Un sueño de infancia

Un sueño de infancia 

 

Sebastiano Mónada

 

 





 

 

 

 

 

 

 

 

Uno de los sueños de infancia, en temprana edad, que recuerdo, que retengo desde niño, es el de encontrarme en la cuna, en el dormitorio, después de que una figura extraña,  caricaturesca, parecida a un dibujo animado, me dejaba en la cuna, escapándose y abandonándome. No sé si estaba delirando, por la fiebre, si me encontraba dormido o si me encontraba despierto, no se si era una pesadilla, pero recuerdo esas imágenes extrañas en movimiento. ¿Quién era ese personaje, tan estereotipado, parecido a un pirata?  ¿Por qué me dejaba en la cuna? Posiblemente me encontraba asombrado y confundido, quizás, probablemente, sudando de fiebre.

 

No se trataba de una sensación de abandono porque mis padres se encontraban durmiendo en la habitación, sino una sensación de lo insólito, una experiencia incomprensible. Sabiendo que mis padres se encontraban en la habitación, imaginaba un personaje estrafalario que me abandonaba. ¿De dónde me había traído? ¿Por qué huía rápidamente?

 

¿Se trata de la experiencia de lo insólito, de lo inverosímil, de este pasaje entre el sueño y la vigilia, en pleno delirio afiebrado? ¿Alucinación, ilusión, delirio? Otro pasaje, no entre el sueño y la vigilia, sino entre lo irreal y la realidad. Percibir algo que no existe o, en contraste, impulsado por un estímulo externo, empero deformando la realidad. El delirio, la confusión, mezclan imágenes y referentes, la memoria se pierde y la claridad se satura. En la composición de la realidad se comparten estados de la consciencia y los misterios de la inconsciencia, rompiendo o haciéndose porosa la frontera entre ámbitos complejos de la estructura del sujeto. 

 

La realidad abarca estados cerebrales y corporales. Estados mentales sin estímulos exteriores y con estímulos del entorno. Se trata de los  espesores de la realidad, donde el substrato constitutivo es la imaginación, el juicio rizomático y estético. Donde la alucinación es un estrato profundo, vaho de las cavernas, la ilusión corresponde a la estratificación de la alteración de la información, el delirio corresponde a la estratificación de la desorientación. Fenomenologías que comparten con las estratificaciones de la consciencia, las estratificaciones de la información, de la interpretación inmediata y mediata, espontánea y elaborada, de las representaciones y de las dinámicas irradiantes del lenguaje.

 

El recuerdo del sueño de infancia me retrotrae a esas experiencias alucinantes, que se encuentran en los pasajes entre el sueño y la vigilia, entre lo irreal y lo real, entre lo conciente y lo inconciente. Ciertamente la realidad no se reduce a la conciencia o a lo que captura la conciencia y retiene, sino que parte de la constitución de la realidad es producto del inconciente, también de las formas proliferantes de la imaginación, subterráneas y aéreas, acuáticas y fogosa.

 

 

 

 

 

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