Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2020

El ángel vencido

Imagen
  El ángel vencido (En homenaje a un poema de Juan Perelman Fajardo)   Sebastiano Mónada         Humus evaporado, trepando las enredaderas del aire, araña cristalina, tejedora de ensueños, tejido invisible, emboscada de ángeles y demonios, enfrascados en lucha despiadada.   En la penumbra del bosque, atravesado apenas por los rayos de la luz celestial, un diablo descomunal vence al ángel bello, se acerca despacio al serafín tumbado, herido de muerte. El querubín espera la estocada final, el demonio aproxima su rostro incandescente al rostro casto del arcángel vencido, en vez de estocada le da un beso en la boca. El ángel sorprendido no sabe si muere de pena o de lujuria.    Hay que saltar el abismo que separa los territorios del alma, precipicios y barrancos por donde caen desperdicios del odio. Más allá de los tótems y tabús de los sacerdotes, que prohíben la alegría y ponen límites al entusiasmo; se torturan con disciplinas del castigo inquisidor, arrancan de sus espa

Círculo vicioso de las dominaciones

Imagen
  Círculo vicioso de las dominaciones   Sebastiano Mónada           Bajo la bóveda preñada de ilusiones y límpida, líquido ausente, los bosques agonizan levantando sus brazos de humo y de fuego. Colonos y empresarios emprenden la caza, armados y arrogantes, incendian en la sequedad del chaco y la hojarasca muerta. ¡Pirómanos! Verdugos de la floresta y asesinos de la fauna.   Salen cabalgando pisoteando sus sombras, jinetes del apocalipsis. Anuncian el desierto, mar de sequedades que avanza, polvo de oro en los bolsillos y en las cajas de los bancos. Sus ojos, ávidos de ganancias, brillan crepusculares, ensangrentando los cielos y las aguas. Portadores de enfermedades y de múltiples plagas.   En las ciudades gobiernan los cómplices de la destrucción, planeta condenado a pena de muerte, se llamen lo que se llamen, se vistan iguales o distintos, disfrazados de justicieros o desarrollistas, protagonistas de dramas inciertos, viles hom

Inquietud

Imagen
  Inquietud   Sebastiano Mónada       Inquieto, convulsionado por los pensamientos orgánicos de mi cuerpo, me bato en la tormenta de un mar embravecido. Atormentado por las estalactitas del tiempo cristalizado, caverna de mis angustias guardadas y de mis alegrías de museo. Me rebelo al momento, instante eterno del tiempo muerto, artista fantasma imitando la vida que no atrapa.   Ya se han ido amigos dejándome solo, mis padres ya no están con su presencia inmensa, antaño se fue la amada despidiéndose con la mirada crepuscular y el silencio locuaz de su cuerpo cansado. La ciudad me rodea, poblada de ausencias luminosas, las calles se engalanan de vestidos de fiesta, un domingo desierto ocultando oasis.   Mi voluntad estalla, volcánica, embriagador magma, funde todo a su paso, devolviendo lo solido al comienzo devorador del fuego. La furia se desboca, tropel en estampida, corceles iracundos de la guerra. Restituido a la conflagraci

Dilema existencial

Imagen
  Dilema existencial   Sebastiano Mónada       ¿Qué somos si pasamos raudamente? ¿Flechas de guerreros nómadas o cazadores furtivos? Quizás tan solo migrantes fugitivos, huyendo del horror barroco de gobernantes enamorados de sí mismos, espejo óseo, quietud de calcio, silencio atrapado en el caparazón del caracol perdido en la ruta lerda del laberinto, rocas volcánicas escondidas en la bruma.   No somos las imágenes en el espejo roto, tampoco el recuerdo de fotografías familiares, desteñidas por la lengua del tiempo; ni el orgullo de trofeos y medallas doradas, ni los rumores de sobremesa, que enorgullecen o entristecen al alma pretensiosa. Quizás seamos las huellas de memoria sensible, indescifrable escritura guardada en las cavernas, plasmada en rocas desnudas, piel expuesta, y ocultas como secretos escondidos a la mirada arqueológica de la ciencia. Quizás el fugitivo presente, fluido incontenible, que no se detiene nunca, perma

Miserias humanas

Imagen
  Miserias humanas   Sebastiano Mónada       Se hunden en la noche del desconocimiento, oscuridad espesa de la nada. Prefieren repetir hasta el cansancio la inercia, lenguaje balbuceante de palabras inhóspitas, muertas hace mucho tiempo, en el olvido. Museo de plantas disecadas, monótona oralidad; Teatro burlesco de urdimbre desconectada y comedia desabrida de trama deshilachada.   Sombras de sombras divagan en el rincón oscuro, polvo fantasma de serpiente fósil y desalada; merodea como rumor infame, atormentando las orejas de los sordos.   Miserias humanas, proliferan en suelo obsceno; moradas deshabitadas hasta la depresión. No son hojarasca de otoño, desprendimiento, follaje de ramas danzantes; Descuido inmundo acumulado de frustraciones, abandonadas en el tumulto agobiante del resentimiento. Proliferan en enrarecido aire, denso como el odio, infértil territorio contaminado, e