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Mostrando entradas de febrero, 2023

Diagrama y genealogía de las violencias

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El sueño construye la realidad

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El sueño construye la realidad   Sebastiano Mónada                  Un sueño recurrente ha sido el de una eterna caída, nunca llegas al suelo, caes y caes, pero no llegas a chocar nunca. ¿Qué significa esta imagen en movimiento? ¿El eterno retorno a lo mismo? ¿Lo imposible?  ¿Señal de aviso, alarma, un llamado a despertar? No lo sabemos; vale la pena meditar sobre esta configuración, sobre esta imagen en movimiento del sueño. Efectuar una interpretación del sueño, sobre la caída que no termina.   Recuerdo otro sueño, no sé si recurrente, diría, mas bien, que se trata de un sueño que quedó en la memoria, desde temprana edad. Imagen de lo que podemos llamar empantanamiento, pero no se trata de un hundimiento en el pantano, sino de un quedarse atrapado en la pared, cuya característica es plástica, parecida a una plastilina. Ocurre que en la pared uno de los pies está atrapado, hundido, entonces tratas de sacar el pie apoyando una mano en la pared y la mano queda atrapada también en la par

Diagrama y genealogía de las violencias

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Retorno al lugar secreto del mundo onírico

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Retorno al lugar secreto del mundo onírico    Sebastiano Mónada                      En el sueño uno no siente que sueña sino que se encuentra en el mundo real. Actúa como estando en el mundo efectivamente real. Siente que está experimentado percepciones y sensaciones en un verdadero mundo. En ese mundo recuerdo los bordes de la ciudad, bordes enigmáticos, espacios que uno recuerda en el sueño; es decir, hay memoria en el mundo onírico. Reconoce paisajes y calles. Parece un refugio al que se vuelve, escapando del tráfago. Es como el límite o el rincón, en la periferia de la urbe o en un más allá de la urbe, un campo acogedor, del que, sin embargo ya no se puede salir.   Allí está lo que buscaba, lo que se convirtió en un objetivo, en una finalidad. ¿Una utopía? Están los edificios silenciosos y las calles vacías, en su caso, está la pequeña meseta en el cerro, que señala el umbral de la ciudad o lo que está fuera de ella. Es, a la vez, algo propio o ajeno. Ajeno porque fue abandonado,

Un sueño de infancia

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Un sueño de infancia    Sebastiano Mónada                     Uno de los sueños de infancia, en temprana edad, que recuerdo, que retengo desde niño, es el de encontrarme en la cuna, en el dormitorio, después de que una figura extraña,  caricaturesca, parecida a un dibujo animado, me dejaba en la cuna, escapándose y abandonándome. No sé si estaba delirando, por la fiebre, si me encontraba dormido o si me encontraba despierto, no se si era una pesadilla, pero recuerdo esas imágenes extrañas en movimiento. ¿Quién era ese personaje, tan estereotipado, parecido a un pirata?  ¿Por qué me dejaba en la cuna? Posiblemente me encontraba asombrado y confundido, quizás, probablemente, sudando de fiebre.   No se trataba de una sensación de abandono porque mis padres se encontraban durmiendo en la habitación, sino una sensación de lo insólito, una experiencia incomprensible. Sabiendo que mis padres se encontraban en la habitación, imaginaba un personaje estrafalario que me abandonaba. ¿De dónde me h

Sueños paradójicos

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Sueños paradójicos   Sebastiano Mónada                   Sensaciones mezcladas me embargaban al despertar, después de escuchar una música, emitida por la radio. No acontecía esto porque la melodía era triste, al contrario, parecía alegre. La tristeza, la melancolía y la nostalgia mezcladas emergían del regreso del sueño. Volvía de un largo viaje de años, quizás de siglos o milenios, no lo sé. Este regreso me entristecía profundamente. Algunas veces vuelvo de los sueños con las mismas sensaciones. ¿Dónde estuve? No lo sé, no hay memoria de este viaje ni de dónde estuve.    Otra vez hice un gran esfuerzo, mientras dormía, para no hundirme más en la absorción gravitatoria de algo que se encontraba en el sueño mismo. Al final, después de grandes esfuerzos, lo logré, pude evitar ser tragado por ese agujero negro, que me esperaba en el fondo del fondo, en el hueco del hueco, en la nada de la nada, en la desaparición absoluta.    Entre ese despertar, ese retorno melancólico, y ese hundirse en

