Sistema-mundo y economías regionales

Sistema-mundo y economías regionales

Raúl Prada Alcoreza










¿Qué es una economía? ¿Un espacio de movimientos dinerarios, de circuitos de intercambio, de disposiciones y dispositivos de producción; así como también, de niveles de consumo; apoyando todo esto con transportes y medios de comunicación? Más o menos esta descripción es un acuerdo entre las corrientes económicas o de estudio de la economía. Para decirlo de ese modo, no apropiado, pero acostumbrado, sobre esta descripción compartida, las corrientes generan sus explicaciones del acontecer económico. Las teorías económicas vienen a ser como el develamiento de las lógicas económicas. Aquí es donde se contraponen las corrientes, asumiendo distintos enfoques, sobre todo, diferentes explicaciones. Si preguntamos a las teorías sobre lo qué es la economía, incluso, más fácil, lo qué es una economía, haciendo hincapié en la singularidad de la economía concreta,  nos van a responder, cada una de ellas, de diferente manera.  Nos quedaríamos más confundidos que antes de preguntar, si es que lo estábamos. ¿Es preferible quedarse con la descripción compartida?

No vamos a responder a la última pregunta, porque creemos que la teoría es importante en la construcción de interpretaciones – teniendo en cuenta que eso son las teorías, instrumentos interpretativos, como linternas para alumbrar en la oscuridad; cuando no sirven se las desecha o se las deja en el museo de ideas -. Sin embargo, cuando estamos ante distintas teorías concurrentes, el problema es inexcusable. La variedad de teorías económicas nos muestra el campo de la teoría económica disperso, distribuido en distintas certezas, convertidas en conceptos; después, en narraciones explicativas. ¿Por qué se da tanta dispersión, en contraste con lo que ocurre con las teorías físicas?  ¿Es la lucha de clases, como asevera una de las teorías críticas de la economía política? ¿O es la debilidad de sus investigaciones; es más, debilidad de las premisas de las que parten? Preguntas imprescindibles, precisamente para dar respuesta a la pregunta que ha quedado colgando.

Sin embargo, ahora nos traen a la reflexión fenómenos singulares como las economías transfronterizas. Economías singulares que adquieren su peculiaridad precisamente por encontrarse en las fronteras; zonas de delimitación; pero, también de bisagras; así también de zurcidos[1]. La economía atraviesa las fronteras, las cruza con sus movimientos, circuitos, intercambios, transporte; con las mercancías en movimiento. Al atravesarlas genera dispositivos administrativos, jurídicos y estatales, de control de estos movimientos. Pero, también, en las fronteras se generan otros movimientos, que escapan al control; que buscan evadirlos, para mejorar sus costos y obtener más beneficio. Es aquí donde aparecen las formas de una economía singular, que, precisamente, se conforma, al escapar de los controles.

Los estados se encargan de tipificar a estos movimientos económicos singulares sin control, que escapan al control o buscan hacerlo, como “delitos”. Se entiende esta conducta estatal porque estos movimientos singulares, sin control, afectan a la economía, diremos formal; pero, ¿afectan a la economía como tal, sea formal o informal, para seguir con los términos administrativos? Esta es la cuestión. Ciertamente, por ejemplo, el contrabando, afecta a la producción del país donde llega el contrabando; afectando a la contabilidad institucional de la economía nacional. ¿Pero, afecta a las dinámicas económicas de los países involucrados? Por esto es pertinente la pregunta: ¿Qué es una economía?

Si se dan estas economías singulares, que comienzan con movimientos particulares, de atravesamiento de fronteras, escapando a los controles, parece que es porque no se puede detener las dinámicas económicas, que son ejecutadas, promovidas, monitoreadas, por personas y por grupos o asociaciones concretas.  La diferencia, por lo menos, una de sus diferencias, entre estas economías singulares sin control y las economías formales, es que aquéllas adicionan un costo peculiar a su actividad económica, que es el riesgo de ser encarcelados y perder toda o parte de su inversión. No se distinguen de la economía formal en la estrategia de la ganancia, pues ambas persiguen esta obsesión compulsiva del capitalismo.

