Entramados de los conservadurismos sociales
Entramados de los
conservadurismos sociales
Raúl Prada Alcoreza
Entramados de los conservadurismos sociales
La episteme moderna ha descuidado muchos entramados sociales, donde las concomitancias
son, mas bien, efectivas y recurrentes, a pesar de manifestar algunos
contrastes e incluso contradicciones. La llamada “izquierda” está más cerca de
los conservadurismos recalcitrantes,
compartiendo estos prejuicios con la
“derecha”, que dice enfrentar. Aunque lo haga en el terreno ideológico e incluso político,
en lo que respecta a las herencias
culturales y maneras de pensar,
más bien, comparten prácticas y paradigmas ateridos. Pero, esto no solo
le pasa a la “izquierda”, sea moderada o se pretenda “radical”, sino incluso
les pasa a las “vanguardias”, que no necesariamente se reclaman políticamente sino como gesto alterativo; las mismas que
sorprendentemente comparten con los habitus
tradicionales ciertas actitudes, que
más bien, los aproximan. Por ejemplo, en lo que respecta a la demanda de reconocimiento y a la búsqueda de prestigio.
Es conocido el juego de prestigios en los cocteles; han
sido tratados anecdóticamente en la literatura.
Se trata de signos sociales, como
destacaba Marcel Proust en su novela En
busca del tiempo perdido. El prestigio,
en las sociedades modernas, sobre todo, de la modernidad tardía, no solo tiene que ver con las antiguas
pretensiones de nobleza, sino,
después, con las ostentaciones de riqueza;
así como de fama, se buena fama o
mala fama. Cuando llega a ser prestigio
el “radicalismo”, por su imagen transgresora, incluso con halos de bohemia, también entra en juego esta forma de prestigio. Ser de “izquierda”, después de la revolución francesa,
forma parte de la gama de figuras del
prestigio; entonces se concurre por el prestigio
ya no solo en cocteles, como antes, sino en distintos escenarios sociales. Académicos, de círculos culturales o de
confraternidades intelectuales; también se compite en los amplios escenarios de los medios de
comunicación.
Obviamente, no se
trata solo de una forma de figuras concurrentes de prestigio, como la que hemos señalado, haciendo hincapié en su paradójica situación; sino de una gama diversa de figuras de prestigio. La figura
de intelectual es también otra de las
figuras de prestigio. El halo del intelectual es la de sabio,
mejor si es incomprendido en su tiempo. Pero, precisamente, es mejor aparecer
como incomprendido, aunque diga cosas muy comprensibles y sabidas; pues aquí
radica el juego de prestigio. Un
cierto aire romántico y hasta aventurero. Ciertamente, no es tan simple este juego de prestigio, el del intelectual; debido que aquí aparecen
distintos perfiles en concurrencia;
el intelectual rebelde es disputado
por el intelectual racional, de la
edad de la razón. El intelectual radical
es disputado por el intelectual realista,
que tiene, por así decirlo, los pies sobre la tierra. El intelectual de “izquierda” es disputado por el intelectual libre, abierto a la crítica,
incluso crítica de la “izquierda”. Sin embargo, la figura de intelectual, en todos sus perfiles, es indudablemente una
de las figuras de los juegos de prestigio.
Hay no solo todo un
despliegue de escenarios para estas
concurrencias y concursos de prestigio;
foros, conferencias, congresos, reuniones, sino también vienen acompañados por instituciones o puestas en escena institucionales, así como difusión mediática. Con todo esto, se considera que se logra
definir la jerarquía de los prestigios. Hasta ahí, las tramas de las narrativas sociales, vinculadas a los signos sociales, que no dejan de ser juegos de poder. El problema es que algunos activismos se dejan llevar también por estas concurrencias; los intelectuales
críticos y activistas, los dirigentes
connotados, cuidan su puesto ganado con mucho celo. Como si se tratara del prestigio y no de la acción colectiva.
En el mostrarse como protagonistas,
vanguardias, voceros o simplemente defensores notorios de las causas, está la
manifestación de la concurrencia por el prestigio; no es pues un
comportamiento distinto a lo que hacen otros
en otros escenarios, esta vez,
afincados en la institucionalidad
tradicional. Lo que se juega es el valor
del prestigio o lo que decía Pierre
Bourdieu, el capital del prestigio o capital cultural.
