Gobierno de las trasnacionales extractivistas y de la burguesía de la coca excedentaria
Gobierno
de las trasnacionales extractivistas y de la burguesía de la coca excedentaria
Raúl Prada Alcoreza
Gobierno de las trasnacionales extractivistas y de la burguesía de la coca excedentaria
La burguesía
rentista[1],
conformada por los nuevos ricos, la nueva élite en el poder, los empresarios privados de la coca excedentaria[2],
que ya tiene alianza con la burguesía
tradicional, la burguesía
agro-industrial y los terratenientes
del Oriente boliviano, empuja compulsivamente su “desarrollismo” a ultranza. Aunque
se trata de un “desarrollo” reducido a la expansión intensiva del modelo extractivista colonial del
capitalismo dependiente. Esta versión del capitalismo salvaje y del capitalismo
barroco, singularidades del abigarrado sistema-mundo capitalista,
expresa fehacientemente la consciencia
subalterna respecto a la hegemonía de la economía-mundo capitalista; a pesar de sus ataviados disfraces “revolucionarios” y discursos
estridentes “antiimperialistas”.
La burguesía
rentista es subsidiaria de la hiper-burguesía
de la energía fósil[3], burguesía
retardataria, atribulada y fosilizada en conservadurismos
recalcitrantes; además de machista y patriarcal. Ambas burguesías, la élite del orden mundial
de las dominaciones persistentes y la
élite del Estado-nación subalterno, son los sujetos
sociales, las clases dominantes,
que se sustentan en la extracción y explotación de la energía fósil, además del extractivismo minero. Ambas burguesías
emergen de la destrucción del
planeta, destrucción de los ciclos vitales y de los ecosistemas; son
los barones del apocalipsis.
El presidente boliviano, que dice ser “indígena”,
aunque en los hechos hace todo contra los indígenas,
entre sus políticas etnocidas y ecocidas
se encuentra su compulsión por la carretera que atraviesa el bosque del TIPNIS.
En la era de la simulación de la civilización moderna, estas
incongruencias son, mas bien, concebibles. No importa lo que efectivamente ocurre, lo que importa es
que se crea que ocurre lo que dice el discurso
del poder. Lo que le importa al “gobierno progresista” y a su Congreso
títere es abrir las compuertas a las concesiones petroleras y mineras; expandir
la frontera agrícola, contra el
bosque, contra la Amazonia, contra la biodiversidad. Expansión depredadora que
beneficia tanto a la burguesía de la coca
excedentaria como a la burguesía
agroindustrial.
En estas circunstancias, las de la simulación elocuente, la de pretendidas astucias criollas, cada vez menos
astutas y más torpes, la de las violencias
proliferantes, tanto simbólicas,
encubiertas, así como directas, físicas y desmesuradas; en este “siglo XX cambalache”,
como decía Enrique Santos
Discépolo, que parece más bien, el largo siglo XX, como concibe la estructura larga del ciclo Giovanni Arrighi; no importa ni el decoro, tampoco la
coherencia, sino que el “cambalache” funcione; se dé lugar.
Para no caer en el sortilegio de las apariencias
y deducir de ahí explicaciones, que, en este caso, no darían pie con bola, pues se
dejan llevar por representaciones
ateridas en discursos recurrentes y
desgastados; es menester colocar, como se dice, los puntos sobre las íes o,
mejor dicho, en expresión popular, las cosas en su lugar. En primer lugar,
habría que anotar que estamos ante el dominio
mundial de la hiper-burguesía de la
energía fósil; hiper-burguesía
articulada con el sistema financiero
internacional, controlado tanto por esta hiper-burguesía, así como con lo
que podemos identificar como burguesía
financiera. Esta hiper-burguesía,
como hemos dicho en anteriores ensayos, tiene una composición barroca, pues integra
a distintos estratos de élites multimillonarias del mundo y élites de poder. En
la hiper-burguesía aparecen familias
y fragmentos poderosos, por así decirlo, de las burguesías nacionales. Pueden sus estados aparecer como si
estuviesen encontrados, disputando geopolíticamente;
sin embargo, esto es parte de las apariencias
o, mejor dicho del mundo de las
representaciones; no del mundo
efectivo. Si se quiere, incluso se puede decir que se trata de reminiscencias del pasado, que no son fáciles de retirar en los imaginarios sociales; sobre todo, imaginarios institucionales, incluso estatales. Sin embargo, esto
no es problema ni obstáculo para que las burguesías
nacionales, sobre todo, sus élites poderosas, tomen decisiones pragmáticas. Por
ejemplo, las empresas trasnacionales extractivistas de la energía fósil pueden concurrir y competir por el acceso a reservas de recursos naturales, a concesiones
y explotación hidrocarburífera, en distintas regiones del mundo; empero, las
burguesías que manejan las empresas por acciones, pueden pactar repartos de las reservas.
Sobre todo, cuando están de acuerdo con lo principal; preservar la explotación
y la producción de la energía fósil.
Esta es la clave de la amistad entre
Donald Trump y Vladímir
Putin, de la que tanto escándalo se hace en los medios de comunicación y los
círculos de los demócratas de los
Estados Unidos de Norte América.
