enterrar a su hija, a su esposa después de una larga enfermedad y a su hijo mayor, aparecido muerto en El Alto en 2014.

Felipe Quispe Quenta, el último Mallku, líder aymara de las tierras altas de Achacachi


Marcial Fabricano Noé, líder indígena de las tierras bajas del Tipnis


Marcial Fabricano, uno de los líderes de la “Marcha por el territorio y la dignidad” de cientos de indígenas en el penoso recorrido hasta la sede de Gobierno, en 1990, vuelve al reflector de la política en clara rebelión a la violación de la ley de “intangibilidad” del Tipnis. “Soy indígena y no me considero indigenista”, sostuvo en 2009, cuando el diario El País de España lo incluyó entre los 100 personajes del año por su trayectoria, mientras varios dirigentes del partido de gobierno lo azotaron 38 veces durante 2 horas por supuesta traición a quienes defendió toda su vida.
“No, hermano, uno no muere en política”, sentenció el Mallku consultado en 2015 si se retiraría en medio de su tragedia personal.
El tiempo (y su enemigo político) le dio la razón. A Marcial, también.



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