El sesgado comportamiento del gobierno de Santos
El sesgado comportamiento del gobierno de
Santos
Las
autoridades colombianas anunciaron que capturaron a cuatro hombres y cuatro
mujeres, en el cuadro de las investigaciones por el atentado en el Centro
Comercial Andino de Bogotá; atentado en el que murieron tres mujeres. Los
capturados son cuatro hombres y
cuatro mujeres, que pertenecerían al autodenominado Movimiento Revolucionario
del Pueblo (MRP). Según la autoridad competente:
En la tarde de hoy (sábado) los investigadores realizaron
diez allanamientos en Bogotá y El Espinal, (departamento del) Tolima, que
culminaron con la captura de ocho personas.
Agregó
que:
Las evidencias en poder de los investigadores señalan que
los cuatro hombres y las cuatro mujeres pertenecerían al autodenominado
Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), grupo que ha reivindicado varios de
los atentados.
Sin embargo, de acuerdo a la BBC Mundo, en un panfleto de presunta autoría del MRP, que circuló en redes
sociales, el grupo se desligó del atentado del Centro Comercial Andino. BBC
Mundo no pudo confirmar de forma independiente su autenticidad, aunque tiene
elementos similares con otros panfletos que han distribuido en el pasado[1].
El fiscal general de la nación, Néstor Humberto Martínez,
dijo que su oficina tiene elementos y evidencias materiales probatorias que le permiten "inferir razonablemente
autoría que comprometería a este movimiento". Dijo que al ser llevados ante un juez de control de
garantías con la formulación de delitos de “terrorismo” y porte de explosivos, el magistrado determinó que no
podía considerarse el delito de “terrorismo” porque la bomba no había sido colocada
ni había explotado. Pregunta: ¿No era que el gobierno manejaba tres hipótesis sobre la autoría del atentado? Una que suponía que podría estar involucrado
el ELN, otra que sugería la posibilidad del MRP, y la tercera el Clan del Golfo. ¿Por qué solo se trabaja con dos
hipótesis o con una, la que supone que podría haber sido el MRP, y no con la
tercera hipótesis, que supone, mas bien, una asociación mafiosa, además,
vinculada a la “derecha” más recalcitrante? La BBC Mundo anota:
Originalmente, el gobierno había
señalado que tenía tres hipótesis respecto a la autoría del ataque en el
Andino, aunque se abstuvo de dar más detalles. También había anunciado una
recompensa de 100 millones de pesos colombianos (unos US$33.000) por
información que ayudara a capturar a los responsables.
Otra
pregunta: ¿El gobierno colombiano tiene honestamente una vocación por la paz o el estancamiento de la guerra
y la premura por abrirse a los mercados, de manera más ostensible, de dar
apertura a concesiones mineras a empresas trasnacionales, además de otras
concesiones, quizás hidrocarburíferas y hasta de agro-industria, incluyendo la
posibilidad de expandir la producción de transgénicos, lo ha obligado a promover el Acuerdo de Paz? Pregunta indispensable, no solo ante la
expectativa de la realización del
Acuerdo de Paz, sino, en relación a los últimos eventos, vinculados al atentado
al Centro Comercial Andino de Bogotá.
Las
organizaciones armadas de izquierda
no se inclinan a actos de violencia impactante contra la población civil; el perfil de sus acciones se dirige contra
el ejército, la policía, instituciones con las que se enfrentan. Se puede
incluir a las instituciones representativas y operativas del Estado. Sin
embargo, la relación con la población civil es otra. El perfil del atentado se parece más al accionar de asociaciones mafiosas o vinculadas al paramilitarismo; brazos armados de
potentados, hacendados, de la “derecha” recalcitrante. Además vinculados y promocionados para accionar
en el narcotráfico, para financiar sus actividades, por los propios servicios
de inteligencia de Estados Unidos de Norte América; con la connivencia de parte
de la burguesía colombiana, la más recalcitrante conservadora; incluso con la
contemplación del propio ejército. ¿Por
qué no se investiga por este lado?
Los paramilitares han expulsado de sus
tierras a comunidades campesinas, a montones de familias campesinas,
apropiándose de sus tierras o por compra o por coacción, incluso con pistola en
mano. ¿Qué ha hecho el gobierno colombiano al respecto? ¿Ha defendido los
derechos de estas poblaciones campesinas, expulsadas por el paramilitarismo de sus tierras? ¿O hay
compromisos con esta gente, heredados de los gobiernos anteriores?
El senador Álvaro Uribe tiene el tupe de decir que: “El
ataque en Bogotá demuestra que el terrorismo retoma su fuerza en Colombia”[2].