Las sociedades tienen
que ser comprendidas a partir de
estos entramados sociales. No solo nos ayudan a entender a las sociedades desde otros ángulos y enfoques,
descubriendo otras caras de su voluminosidad
dinámica, sino también a comprender
y entender la complejidad dinámica y paradójica de las sociedades. Salir de los
mitos, de las epopeyas, incluso de la novela, que encumbra al antihéroe; todas estas herencias de la sociedades de clase, e ingresar a los desafíos del mundo efectivo en constate devenir.
Ahora bien, estas paradójicas situaciones no solo se dan
en la concurrencia de prestigios,
sino, como hicimos notar en ensayos anteriores, en los juegos de poder, en los juegos
de intereses, en los juegos
geopolíticos, en los juegos
económicos[1]. En la
contemporaneidad del sistema-mundo
capitalista, se ha aposentado el dominio de una hiper-burguesía de la energía fósil, acompañada por burguesías nacionales, que le siguen el juego de la acumulación de capital por
la vía del extractivismo
hidrocarburífero y minero. Apoyada por la burguesía
mundial del sistema financiero internacional. Además, arrastrando consigo
nuevas figuras de la burguesía en la etapa decadente del sistema-mundo capitalista; la burguesía
rentista y las burguesías del lado
oscuro del poder. En las paradójicas
situaciones se dan las concurrencias por la apropiación del excedente producido mundialmente. Las burguesías rentistas quieren incrementar
su cuota de participación; la hiper-burguesía
de la energía fósil tolera estas pretensiones, mientras no se salgan de
ciertos márgenes permitidos. La burguesía
mundial financiera apoya la apropiación del excedente por parte de la hiper-burguesía, mientras ella, la burguesía financiera logra obtener super-ganancias del funcionamiento del capitalismo
especulativo. Las burguesías del lado oscuro del poder no se hacen
problema con la apropiación del excedente
de las otras burguesías, mientras se le
deje traficar y ganar en el lado oculto del mercado y de la economía. El conflicto se da cuando el lado oscuro invade expansivamente el lado luminoso del poder, cuando subsume y subordina a las mallas
institucionales a las lógicas del
lado oscuro del poder, cuando la economía política se convierte en una economía política de chantaje. Esto no
es que amenaza al oren mundial instituido,
pues el orden mundial funciona en complementariedad entre el lado oscuro y el lado luminoso de poder,
el lado oscuro y el lado luminoso de la economía. Lo que ocurre es que se ponen en cuestión las cuotas de participación aceptables de la apropiación del excedente producido
mundialmente.
Estas situaciones paradójicas no son
observadas, es decir, visualizadas, por el “análisis político”, el “análisis
económico”, la denuncia moralista institucional, por los medios de
comunicación, ni por la “izquierda”, moderada o “radical”. Todos acostumbrados
a pensar a la manera de los esquematismos
dualistas de la episteme moderna. Los
intelectuales de “izquierda” no
quieren reconocer las concomitancias
y complicidades entre la hiper-burguesía de la energía fósil y las burguesías rentistas nacionales, por lo tanto, entre el
“imperialismo” y los “gobiernos progresistas”. Los intelectuales instituidos ya sea por la academia, por los medios de
comunicación o por escenarios
constituidos, que tienen la pose de
criticar las incongruencias de los “gobiernos progresistas”, no quieren tocar
los temas candentes, como los relacionados al modelo extractivista colonial del capitalismo dependiente. No
quieren reconocer los juegos de poder,
los juegos de intereses, que se juegan en la carretera que quiere atravesar
el bosque del TIPNIS. Esta bien el ambientalismo, pero, de ahí a aceptar la
incumbencia del sistema-mundo capitalista,
de su geopolítica diferenciadora de centros y periferias, es
demasiado. Esta intelectualidad es
cómplice con su actitud condescendiente del avasallamiento a los territorios indígenas y a los
ecosistemas, cómplice con las violaciones a los derechos de los pueblos y de
los seres orgánicos, aunque no lo quiera.
En la misma actitud, se
encuentran los medios de comunicación; que tocan el tema como noticia o como
mención a la protesta, empero,
ocultan o no se inquietan por averiguar lo que ocurre.
No incluimos en esta
lista a los “progresistas”, sean intelectuales
o no, pues ellos están en otra lista. Ellos, de manera manifiesta, se han
declarado partidarios del “desarrollo”, del “crecimiento económico”, del extractivismo como un mal necesario.
