Filemón Escobar y François Houtart

CIPCANotas
Boletín Virtual No 662, Año 16. mes de 2017
RED de comunicación del personal de CIPCA-Bolivia

Filemón Escobar y François Houtart

Xavier Albó (*)

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Con apenas un día de diferencia (el 6 y 7 de junio) fallecieron Filemón Escobar (Filipo) y François Houtart. Del primero, muerto en Cochabamba, ya han salido muchos artículos locales, yo aquí solo añadiré algo muy personal. Del segundo no ha salido localmente casi nada y me explayaré más para darlo a conocer.
Filemón Escobar (6 de junio de 2017): no le gustaba viajar en avión. Siendo senador, muchos de los viajes que realizaba los hacía por tierra, con una movilidad de la Cámara Alta. En uno de sus primeros viajes se le escapó decir, como un simple sueño, sin nada planificado, que él llegaría a presidente antes que “ese yuqalla Evo”. Sea cuál fuese el contenido y el contexto de aquella frase, ésta llegó a oídos de Evo que, ni corto ni perezoso, marginó a quien entonces era uno de sus más cercanos colaboradores. La ocasión la dio una sesión del Senado sobre una legislación estadounidense, que les daba impunidad a sus soldados que se encontraban en misión en un país extranjero. Ya se sabía que Evo era contrario a esa consigna, por tanto, se aprovechó un momento en que los legisladores masistas estaban fuera de la sala para aprobar rápidamente lo contrario a lo que se había acordado con antelación. Según Evo, ese impasse fue orquestado por Filipo.
La última vez que estuve en su casa fue durante la noche de San Juan de 2016, invitado a una sobria q’uwachada-verbena. Yo me senté junto a Filipo, los dos estábamos cojitos y con una dieta especial. Aprovechamos la ocasión, como siempre, para discutir mil temas. Siempre he admirado cómo Filipo conocía y manejaba su valiosa biblioteca. Estaba también su hijo César, quien fue el que compró el lote y construyó la casa donde vivía Filipo; por supuesto, bastante antes de que Manfred Reyes Villa construyera la suya a pocos pasos de la de César y de su padre. Los zigzags de la vida...
François Houtart (7 junio de 2017): lo conocí personalmente en México en la parte trasera de una furgoneta atiborrada con participantes en Dios sabe qué congreso, allá por los años 80. Yo ya sabía que era el padre de la sociología religiosa, tanto en América Latina como en el ámbito mundial, una disciplina híbrida de religión y sociología, más ramas anexas, hoy plenamente establecida.
Houtart nació en Bruselas (Bélgica) en 1925 y en 1948 se ordenó sacerdote en Malinas. Curso una maestría y luego un doctorado en la cercana universidad católica de Lovaina en Sociología. Su tesis versó sobre el budismo en Sri Lanka. Siguió involucrado con esa universidad como docente; fundó el Centro Tricontinental (Cetri), así como la revista Social Compass, que combina teología y la praxis social y dedica cada dos años un número a los congresos de la International Association of Sociology of Religion.
Durante el Concilio Vaticano II (1962-1965), Houtart participó activamente como experto. Sus ideas están por ejemplo en la Introducción de la Gaudium et Spes. Desarrolló un estilo muy abierto en el diálogo interreligioso en el ámbito mundial. Estuvo desde su fundación en la revista Concilium de la universidad de Nigmegen (Holanda), entonces católica. Es por todo ello que François Houtart fue uno de los primeros europeos de la teología de la liberación, antes y después que Gustavo Gutiérrez consagrara ese nombre.
En las últimas décadas estuvo involucrado en proyectos y nuevas propuestas con las Naciones Unidas. En 2009, la Unesco les concedió a él y al filántropo pakistaní Abdul Sattar Edhi el Premio Madanjeet Singh, de Fomento de la tolerancia y la no violencia por su “promoción del diálogo entre el Tercer y el Primer Mundo”. Gran parte de su trabajo reconocido por este premio estuvo orientado a desarrollar su utopía de los bienes comunes, que a su entender no deberían entrar sin más en el juego del libre mercado. En los últimos años se había instalado en Quito, como su segunda patria y con una cátedra que lleva su nombre dentro del Instituto Nacional de Estudios Internacionales (IENI).

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(*) Xavier Albó es antropólogo, lingüista y jesuita.

Artículo publicado el domingo 18 de junio de 2017 en La Razón.

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