Ahora bien, parece que ocurre como en el mercado, según algunas de las teorías económicas de las que hablamos; la concurrencia y la competencia. Cuando se conforman y se consolidan asociaciones estables, encargadas de estos movimientos de las economías singulares sin control, entran en competencia; pues, tal parece que no hay un monopolio; aunque pretenden, cada asociación, convertirse en monopolio, excluyendo a la competencia. Es cuando estas asociaciones emplean estrategias al alcance y tácticas a la mano, para vencer a la competencia; como ocurre en la economía formal. Incluso recurren al uso de las armas.

Situándonos no solo en el contexto, en el campo de las economías singulares sin control, sino en una forma singular de economía de este tipo, la que se da en la frontera entre Bolivia y Chile,  podemos aprovechar la oportunidad para darle un poco de carne al esqueleto de interpretación que hemos dibujado.

Chile es un país de inmensa costa, está ligado, casi de manera inmediata al mercado internacional, a través de sus puertos. Tiene la oportunidad de que las asociaciones mencionadas, además, claro está, de las organizaciones empresariales, tengan la posibilidad de contar con stocks importantes de mercancías almacenada, para su traslado. Lo que ocurre con la economía formal es bastante conocido, además de estar legislado y reglamentado, entre ambos países. Lo que está en la bruma es lo que ocurre con la economía singular no controlada estatalmente. Estos stocks de almacenamiento son utilizados tanto por la economía formal como por la economía informal, usando estos términos administrativos, que no compartimos, de formal e informal, pero que son empleados y abordados comúnmente.

Para no alargar la exposición de las mecánicas y dinámicas de estas formas de economías singulares, sin control, cuyo detalle sería aleccionador, no solo para las ciencias sociales, sino, sobre todo si se da en narrativa literaria, a lo que apuntamos es a lo siguiente: dada la economía-mundo, en pleno funcionamiento, economía que se realiza en la medida que se logra la venta y la compra de las mercancías; si no hay compra o venta de mercancías, la plusvalía no se realiza; ya lo decía Marx. La economía-mundo, por así decirlo, va buscar lograr esta realización por todos los medios a su alcance. Pregunta: ¿No es forzar controlar la espontaneidad del mercado por parte de los estados?  ¿No se enfrentan a una guerra perdida, aunque ganen algunas batallas?

Otras preguntas: ¿Sabemos que para los estados son “delincuentes” los involucrados en estos movimientos económicos singulares, que escapan al control estatal; empero, es sostenible esta calificación en una economía capitalista? Estas son parte de las contradicciones del sistema-mundo capitalista, que es como un abigarrado sistema, que articula, estados, economías singulares, culturas, lenguas, sociedades, recursos, en los procesos de acumulación de capital.  En cambio, la economía-mundo, que forma parte del sistema-mundo, funciona de ambas manera, con las formas de la economía formal y las formas de la economía informal.

Lo que el gobierno chileno y el gobierno boliviano; por lo tanto, en contexto, el Estado chileno y el Estado boliviano, no han comprendido, tampoco entendido, qué son estos decursos y formas de las economías singulares sin control, que, de todas maneras, forman parte de la economía-mundo. Además, forman parte de sus propias economías nacionales. Lo saben, de alguna manera, pero, no lo dicen; prefieren, hurgar el avispero, para llevar el agua a su molino, en el conflicto entablado, actualizado, marítimo. Ya nos hemos referido al conflicto permanente, no resuelto, por cierto, y a la guerra del pacifico, que es otro referente, no su origen, en Geopolítica regional y El presente aterido al pasado[2]. Ahora no vamos a tocar esta problemática pendiente, aunque no deja de estar presente, en el conflicto fronterizo reciente entre el Estado de Bolivia y el Estado de Chile. Lo que importa es comprender cómo funcionan estas economías singulares transfronterizas.

¿Si son poblaciones bolivianas y chilenas las que están involucradas en estas economías singulares, no es, mas bien, apropiado, modificar los dispositivos legales e institucionales, buscando el beneficio económico para ambos estados? No es exacerbado y represivo calificar de “delincuentes” a un grupo capturado, de entre muchísimos, involucrados; también, no es hacer lo mismo, declarándolos “mártires” y “héroes”. ¿Por qué tienen que ser estigmatizadas o sobrevaloradas personas que fueron atrapadas en circunstancias que siguen confusas? ¿Por qué tienen que ser culpables compatriotas de ambos países al incursionar en estas formas de economía singular sin control, formas que se encuentran insertas en la economía-mundo?  ¿Por qué descargar la furia del Estado en personas humildes, que al final de cuentas, hacen, lo que hacen otros, ganarse el pan? Ciertamente no hay que olvidar a las asociaciones, que parecen que son grandes, ni a sus directores o conductores, mejor dicho, propietarios asociados, que si son ricos y se enriquecen; donde hasta ambos aparatos burocráticos, de ambos países, parecen involucrados; por lo menos, en zonas fronterizas y en partes de sus mallas institucionales?