Ellos consideran a los ecosistemas como “jardines”, como lo aseveró sin rubor,
el ideólogo del “socialismo
comunitario”, una versión del “socialismo del siglo XXI”.
El tema, en este
ensayo, es otro. El bloque de defensa ambiental, mucho mas, de defensa ecológica, de defensa de los territorios y pueblos
indígenas, es una amalgama de posiciones que no pueden articularse ni
integrarse. Todavía los paradigmas ateridos pesan en las representaciones y en las prácticas; todavía los juegos de poder y de prestigio son preponderantes. Salvo en lo que acontece en el activismo ecologista y el activismo libertario, los demás asumen
la defensa de la vida como un código moral o como una actitud filantrópica, pero, están lejos
de comprender que la defensa de la vida
es integral, es la responsabilidad innegable de las
sociedades y los pueblos ante la vida,
de la que forman parte.
Entramado inter-burgués
Habría que hacerse
una pregunta sobre la conformación de las burguesías
en la contemporaneidad de la modernidad
tardía y del sistema-mundo
capitalista bajo la dominancia de capitalismo
financiero y especulativo,
concretamente bajo la dominancia de la hiper-burguesía
de la energía fósil, recurriendo al concepto
configurativo de Antonio Gramsci de bloque
histórico. La pregunta sería: ¿Cómo se conforma el bloque burgués de dominación mundial? Esta es la pregunta que vamos
a tratar de responder.
Las burguesías nacionales de todos los
países participan en el mercado mundial, si se quiere en la economía-mundo capitalista; así como
forman parte, con todas sus empresas, mallas institucionales, dispositivos,
agenciamientos, máquinas de poder, maquinas económicas, máquinas de guerra,
máquinas comunicacionales, del
sistema-mundo capitalista. Sistema abigarrado, conformado por economías
nacionales, mercado mundial, flujos de capital, corporaciones y monopolios,
Estado-nación, lenguas y culturas; complejidad
barroca de este conglomerado, que garantiza la acumulación originaria y ampliada de capital. Entonces, una
primera aproximación al intento de una primera respuesta, se encuentra en estos
escenarios conectados, vinculados,
por vasos comunicantes, también por flujos de mercancías y capital, así como
por acuerdos, convenios y alianzas internacionales.
El bloque historio de la burguesía mundial tiene que partir de
este substrato de encuentros. Substrato material, institucional,
económico, cultural y estatal. Estas conexiones y bisagras no se dan,
obviamente, como si fueran encuentros amorosos, sino que hay pues concurrencias
y oposiciones, sobre todo, cuando se trata de pugna de intereses. Aunque el
interés compartido sea el preservar el sistema-mundo
y la economía-mundo, donde se realizan sus ganancias, ciertamente, también les interesa, particularmente, a
cada una de ellas o fragmentos u estratos de ellas, de las burguesías
diferenciadas, llevarse una buena parte del excedente
producido mundialmente. O, si se quiere, en el caso de las burguesías intermediarias, mantener ciertas cuotas de participación
más o menos respetables. Si se trata de la lumpenburguesía,
se buscará perder lo menos posible.
Es en este campo de concurrencias donde el bloque mundial burgués se conforma.
Puede persistir la concurrencia, como
efectivamente ocurre; empero, la concurrencia
es para definir la estructura jerárquica
del bloque, su composición y sus
distribuciones. La concurrencia puede
llegar al extremo de la competencia
salvaje, saltando las formas de competencias
de “caballeros”, sin embargo, es muy difícil que se repitan situaciones como
las dadas en la primer y segunda guerra mundial. Bueno, quien sabe, la irracionalidad de las burguesías en competencia puede volver a llevar a extremos su compulsión por la ganancia y su instinto de muerte.
Sin embargo, lo que
importa, ahora, es atender la conformación del bloque burgués mundial, no tanto los extremos de su competencia salvaje. En esta perspectiva, entonces, además del mapa
de escenarios, espacios, recorridos, circuitos, flujos, producciones,
especulaciones, dispositivos y máquinas, un segundo nivel de la conformación
del bloque, parece encontrarse en los
acuerdos logrados. Los acuerdos logrados son como los pactos, sean provisionales, de mediano o
largo alcance. Se trata, si se quiere, de las reglas efectivas que rigen los comportamientos y las conductas de
las burguesías nacionales.