Persona acusada de estar vinculada con Carteles, además de conexiones con los paramilitares;
por lo tanto, responsable de gran
parte de la violencia descomunal desatada en Colombia. ¿El gobierno de Juan
Manuel Santos se va inclinar, un poco más, a las presiones de esta “derecha”
recalcitrante y matona; prefiriendo perseguir a las organizaciones armadas de izquierda, sin contar además ni con indicios de que alguna de estas
organizaciones estuvo involucrada en el atentado?
A
estas alturas, por así decirlo, de la experiencia
social en la modernidad, parece
que ni las “izquierdas” ni las “derechas” aprenden las lecciones de la historia política. Hemos hecho
observaciones, en este sentido, a la gama amplia y variada de la “izquierda”;
sobre todo, haciendo mención a dos perfiles, que se presentan contrastantes; la
de la “izquierda” radical y la de la “izquierda” reformista. Ahora no
pretendemos hacer lo mismo respecto a la gama, no menos variada, de la
“derecha”. Nuestra interlocución es diferente, en ambos casos; la crítica de la
“izquierda” esquemática y dualista, es, si se quiere, al campo de las vanguardias en lucha por la justicia,
donde unas se sienten más vanguardias
que otras. En cambio, la crítica, quizás, mas bien, interpelación, a la “derecha”,
se refiere al campo de las formas de representación y organización de los dispositivos políticos e ideológicos de las estructuras de dominación tradicionales.
Como se puede ver, la comunicación es
distinta, en ambos casos. Lo que llama, en todo caso, la atención, es que
ninguno de los campos políticos e
ideológicos parece aprender las lecciones
dramáticas de la historia.
La
“derecha” recalcitrante empuja a proseguir la guerra; pues consideran que la pueden ganar, y que cuentan con el
control de los aparatos del Estado, sobre todo, los de emergencia, el ejército y la policía; añadiendo los ejércitos
privados, las organizaciones paramilitares. Esta “derecha” parece que
no habitara suelos colombianos, pues no ha gravado nada de la experiencia política en su memoria reducida. No entiende que no
puede imponerse en un país de historia de
lucha armada larga, contra un pueblo
que lleva la lucha de clases a la lucha de las armas, a la guerra contra la violencia optada por una oligarquía terrateniente; heredera
colonial, que cree que eso es lo que hay que hacer, imponerse a látigo[3]. Una y otra vez, de los substratos dinámicos y magmáticos
del pueblo han surgido formas y
organizaciones de autodefensa,
convirtiéndose después en ejércitos cuasi regulares, disputando el dominio del
territorio de la geografía política del país.
La
“derecha” más moderada, diríamos liberal,
que se mueve en un intervalo tenso,
entre la versión recalcitrante y el centro, para decirlo de ese modo,
equidistante, buscando adquirir el perfil “democrático”, que, en gran parte de
la historia política ha estado más
cerca del referente recalcitrante que del centro, aunque, ahora, presenta una
actitud de vocación de paz, se encuentra, ahora, ante la responsabilidad de apoyar el Acuerdo de
Paz o, en contraste, ante la irresponsabilidad
de no respetarlo. Aprovechando la ocasión para emprender la astucia de acabar con las organizaciones armadas de izquierda o lo que se convierta en organizaciones políticas, en la
concurrencia “democrática”. Si fuera esto, esta “derecha” tampoco habría aprendido
las lecciones de la historia política.
Cuántas veces ha intentado el conjunto de la burguesía, de la “derecha”
recalcitrante y de la “derecha” moderada, una vez firmados los acuerdos de paz,
acabar con los ex-guerrilleros, asesinándolos. Sin embargo, después de haberlo
hecho, la sorpresa de esta “derecha”, en sus dos versiones, es encontrarse, de
nuevo, con nuevas insurgencias armadas.
Lo
que la burguesía, en su conjunto, parce no haber aprendido, que no se enfrenta
solo a organizaciones armadas de izquierda, que emergen del substrato magmático y dinámico del pueblo, sino precisamente, se enfrenta al pueblo colombiano, que lleva la lucha de clases a la intensidad de lucha armada. Tampoco entiende que esta guerra no la puede ganar la “derecha”, tampoco el Estado, como instrumento de la dictadura
de la burguesía, pues se enfrenta al pueblo; al substrato mismo de la sociedad;
tanto en su versión de sociedad
institucionalizada como en su versión de sociedad alterativa. Si quieren la guerra, va a ser, en términos de estimación, considerando el pasado
bélico, una guerra de nunca acabar. Guerra
en la cual, en todo caso, las posibilidades
de ganar, aunque sea a largo plazo, es para el pueblo; pues es, casi la totalidad del país.