De la misma manera, se puede descifrar la
“disputa” o si se quiere “contradicción” entre personajes políticos de la híper-potencia
económica-militar-cibernética-tecnológica-científica y personajes políticos
de “gobiernos progresistas” de Estado-nación subalternos. La burguesía rentista, de la que forman
parte los gobernantes o la jerarquía de la forma de gubernamentalidad clientelar, a pesar de destilar
discursos estridentes contra el “imperialismo”, pueden, mas bien, optar por el pragmatismo político y económico. Ambas
burguesías, la hiper-burguesía y la burguesía rentista, forman parte de la geopolítica del sistema-mundo capitalista,
sobre todo, de su característica crucial, la arquitectura del sistema-mundo
extractivista; particularmente o preponderantemente, de la energía fósil. Tienen en común más intereses que diferencias
ideológicas.
En el caso del conflicto del TIPNIS, la
defensa del territorio indígena y parque nacional, de la región configurada por
los ríos Isiboro y Sécure, no se trata, efectivamente, de una lucha contra
“traidores”, “inconsecuentes”, “oportunistas”, incluso “impostores”, aunque lo
sean; sino contra la burguesía rentista, contra la burguesía de la coca excedentaria,
contra la burguesía agroindustrial y
los latifundistas; por lo tanto, en el contexto mundial, contra la hiper-burguesía de la energía fósil.
Visto de esta manera, se puede entender mejor
el conflicto del TIPNIS. La compulsiva y obsesiva persistencia por construir la
carretera, que atraviesa el bosque, donde no hay más que dos comunidades;
estando el grueso de las comunidades, en las zonas atravesadas y bañadas por
los ríos Isiboro, Sécure e Ichoa. Lo que queremos decir es que lo que hace el
“gobierno progresista” de Bolivia no es, desde esta perspectiva, incoherente; sino, mas bien, congruente con esta articulación e integración de las burguesías
que apuestan por la energía fósil.
El territorio
indígena es un incordio para el proyecto
efectivo del “gobierno progresista”; proyecto que nada tiene que ver con la
Constitución. Proyecto que tiene que ver, pragmáticamente,
con la hegemonía de la economía-mundo, estructurada por la
explotación de la energía fósil y su
industrialización, acompañada por las formas alevosas del capitalismo especulativo. La interpretación
mediática, también del “análisis político”, que consideran a estos gobiernos
como “antiimperialistas”, en vehemente oposición al dominio imperial, enfoca en lugar incorrecto; se preocupa de las fantasmagorías ideológicas. La realidad, para decirlo de ese modo, es
otra; es simple. Se trata del control
mancomunado de las reservas de la energía fósil, de su extracción, explotación, industrialización y
especulación; además de la preservación de estos procesos relativos a la acumulación
originaria y a la acumulación
ampliada de capital. La civilización
moderna está estructurada a partir de esta explotación depredadora,
contaminante y destructiva.
Una de las consecuencias política de esta interpretación es que no se trata solo
de denunciar, incluso de demandar e interpelar al “gobierno progresista”,
por incumplimiento de la Constitución; sino de tener claro que se pelea contra
las formas perversas de las burguesías en la etapa del capitalismo tardío. El discurso
estridente, que pretende ser “antiimperialista”, forma parte de las paradojas del poder, de sus contradicciones, de sus concomitancias y complicidades profundas. No se trata de engaño, como interpretan las teorías
de la conspiración; pues, incluso, los voceros
del discurso pueden creer lo que dicen. Sino del funcionamiento de las maquinarias
económicas, de las máquinas de poder,
de las máquinas de guerra, de las máquinas comunicacionales, del sistema-mundo capitalista.
La defensa
del TIPNIS es una tarea ineludible de los activismos
libertarios y ecologistas, también es una responsabilidad de los pueblos
y sociedades. Se trata de la defensa de la vida, de los ciclos
vitales, de la biodiversidad planetaria y de la sobrevivencia humana. Nadie es ajeno a esta defensa, nadie puede eludir su responsabilidad,
nadie puede escapar ante la convocatoria
de la vida[4].
Que no lo haga quiere decir que es cómplice
de la destrucción del planeta y del ecocidio, del etnocidio; es cómplice de los crímenes
de lesa humanidad y de crímenes de lesa
biodiversidad.
Después de la aprobación de la Asamblea
Legislativa del levantamiento de la intangibilidad
del TIPNIS, el pueblo boliviano, las naciones y pueblos indígenas, los
colectivos activistas, están exigidos a actuar en consecuencia. Es una guerra declarada del “gobierno
progresista” a la vida.