Teniendo en cuenta
este panorama y los dos niveles
mencionados en la conformación del bloque
burgués mundial, además de tener como referencia
la historia de las burguesías
nacionales, regionales y mundiales, sabemos que ninguna burguesía está fijada y tiene garantizada su permanencia; por lo
menos, en el ciclo largo, aunque lo esté en los ciclos medios y cortos. La competencia constante remueve a los
estratos y capas de la burguesía. Así también, nacen nuevas burguesías; no solamente, como se conoce, en los ámbitos de
la industria, donde la incorporación tecnológica y científica puede promover nuevas burguesías o las mismas
renovadas. Sino en otros ámbitos, los comerciales, los financieros, incluso los
circuitos y tráficos del lado oscuro de
la economía y del lado oscuro del
poder. En esta lista también entran las nuevas
burguesías que se forman por el monopolio
y el manejo del poder; burguesías que hemos llamado rentistas.
En consecuencia, no
solamente la conformación del bloque
burgués mundial se da en los mapas
efectivos de los escenarios y dispositivos, que hemos mencionado; no
solamente en la textura de los
acuerdos y convenios, en las alianzas; sino se da en los tejidos que se tienden entre los estratos variados y diferenciados de las burguesías. A este tercer
nivel de conformación del bloque burgués
mundial lo denominaremos entramado
barroco de las clases dominantes,
vale decir, en sentido amplio, de las burguesías variadas y diferenciales.
Este tercer nivel de
conformación del bloque burgués mundial
o este entramado barroco de las clases dominantes no es claramente
visible. Incluso, debido a su opacidad,
puede dar lugar a interpretaciones
equivocadas; como que, en vez de texturas
o hilados, entre los estratos sociales mencionados, se dan como contradicciones, enfrentamientos,
oposiciones y hasta antagonismos. Esta interpretación
es recurrente en el “análisis económico”, en el “análisis político”, tanto de
“izquierda” como de “derecha”, así como, de una manera chabacana, en los medios
de comunicación. De una manera ceremonial,
aunque reiterativa, en la academia.
Así como la competencia, incluso la competencia salvaje, inter-burguesa, no
es óbice para que se conformen alianzas, pactos, acuerdos, convenios, es decir,
el bloque burgués mundial; tampoco es
óbice para que se conformen entramados,
texturas y tejidos entre estratos
sociales dominantes, a pesar de
sus pugnas o sus celos.
No es sorprendente,
entonces, encontrarse con hilados, entramados, tejidos complicados y perversos, entre la hiper-burguesía mundial de la
energía fósil con las burguesías
rentistas nacionales, sobre todo, las más celosas y devotas,
discursivamente, por la soberanía
nacional. Este es el entramado
que explica la concomitancia entre la
hiper-burguesía de la energía fósil,
la burguesía financiera y especulativa,
la burguesía del lado oscuro del poder
y la burguesía rentista de los
“gobiernos progresistas”. Ambas burguesías
se desesperan por mantener, preservar y prolongar el uso de la energía fósil, expansivamente
contaminante, irreversiblemente depredadora, y, sobre todo, destructiva. Ambas burguesías gesticulan, pues ya no
discursean ni usan la retórica, para
propagar e imponer el “desarrollo” a ultranza.
En el reiterado y
renovado, por la compulsión gubernamental, del conflicto del TIPNIS, se tiene
como cómplices, por un lado a la hiper-burguesía
de la energía fósil, a la burguesía
financiera y especulativa mundial, a la burguesía
del lado oscuro de la economía y del poder, por otro lado, a la burguesía rentista, que funge de
gobernante, y que destila un discurso
chabacano “antiimperialista” e incluso pretendidamente “anticolonial”. Estas burguesías, diversas y diferenciadas,
están de acuerdo en la construcción de la carretera que atraviesa el bosque del
TIPNIS, otorgar concesiones a las empresas trasnacionales extractivistas
petroleras, ampliar la frontera agrícola para la agroindustria y para el
cultivo excedentario de coca, así como para la industrialización de la coca,
aunque se lo haga por los circuitos y espacios del lado oscuro de la economía; del mismo modo, ampliar la frontera
maderera, que deforesta los bosques. Esta es la fraternidad económico-política dominante que enfrentan las naciones
y pueblos indígenas, las comunidades indígenas del TIPNIS, el entramado comunitario encarnado en las
mujeres amazónicas, chimanes, moxeñas y yuracares, así como la parte de la
reserva ética y moral del pueblo boliviano.
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