Sueño filosófico

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Sueño filosófico   Sebastiano Mónada                      Soñé con un desierto parecido al del Sahara o al de Atacama, no se cual, no importaba, cualquiera de ellos o, quizás ambos;  pero estaba en un desierto, debajo de las arenas se encontraba enterrado un esqueleto. No entiendo cómo lo sabía, pero tenía certeza del esqueleto enterrado, hasta parecía que lograba mirarlo. ¿Cómo? No lo sé, pero ocurre esto en los sueños. Uno, cuando sueña, sabe lo que se esconde. Cuando desperté, lo que me dejó perplejo es el sentido mismo, el sentido inmanente del mensaje del sueño. Tenía la sensación del sinsentido, pero también de la nada. Lo asombroso es el mensaje, que queda como sensación. Estamos como en un desierto, no hay nada, salvo las arenas del desierto y el esqueleto que nos espera. Nada tiene sentido o, quizás, todo tenga sentido; el sentido final, el de la muerte, el de la nada.     Recuerdo también que, en el sueño, miraba desde el desierto el firmamento, entonces, me preguntaba cómo p

Metamorfosis de las cuerdas

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Metamorfosis de las cuerdas     Sebastiano Mónada    Se trata de una brisa de sensaciones o de la brisa climática convertida en sensaciones; pero, se trata de una atmósfera de sensaciones o de la atmósfera convertida en sensaciones. Al final el planeta se confunde con mi cuerpo, se hunde en mi cuerpo, se vuelve mi cuerpo, que lo cobija. Soy el planeta, el planeta se vuelve mi mundo, que yo lo confundo con el mundo. Como si fuera posible que haya un solo mundo. ¡Iluso! ¡Hay múltiples mundos! Tantos mundos como cuerpos. No termina aquí todo, pues las sensaciones transforman los mundos, los mezclan, componen, con la materia y la energía de las sensaciones, otros mundos. Esta vez no exactamente de sensaciones, sino más vaporosas o mejor dicho más fluidas, pero de un líquido distinto, casi inmaterial, abstracto o fantasmagórico.    Se trata de mundos de imágenes, mundos sin espesores, mundos fantasmas. Estos mundos no se sienten sino que se descifran, se decodifican, mejor dicho, se interpr

Despertar melancólico

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  Despertar melancólico Sebastiano Mónada Saliendo de un sueño profundo, más bien, un viaje largo, de regreso, también inmenso. Despertando, volviendo a un presente, que parece de otro mundo, miro alrededor sin reconocer nada. Solo esa sensación de sopor, así como de olvido, que se difumina poco a poco como la niebla. Se aclara el cuadro o el paisaje que me rodea. Me agarró con los ojos de algunas cosas que reconozco, otras las dejo sin tocarlas. Poco a poco habito el mundo que aparece, que descubro; mundo ajeno que comienza a ser mío. Tristeza de estar, de regresar, de este retorno, que, sin embargo, recuerdo. Ha pasado antes, vuelve a pasar, tantas veces que convierten a la tristeza en una nostalgia inmensa. Una pena por lo que se fue, por lo que quedó en el olvido. Entonces, sospecho que este no es mi lugar, sino que es ajeno. La tristeza se vuelve asombro ante el extrañamiento.

Desplazamientos del poder y de las dominaciones

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Las trasnacionales de la muerte

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Crepúsculo de los verdugos

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Crepúsculo de los verdugos    Sebastiano Mónada                    Hoy he contado tantos muertos que me he perdido en el cementerio. Solitario en la enramada de silencios de bosques somnolientos de ensueño.   Los políticos dicen que esto ocurre siempre, formando parte del chirrido de la máquina burocrática de los asesinatos rutinarios,  lo que no saben es que todos lo saben:  tienen las manos manchadas del llanto  de las madres que ya no sueñan. No saben del padecimiento de los residentes ni del duelo interminable de los presentes, ni del inmenso vacío abierto en la atmósfera por el canto memorable de los pájaros ausentes y la danza ceremoniosa de los que se despiden.   Se miran al espejo y dicen yo soy el centro. ¿El centro de qué? De la nada insólita. Diseminación crepuscular de la banalidad. El hueco siniestro de la tumba oscura,  enigmática espera de la sepultura.   Aposento de los cadáveres mudos, cansados y  abatidos    para siempre sin lograr respuesta a sus preguntas, en la lar