La ley de la burguesía rentista
La ley de la burguesía rentista
Raúl Prada Alcoreza
La ley de la burguesía rentista
Con gran algarabía de las burguesías[1]
comprometidas en la destrucción del Territorio Indígena y Parque Nacional
Isiboro-Sécure (TIPNIS), se promulga la ley que se nombra como de Protección, de Desarrollo Integral y
sustentable del TIPNIS, Ley 969. El presidente Evo Morales promulgó la Ley 969,
que levanta la intangibilidad sobre el Territorio Indígena y Parque Nacional
Isiboro-Sécure en un coliseo colmado de dirigentes de diferentes organizaciones
de Beni[2].
Con esta promulgación el gobierno
extractivista, del modelo colonial
del capitalismo dependiente, cree resolver el conflicto del TIPNIS, con un
golpe jurídico-político, que vulnera
la Constitución y viola los derechos de las naciones y pueblos indígenas,
consagrados en la Constitución. Cuando lo único que ha hecho es abrir una nueva
fase del conflicto[3].
El gobernador del departamento del Beni ha dicho que los que se oponen a
la construcción de la carretera se oponen al “desarrollo” del Beni; el
presidente declara enemigos del Beni a los que se oponen a la carretera. Ambas
declaraciones corresponden a desgastados discursos del chantaje chauvinista. Ambos hablan de “desarrollo”, que
conciben como buenos comerciantes, como expansión del mercado y del consumo; la
apertura de carreteras para el transporte de mercancías; además de considerar
que las carreteras “integran” al país, especialmente ésta, la que atraviesa el
bosque del TIPNIS. Esta concepción del “desarrollo”,
mas bien, reducida al antiguo mercantilismo,
escuela rebasada por la economía política,
es la que prepondera en los discursos,
en el escenario montado para la
promulgación de la ley, que levanta la intangibilidad
del TIPNIS; la que prepondera en los “argumentos” – si podemos hablar de
argumentos cuando se trata de consignas mal aprendidas – de la masa elocuente
de llkunk’us.
Lo que se oculta, fuera de que si hacemos caso a esta antigua concepción
mercantilista del “desarrollo”, que ya
es una consecución lamentable, es que se entregan concesiones a empresas
trasnacionales extractivistas de la energía fósil; que se abren las compuertas
a las empresas madereras, contribuyendo a la ley que sacó el “gobierno
progresista” favoreciendo a las empresas madereras; aunque lo hacía a nombre de
la defensa de los bosques. Contradicciones ya acostumbradas en los discursos
del presidente y en las acciones del “gobierno progresista”. Se abre el TIPNIS
a la vorágine de la ampliación de la
frontera agrícola, principalmente de la coca
excedentaria. Lo que se oculta es que este gobierno es un instrumento de la
dominancia mundial de la burguesía de la
energía fósil[4];
en consecuencia, cumple con las tareas de mantener, preservar, la explotación
de la energía fósil, acompañada de la
explotación minera y otras prácticas depredadoras, aunque sean agrícolas.
El discurso del “desarrollo” ya es harto conocido en Bolivia, en América
Latina y en el mundo. Es el discurso
impuesto por la hiper-potencia
emergente de la segunda guerra mundial, como estilo de hegemonía. Este mismo discurso
que se usa para, disque, interpelar al “imperialismo”; usando un estilo discursivo y de proyecto hegemónico elaborado por este imperialismo. Las incongruencias saltan a la vista y al oído. Empero, esto es lo que
menos les sobresalta a los voceros
del “desarrollismo” en la etapa tardía del capitalismo y la modernidad, la
etapa de la decadencia, de la que
forman parte. Lo que menos les interesa es la coherencia lógica, la consecuencia
política, menos la lucha efectiva contra el imperialismo
real. Lo que les interesa es el teatro
político, la simulación y la proliferación de las apariencias. Disfrazados de “revolucionarios” han destruido la
reciente revolución que hizo el
pueblo boliviano. Son el mejor instrumento
de la dominación mundial del sistema-mundo capitalista, pues
destruyen más eficazmente que los neoliberales, liberales y conservadores, las capacidades de lucha del pueblo; debido
a que se presentan como “revolucionarios”, y accionan como demoledores y
sepultureros de la revolución.
Despiertan todos los prejuicios ateridos en las subjetividades populares, el mito
patriarcal, el mito del mesías,
el mito de la obediencia sin crítica,
la fe; desatan los machismos ateridos, los conservadurismo recalcitrantes; además
de servir de instrumento eficaz a la continuidad de la dependencia, por la vía del modelo
colonial extractivista.
