La amenaza absoluta del poder

La amenaza absoluta del poder
Raúl Prada Alcoreza






¿Qué sistema-mundo se ha conformado? Sabemos que hablamos del sistema-mundo capitalista; empero, ¿qué fase o qué etapa de este sistema-mundo experimentamos? Cuando en el ciclo largo del capitalismo vigente experimentamos la clausura de la hegemonía norteamericana; cuando se repite la regularidad de la dominancia del capitalismo financiero, regularidad que se ha observado en el crepúsculo de cada ciclo largo del capitalismo, descrito e historiado; cuando aparecen otros bloques capitalistas, disputando la hegemonía y la dominación mundial, anunciando también la clausura del capitalismo vigente; sin poder descifrar otras señales. ¿Este fin de ciclo largo dónde desenlaza? ¿Otro ciclo largo del capitalismo, bajo otra hegemonía, o definitivamente fin de todos los ciclos largos del capitalismo? No estamos en condiciones de responder con certeza estas preguntas; sin embargo, podemos concentrarnos en interpretar otras señales, las políticas, las formas que adquieren las estructuras de poder.

Partamos de la hipótesis interpretativa que ya lanzamos antes, en otros ensayos, la de que el lado oscuro del poder[1] no solamente atravesó las mallas institucionales del Estado, sino que ya son preponderantes sus circuitos y sus redes, sus formas paralelas del poder no institucionales, respecto a las estructuras institucionales del poder. Se puede decir que el lado oscuro del poder ya es determinante en la conducción del Estado. Bueno, esto no solo ocurre con el Estado-nación, sino con el orden mundial, el imperio o el nombre más adecuado que se le pueda dar. En plena dominancia del capitalismo financiero, en relación a otras formas del capitalismo, como, por ejemplo, el industrial, el perfil del sistema-mundo capitalista ya es de un capitalismo especulativo. Es en este contexto que los comportamientos sociales adquieren no solo otras tonalidades, sino adquieren otras cualidades; sobre todo, en lo que respecta a las clases dominantes, dominantes económicamente y políticamente.

Lo que hemos llamado hiper-burguesía de la energía fósil[2] es la clase o super-clase que domina el mundo, ejerce su dominio a través del orden mundial. Es la que detiene y obstaculiza el paso al uso de tecnologías limpias, para lo que están dadas las condiciones de posibilidad científicas y técnicas. Es la que prefiere la llegada del apocalipsis, difiriéndola como pueda y con lo que pueda, pero, no renunciar al  goce de sus super-ganancias, debidas al extractivismo demoledor y a la especulación esquilmadora de los pueblos.

En este contexto mundial, se dan las alianzas burguesas en todo el orbe. También se dan las transformaciones de las burguesías nacionales. La dominancia del capitalismo financiero incide en las modificaciones de los perfiles de las burguesías nacionales; son las burguesías mejor relacionadas con el capitalismo financiero las que adquieren preponderancia en las estratificaciones inter-burguesas. Éstas son las que se forman con la explotación de los recursos naturales. El sistema-mundo capitalista es también sistema-mundo extractivista. Hay pues una alianza inmediata entre las burguesías nacionales, vinculadas al extractivismo, con la hiper-burguesía de la energía fósil, también con el estrato burgués financiero.

Ahora bien, esta burguesía nacional extractivista es rentista, debido a las características de la renta minera e hidrocarburífera. Esta burguesía puede tener un perfil privado, como es la característica histórica de la burguesía, sin embargo, puede también adquirir un perfil público, debido al papel mediador de los funcionarios del Estado. Esto es lo que pasa precisamente en los países que han recurrido a las nacionalizaciones para recuperar la soberanía sobre los recursos naturales. Se ha dado lugar una burguesía rentista pública, conformada por los altos dignatarios de Estado y los altos funcionarios públicos.

El capitalismo especulativo se caracteriza por la inclinación compulsiva a obtener super-ganancias en ritmos de tasa de retorno rápidas. Es decir, opta por apropiarse del excedente de manera especulativa. En estas condiciones, el sistema-mundo capitalista cobija estratos inter-burgueses del lado oscuro de la economía; hablamos de aquéllas burguesías que se conforman en los circuitos de los tráficos. Se sabe que los grandes negocios mundiales son precisamente los tráficos; el tráfico de armas, el tráfico de drogas y la trata de cuerpos. El sistema financiero internacional se ha convertido en el principal blanqueador del dinero catalogado como “ilícito”.

El entramado burgués  mundial abarca a la hiper-burguesía de la energía fósil, a la burguesía financiera mundial, a las burguesías nacionales, entre ellas destacando la burguesía rentista; además de estas burguesías del lado luminoso de la economía se encuentran en el entramado inter-burgués las burguesías del lado oscuro de la economía, los carteles. Este es el cuadro del entramado burgués donde los comportamientos económicos y políticos sufren sus mutaciones[3].
El control mundial y el control nacional, de parte de las clases dominantes, se dan por medios y procedimientos que han dejado de ser democráticos, hablando solo de la democracia formal. Son medios vinculados a lo que hemos denominado la máquina del chantaje[4]. Los instrumentos de control mundial se han vuelto coercitivos, una constante amenaza pende sobre las cabezas de los ciudadanos y ciudadanas del mundo. Las amenazas más notorias son, en primer lugar, la del “terrorismo”, contra el que se ha declarado la guerra total[5]. La otra amenaza notoria es la de la deuda infinita[6], que pesa sobre los cuerpos de todos los pueblos del mundo. Se puede decir que pasamos a un diagrama de poder de la amenaza a escala mundial y en la escala nacional.











