Retorno al lugar secreto del mundo onírico

Retorno al lugar secreto del mundo onírico 

 

Sebastiano Mónada 

 

 

 





 

 

 

 

 

 

 

En el sueño uno no siente que sueña sino que se encuentra en el mundo real. Actúa como estando en el mundo efectivamente real. Siente que está experimentado percepciones y sensaciones en un verdadero mundo. En ese mundo recuerdo los bordes de la ciudad, bordes enigmáticos, espacios que uno recuerda en el sueño; es decir, hay memoria en el mundo onírico. Reconoce paisajes y calles. Parece un refugio al que se vuelve, escapando del tráfago. Es como el límite o el rincón, en la periferia de la urbe o en un más allá de la urbe, un campo acogedor, del que, sin embargo ya no se puede salir.

 

Allí está lo que buscaba, lo que se convirtió en un objetivo, en una finalidad. ¿Una utopía? Están los edificios silenciosos y las calles vacías, en su caso, está la pequeña meseta en el cerro, que señala el umbral de la ciudad o lo que está fuera de ella. Es, a la vez, algo propio o ajeno. Ajeno porque fue abandonado, se convirtió en lejanía, propio por que se retorna al hogar, a la casa solariega, al jardín secreto.

 

No recuerdo haber visto gente en esos sueños u otras manifestaciones vitales, quién sabe, salvo alguna vez un movimiento de automóviles, fugaces. Alguna vez también personas solitarias, que aparecían como sombras para luego desaparecer. A veces esos lugares aparecen como si fueran una ciudad secreta, al lado de la ciudad de referencia. Otras veces parecen corresponder al jardín secreto o al campo secreto, al escondite apacible.

 

Queda la sensación del viaje, del retorno, de volver al mismo lugar, añorado, después de mucho tiempo. Se trata de un lugar que espera, sea casa, hogar, o campo, jardín. Un territorio acogedor. Al regreso encuentro lo que se dejó cambiado, distinto, desolado. Entonces la alegría se mezcla con la tristeza. El sentimiento es ambiguo.

 

Ese lugar secreto está en otro tiempo, por lo tanto, es como viajar en el tiempo para llegar al rincón añorado. No solamente se trata de otro espacio sino de otro tiempo. Otra dimensión en el tejido espacio-tiempo. A otredad plena, la alteridad absoluta. 

 

 

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