Reportaje
de un ecocidio
A propósito de la insólita aprobación por
parte del Congreso del levantamiento de la intangibilidad
del TIPNIS, Ley 180; propuesta por el mismo presidente, cuando llegó la VIII
marcha indígena a la sede de gobierno y fue apoyada por un millón de paceños, que
salieron a las calles a recibirlos y a defender a los marchistas, los
reporteros de Los Tiempos, Wilson Aguilar y Roger Medina, escriben:
Sin
un estudio técnico, la Comisión de Región Amazónica, Tierra, Territorio de la
Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), aprobó ayer el proyecto de ley de
“Protección, Desarrollo Integral y Sustentable del Territorio Indígena y Parque
Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS)”, que abroga la Ley 180 de Intangibilidad del
área protegida. La aprobación de la propuesta se realizó de manera acelerada
por la mayoría de asambleístas del MAS y sin mayor explicación o fundamento
técnico para justificar el “levantar la intangibilidad de esta reserva
natural”, sólo se refirió al proceso de consulta que realizó la administración
de Evo Morales en 2012. Sin embargo, la consulta para la construcción de la vía
Villa Tunari-San Ignacio de Moxos, fue rechazada por una marcha de pobladores
de la zona, que finalmente logró la aprobación de la Ley de Intangibilidad. En
la consulta, los pobladores exigieron una ley de protección para evitar
avasallamientos y atender otras 23 demandas de las comunidades. El presidente
de la comisión, Avilio Vaca (MAS), afirmó que ratificar el documento planteado
el 3 de julio “avala la construcción de una vía por este territorio reservado”,
tal como establece el artículo 9 que se refiere a la “articulación e
integración del Tipnis”. “Las actividades de articulación e integración que
mejoren, establezcan o mantengan derechos de los pueblos indígenas como la
libre circulación, a través de la apertura de caminos vecinales, carreteras,
sistemas de navegación fluvial, área y otras, se diseñarán de manera
participativa con los pueblos indígenas, debiendo cumplir la normativa
ambiental vigente”, señala el artículo 9 del proyecto de ley. Por su parte, el
presidente de la Subcentral TIPNIS, Fabián Gil, señaló que existen sectores
afines al Gobierno que están interesados en apresurar la aprobación de ese
proyecto de ley que no fue consensuado con los pueblos indígenas. Anunció que
después de ponerse en contacto con las bases, emitirán un comunicado hoy en
Beni. Respecto a la oposición de algunos sectores indígenas, Vaca dijo “son
pobladores conocidos que siempre vienen oponiéndose para beneficiarse de sus
comunidades”.
El 26
de julio pasado, el presidente Morales en conferencia de prensa adelantó que
“tarde o temprano va a haber ese camino”, que unirá Villa Tunari, Cochabamba y
San Ignacio de Moxos, en Beni, a tiempo de indicar que “sólo resta un trecho
para juntar estas vías”. Por su parte, asambleístas de la opositora Unidad
Demócrata (UD) denunciaron que la intención del Primer Mandatario y del MAS es
ampliar la zona cocalera y su producción ilegal, apropiarse de territorios
indígenas con la construcción de la carretera. “La insistencia del MAS en
anular la intangibilidad del TIPNIS es ampliar la zona cocalera del Chapare.
Todos sabemos que el Polígono 7 que pertenecía al TIPNIS ahora pertenece al
sector cocalero”, señaló el senador Yerko Núñez.
COCA EN LA REGIÓN
De
acuerdo con el último Monitoreo de Cultivos de coca 2016, en el área Isiboro
Sécure se incrementó el cultivo ilegal de coca en 150 por ciento. En 2015, el
área cultivada era de 12 hectáreas y en 2016 alcanzó a 30 hectáreas. En tanto,
en el Polígono 7, también en Isiboro Sécure, considerada área saneada, los
cultivos ilegales de coca se incrementaron en 43 por ciento. En 2015, la
producción era de 861 hectáreas y en 2016 fue de 1.233 hectáreas, según
reportes oficiales del Gobierno[5].
El reportaje descriptivo de la forma de aprobación
legislativa del levantamiento de la intangibilidad
del TIPNIS, patentiza palpablemente la premura y la torpeza del Congreso, que
además, como ironía, se define como “plurinacional”. Estamos ante espectáculos crudos, descarnados, donde el
poder se muestra en toda su desmesura pornográfica. No interesa ni
guardar las apariencias. Se trata de
brutales procedimientos de poder,
donde no importa incluso el matiz de barniz que acompañaba a la argucia
política. Se lo hace simplemente porque se tiene mayoría parlamentaria. Es una
pérdida de tiempo argumentar técnica y jurídicamente; es preferible ahorrar
tiempo, no esforzarse por justificar, hacerlo de manera directa, sin ninguna
aproximación ni a la retórica ni al arte de
la política.
[2] Ver Apuntes para una ecología de la coca. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/ecolog__a_de_la_hoja_de_coca_2.
[3] Ver
La
hiper-burguesía de la energía fósil.
http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/la-hiper-burguesia-de-la-energia-fosil/.
http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/la-hiper-burguesia-de-la-energia-fosil/.
[4] Ver Convocatoria de la vida. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/convocatoria_de_la_vida_2.
[5] Leer Comisión de ALP aprueba
proyecto de ley del Tipnis. Los Tiempos. http://www.lostiempos.com/actualidad/economia/20170802/comision-alp-aprueba-proyecto-ley-del-tipnis.
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