Lo que llama la atención es que haya gente que crea que éstos sean revolucionarios, sobre todo, los intelectuales apologistas[5]. Se entiende que
la masa elocuente de llunk’us lo crea; no tienen otra idea y otra imagen de lo
que es ser “revolucionario”. Consideran, por analogías, pues antes siguieron a
otros caudillos, no necesariamente populistas, que se trata del líder, nada más. Se entiende que la otra
masa, menor, de oportunistas, siga el
juego, pues de lo que se trata es de
la oportunidad para situarse en el poder y preservarlo; aunque no entiendan
ni la Constitución, ni el mismo discurso de su jefe. Se entiende que los dirigentes cooptados, que ya no
representan a su base, ni responden a la democracia sindical, prefieran resumir
la figura de “revolucionario” a lo
que son; dirigentes campesinos, obreros, gremiales o barriales; por lo menos,
en los rasgos populares se parecen al jefe.
Eso sería lo “revolucionario”.
Lo que no se entiende que aliados y parte del gobierno, militantes de
los partidos comunistas, consideren a esta gente como “revolucionarios”. Se
puede hasta entender que se diga que se trata de alianzas transitorias con
parte de la “burguesía nacional”, la más nativa, o con sectores populares;
empero, confundir estas figuraciones
barrocas como revolucionarios,
habla también del oportunismo descarnado
de estos militantes comunistas.
No se entiende todo esto, estos comportamientos enrevesados, desde la
perspectiva de la consecuencia política,
que sería una buena perspectiva, empero, limitada. Sin embargo, se entienden
estos comportamientos políticos e ideológicos si los vemos desde la perspectiva mundial del fenómeno de la simulación del sistema-mundo cultural[6].
Desde la perspectiva de la
simulación, como lo hemos dichos varias veces, no interesa lo que ocurre
sino que se crea que ocurre lo que dice el discurso
de la dominación. En la era de la simulación no interesa la revolución en tanto revolución, es decir, como transformación
estructural e institucional; lo que interesa es el mito de la revolución, la
simbología revolucionaria, las imágenes en juego; pues de lo que se
trata es del gran espectáculo “revolucionario”.
Asistir y desplegar el gran teatro
político. Las “revoluciones”, en la era de la simulación, ya no se dan, primero como tragedia y después como comedia,
como decía Karl Marx, sino se dan como espectáculo.
Estos “revolucionarios” de pacotilla[7], son “revolucionarios”
en la narrativa oficial; son “revolucionarios”
porque están ungidos por ese símbolo
estatalmente. Son “revolucionarios” porque así aparecen en la narrativa estatal difundida en la
propaganda y publicidad; que por cierto, no tiene calidad literaria. Lo que
importa es esto; no si son o no son realmente.
Este no es el dilema, en la era de la
simulación; en esta era el dilema es aparecer o no aparecer en los medios de comunicación.
Ciertamente, no todo puede ser teatro
político; el teatro político
tiene que sostenerse en alguna materialidad
no teatral, en una arquitectura e
infraestructura. Esta es la malla
institucional del Estado-nación ocupado por los gobernantes, la forma de gubernamentalidad clientelar.
Aunque le den otros nombres, como el de “Estado-plurinacional”, sigue siendo el
mismo Estado y la misma estructura liberal, colonial, republicana. Otra realidad
no teatral es lo que hace el “gobierno progresista”, lo que hace efectivamente; desnacionaliza lo
nacionalizado, opta por compra de acciones que llama “nacionalizaciones”; no
hace la reforma agraria, mantiene los latifundios; favorece a los grandes
monopolios y a la explotación depredadora de los transgénicos, entre ellos la
soya; garantiza el control sobre
nuestros recursos naturales por parte
las grandes empresas trasnacionales extractivistas; ataca a las naciones y
pueblos indígenas y territorios. Esto, efectivamente, es no solo continuar con
el modelo extractivista colonial del
capitalismo dependiente, sino llevarlo más lejos, más rápido y de manera
más eficaz que los anteriores gobiernos. Con lo que resulta que el “gobierno
progresista” es el mejor dispositivo
al servicio de la dominación mundial,
al servicio del imperio.
El conflicto del TIPNIS resume o condensa los conflictos con el “gobierno
progresista”; hablamos de los conflictos sociales, también los conflictos
políticos, sobre todo, en lo que respecta a la proyección de la Constitución.