El problema es que tenemos víctimas, por así decirlo, en su condición de “delincuentes” o de “héroes”, pero ninguna solución al problema. Esta es una muestra patente de la ineficacia de los estados. Falencia que no suple el discurso chauvinista, ni la ideología nacionalista. Parte del problema o como parte de su composición radica en que los pueblos, de ambos países, siguen subsumidos en el chantaje estatal y nacionalista. Pueblos, que aunque no tengan plena consciencia de lo que son, de lo que configuran como utopía, forman parte de la Patria Grande; no solo como ideal, sino como horizonte posible, horizonte viable y de proyección histórico-política-social-cultural del continente. Horizonte necesario, en los contextos de la crisis civilizatoria de la modernidad y de la crisis ecológica.

Es difícil esperar que ambos estados adquieran una sensibilidad, percepción, comprensión y entendimiento, de los problemas y desafíos en los espesores del presente[3]; empero, los pueblos tienen la responsabilidad[4] de retomar las tareas que no pueden resolver los estados, en este sentido, los gobiernos.

No se trata de castigar a los compatriotas involucrados en estas economías singulares sin control transfronterizas, sino de asumir situaciones específicas de la realidad efectiva, que desafían y exigen la comprensión de sus complejidades. Tampoco se trata de hacer apologías, como cierta literatura, de estas formaciones transgresoras de los controles estatales; sino de resolver problemas, desde la perspectiva de su comprensión, entendimiento y conocimiento.

Para hacerlo más fácil, de lo que se trata, aunque suene trillado, es que nuestro compatriotas no la pasen mal. Si recurren a estas estrategias, que los estados denominan “ilícitas”, es porque, en parte, requieren hacerlas, sobre todo, los que se encargan de las tareas duras. Para seguir con lo fácil, el discurso fácil, esta es una realidad evidente; entonces se requiere atender a sus necesidades y no castigarlos.

Parece que lo ocurrido en la zona fronteriza, es una oportunidad para que los pueblos reflexionen, sobre todo, respecto a un largo conflicto, que puede resolverse, solo que no se resuelve por ateridas ideologías nacionalistas, peor aún, chauvinistas. ¿Qué es lo que inhibe a los pueblos actuar? ¿Por qué dejan que funcionarios ineptos decidan sobre cuestiones, no solo resolubles, sino que son indispensables resolverlas, para atender juntos los problemas cruciales de la crisis de la modernidad y de la crisis ecológica? ¿Están cristalizadas en los huesos de los cuerpos de los pueblos las inscripciones del poder, de tal manera que, que no los dejan ser, no dejan que liberen su potencia social?

Hemos expuesto nuestro enfoque sobre estas pretendidas autonomizaciones de los campos sociales, dadas en la modernidad; entre ellos, el campo económico[5]. Ahora, en este escrito, hemos utilizado el nombre y concepto, descritico y explicativo, del campo económico, para reflexionar sobre un conflicto fronterizo, que muestra la complejidad del entramado de las sociedades, divididas en países, por disposiciones estatales.  Pues ayuda a enfocar adecuadamente la compulsión de los comportamientos sociales involucrados. Lo ocurrido, el conflicto fronterizo peculiar, alumbra sobre la problemática pendiente entre ambos países. No tienen embajadas, sino consulados, después de la ruptura de relaciones. Sin embargo, tienen economías compenetradas, tanto en las formas formales como en las formas informales; además de tener involucradas a poblaciones de ambos países, en esas economías. ¿Por qué insistir con un tema, que corresponde a un problema no resuelto, por más tratado firmado, cuando la frontera más se parece a bisagras, a zurcidos de tejidos territoriales y sociales, que a delimitaciones inexpugnables?








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