Las
veleidades del coronel John
Marulanda, experto en
seguridad, encargado de
la investigación sobre el atentado al Centro Comercial Andino, son llamativas; ante preguntas de
comunicadores y periodistas, sus conjeturas sobre las tres hipótesis manejadas
por el gobierno son asombrosas, por el sesgo explícito. Dice que no cree que
haya sido alguna organización de “derecha”, sino, mas bien, parece provenir de
organizaciones armadas, que llama “terroristas”, de izquierda. Con estas elucubraciones queda clara la intención del
gobierno, por lo menos, de parte del mismo. Se trata de atacar a la otra parte
de la izquierda armada, ahora que se
ha llegado a un Acuerdo de Paz con la organización
armada de izquierda más grande e importante, las FARC.
En contraste a esta declaración intencionada, aparecen coincidencias
trágicas, que no parecen ser tan azarosas. En El Colombiano aparece una nota llamativa, que menciona la muerte de
la francesa, que se encontraba en el Centro Comercial Andino. El propio Marulanda
comenta este incidente. La nota dice:
La presencia de la francesa
Para Marulanda
es muy particular la presencia de la francesa de 23 años que murió en los
hechos, Julie Huynh, que trabajaba en
una ONG vinculada con reinsertados, fue parte del Comité de recepción del
presidente François Hollande cuando
estuvo visitando uno de los campamentos de las Farc y estaba recién llegada de
Cuba.
“La foto que
hay de la herida de ella demuestra que el explosivo actuó muy cerca de ella, no
pegado a ella, por la ruptura que le hizo de la cadera. No sabemos si está
implicada en el incidente o si simplemente fue una persona que estaba ahí”,
concluyó Marulanda[4].
Si es
así, si se trata de un ardid, impulsado
por la guerra aterida en los huesos
de la burguesía, es lamentable que el reciente premio nobel de la paz, repita
el fraude del anterior premio nobel de la paz, que corresponde a otro
presidente, ahora expresidente, el de Estados Unidos de Norte América, Barack Obama.
Si fuese así, es lamentable que estos premios nobel de la paz no estén a la
altura de la connotación del simbolismo
del galardón entregado. En vez de convertirse en hitos de conductas y comportamientos novedosos, que además tienen que ver con el sentido de nobel, terminan convirtiendo el galardón
en un simulacro, que repite y
legitima la violencia permanente de
las dominantes estructuras de poder.
¿Por
qué desaprovechan la oportunidad de
convertirse en hitos? En el caso
colombiano, cuando, además se ha logrado un Acuerdo de Paz, difícil, ahora referente; incluso, se podría decir, paradigma, de nuevas formas de resolver
conflictos permanentes, de larga data. ¿No creen en el simbolismo otorgado? ¿Creen que es solamente un reconocimiento a la
dedicación reciente, coyuntural y provisional? Otra vez, si fuese así, lo único
que hacen es desvalorizar ese simbolismo y galardón obtenido. Solo
tomado en serio por los medios de comunicación, por la opinión pública, atrapada en los climas mediáticos; en los cocteles
diplomáticos y en las ceremonialidad del
poder del orden mundial.
El
problema es que el costo de estos desaciertos los paga el pueblo colombiano.
Sin embargo, también los paga la “derecha”, que no ha aprendido las lecciones
de la historia política y de la historia de la larga guerra, de más
de cien años de soledad. En el hipotético caso, que parece difícil, muy
difícil darse, de que, aprovechando la ocasión, acaben con las organizaciones armadas de izquierda, volverán a surgir
expresiones, asociaciones, composiciones, organizaciones armadas, del substrato magmático y dinámico del
pueblo.
[1] Ver Colombia:
anuncian ocho capturas en el marco de la investigación por el atentado al centro
comercial Andino de Bogotá. http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-40395864.
[2] Ver Álvaro Uribe: «El
ataque en Bogotá demuestra que el terrorismo retoma su fuerza en Colombia». http://www.abc.es/internacional/abci-alvaro-uribe-ataque-bogota-demuestra-terrorismo-retoma-fuerza-colombia-201706250216_noticia.html.
[4] Ver El atentado en Bogotá, ¿con un mensaje cifrado? http://www.elcolombiano.com/colombia/paz-y-derechos-humanos/el-atentado-en-bogota-con-un-mensaje-cifrado-LB6751782.
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