Desde un principio, el conflicto del TIPNIS delata los compromisos del gobierno
con ni siquiera una geopolítica del
Estado Brasilero, que sería mucho decir, sino con la geopolítica de la economía
política del chantaje de empresarios que optaron por la ganancia especulativa, descartando la ganancia lograda por la competencia. Los gobiernos de Evo
Morales Ayma y de Luiz Inácio
"Lula" da Silva se encontraban, desde un principio, enredados en la
maraña de la economía política del
chantaje de estas empresas. En otras palabras, en el logro de
super-ganancias por medios especulativos y tramposos. Formaron parte, desde un
principio, de un proyecto de burbujas
especulativas. Que les dieron su parte, que en lenguaje comunicacional y
jurídico llaman coima, es indudable;
empero, este no es el asunto primordial. Siendo presidentes, no solo forman
parte de redes de corrosión institucional
y de corrupción, sino de este capitalismo especulativo y extractivista.
Lo que hay que destacar es esto; la transformación de las estructuras y formas de relación
preponderantes en el sistema-mundo
capitalista. En el ciclo de clausura de la estructura de larga duración del capitalismo vigente, cuando domina
el capitalismo financiero y especulativo,
la estructura del sistema-mundo predominante es
precisamente la de la realización
especulativa de la ganancia. Es decir, la que corresponde a las dinámicas financieras. Entonces,
partiendo de esta perspectiva, el
tema no es el que ambos presidentes reciban coima
de empresas trasnacionales o, en el caso de Lula, nacionales, sino que al
formar parte de esta red del capitalismo
especulativo, ya forman parte de la burguesía
rentista, la que se conforma, en los diagramas
de poder de la economía política del
chantaje.
El “gobierno progresista” boliviano no podía
eludir su compromiso con el bloque
mundial burgués; lo que pudo hacer, es diferir su decisión y medida por
construir la carretera. Esta es la tarea de la burguesía rentista y del Estado-nación subalterno, que tiene que
garantizar la transferencia de recursos naturales de la periferia al centro del sistema-mundo
capitalista. Desde esta perspectiva,
el interpelarlo, al “gobierno progresista”, por incoherente o incongruente, ya
no resulta adecuado, pues ¿inconsecuente con qué?, ¿incongruente con qué?
El problema de la crítica – no hablemos del “análisis político”, pues éste cree en
los discursos – es que todavía se
apega a las representaciones y auto-representaciones, atiende todavía a
la ideología autocomplaciente. La crítica para ser deconstructiva tiene que abandonar no solo parcialmente sino
plenamente el mundo de las
representaciones; concentrarse más en el mundo efectivo, en sus acontecimientos.
Sobre todo, en las transformaciones
estructurales del mundo efectivo. Entonces, se podrá ver el mapa actualizado de los juegos de poder, la configuración
concreta, en la coyuntura, de los diagramas
de fuerza y las cartografías
políticas, los entramados de la burguesía mundial, de la que forman parte
los gobernantes enriquecidos.
Ante semejante decadencia, la responsabilidad
de los pueblos es ciertamente defender la
vida; de manera concreta, defender los territorios, los pueblos, los
ecosistemas atacados, por la civilización
moderna, en su etapa decadente,
por el sistema-mundo capitalista, en
su etapa especulativa, defender los
derechos de los pueblos, los derechos sociales, los derechos de la naturaleza,
conquistados.
[1] Ver Gobierno
de las trasnacionales extractivistas y de la burguesía de la coca excedentaria
http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/gobierno-de-las-trasnacionales-extractivistas-y-de-la-burguesia-de-la-coca-excedentaria/.
http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/gobierno-de-las-trasnacionales-extractivistas-y-de-la-burguesia-de-la-coca-excedentaria/.
[2]
Leer Evo declara enemigos de Beni a los que se oponen a
la carretera. El Deber. Santa Cruz. http://www.eldeber.com.bo/bolivia/Evo-declara-enemigos-de-Beni-a-los-que-se-oponen-a-la-carretera-20170813-0009.html.
[3] Ver La guerra de la madre tierra I. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/la_guerra_de_la_madre_tierra_i.
[4] Ver La hiper-burguesía de la
energía fósil. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/2017/07/19/la-hiper-burguesia-de-la-energia-fosil/.
[5] Ver La intelectualidad apologista. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/2017/06/02/la-intelectualidad-apologista/.
[6] Ver El mundo como
espectáculo. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/el_mundo_como_espect__culo.
[7] Ver “Revolucionarios” de pacotilla. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/2017/05/08/revolucionarios-de-pacotilla/.
Comentarios
Publicar un comentario