Diagrama de poder de la amenaza

1.   El diagrama de poder de la amenaza se basa en la invención del enemigo absoluto, el “terrorista”.

2.   El diagrama de poder de la amenaza se basa en la re-invención de la deuda, que se convirtió en deuda infinita.


3.   La deuda es la premisa, mejor dicho, la condición de posibilidad de la dominación. La deuda como instrumento de dominación nace con el despotismo; sobre todo, con el despotismo imperial. Se reinstaura con el desarrollo del capitalismo y adquiere desmesura demoledora en pleno capitalismo tardío, cuando el sistema-mundo ingresa a su fase de dominancia financiera.

4.   El enemigo absoluto, al que se le declara la guerra total, es la escusa de un estado de guerra permanente, entonces, es la escusa para suspender derechos civiles y políticos en un Estado de excepción mundial.


5.   En los Estado-nación se repite el mismo procedimiento, solo que el “terrorista” adquiere varios rostros; puede ser el indígena que defiende sus territorios y los derechos colectivos; pueden ser los movilizados, que demandan e interpelan al gobierno; puede ser el proletariado nómada, que no está sindicalizado y no tiene derechos del trabajo reconocidos; pueden ser los pueblos que se resisten a la explotación extractivista, que contamina y depreda sus tierras. Se ha llegado incluso a tildar a cualquier ciudadano o ciudadana como potencial “delincuente”. Se comenzó con los jóvenes, que ya eran sospechosos de inclinaciones “delincuenciales”; ahora se suma y sigue, son los profesionales y los que ejercen oficios sospechosos de caer en actos “delincuenciales” o por “negligencia” o por descuido o por alguna otra razón. Es decir, el objeto y materia de poder es el ciudadano y la ciudadana por el simple hecho de serlo.

6.   Los instrumentos de este diagrama de poder de la amenaza son variados; entre los que destacan los instrumentos jurídicos. Al criminalizar la protesta, la movilización, la libre expresión se judicializan los actos de interpelación y denuncia.


7.   Las tecnologías del poder de la amenaza tienen que ver, en gran medida, con los mecanismos de culpabilización. El objetivo es convertir a cualquier ciudadano y ciudadana en culpable. ¿Cómo se hace esto? La propaganda y la publicidad remarcan ostensiblemente las propensiones a la “maldad” de la gente. Las crónicas rojas no están exentas de formar parte de estos procedimientos de la culpabilización. La mejor máquina para el despliegue y funcionamiento de estas tecnologías del poder son los medios de comunicación.

8.   Otros dispositivos de estas tecnologías del poder de la amenaza son los relativos a la proliferación de terapias de todo tipo, que consideran al paciente como enfermo o, por lo menos, afectado. Entonces, se trata de una culpabilidad latente y de una culpabilización mediada por teorías y disciplinas del sujeto.


9.   Así mismo, las tecnologías de la amenaza reproducen los estigmas de la racialización y de la pobreza. Ya no se trata exactamente de lo que definimos como economía política colonial, donde se da lugar a la valorización del hombre blanco y la desvalorización del hombre de color, como ha acontecido a lo largo de los siglos de la conformación, desenvolvimiento y consolidación del sistema-mundo capitalista, que es un sistema-mundo colonial, sino de una racialización sutil y velada. Los programas multiculturales incorporan a los y las discriminadas al sistema-mundo cultural, donde son reconocidos como “iguales”, donde sus culturas propias, sus lenguas e imaginarios propios, forman parte del collage multicultural. Sin embargo, la “igualdad” multicultural y la incorporación de las culturas singulares al sistema-mundo cultural forman parte de la banalización generalizada del sistema-mundo cultural de la banalidad[7]. Si bien, en este caso, no hay culpabilización, se da, sin embargo, un vaciamiento de contenidos en escalas escalofriantes. El hombre o mujer de color no son culpables, como ocurría en las formas de la colonialidad conocidas; pero, es una figura sin contenido ni espesor en el collage cultural; es decir, una figura intercambiable como equivalente general cultural.

10.       Los programas asistenciales conforman también la gama de tecnologías de poder del diagrama de la amenaza. El pobre es asistido, incluso promovido a la movilidad social, al asenso, al oficio y a la profesión; también a incursionar como empresario, accediendo al crédito. Estos programas tienen una característica implícita: se trata de programas que no solamente atacan a la pobreza, sino que se promueven como “alternativas” al ocio, a las inclinaciones vandálicas, a las tendencias “delictivas”. En este caso, se vuelve al procedimiento de la culpabilización; pero, de una menara solapada.
11.       Las tecnologías del diagrama del poder de la amenaza también incursionan en la materia y objeto de poder que es la mujer. Toda publicidad insinuante de acceso a la posesión masculina de la mujer, sobre todo, de la mujer bella, convierte a la mujer, no exactamente, en este caso, en culpable, sino en la mercancía absoluta.

12.       En conexión con estos procedimientos comunicacionales de oferta ilusoria de la posesión de la mujer, se ha conformado una economía política perversa, que comienza en el rapto, atraviesa el mercadeo de mujeres, sobre todo, jovencitas y hasta niñas. Después del rapto concurre la incorporación  de las raptadas a los circuitos de la prostitución, más aún, a los secretos circuitos de los placeres  perversos, que transforman a las mujeres raptadas en muñecas para satisfacción delirante de los potentados.


13.       Esto también ocurre con los hombres, sobre todo, niños. Entonces las tecnologías del poder de la amenaza han cruzado las divisiones de género. La feminización generalizada arrastra a los hombres. No solo en cuanto a la economía política de género, que valoriza al hombre y desvaloriza a la mujer; cuando descalifica a hombres lo hace feminizándolos; es decir, convirtiéndolos en cuerpos vulnerables. Sino porque el mercado de oferta del goce es transversal al esquematismo dualista de género.

14.       Otra de las técnicas del poder de este diagrama de la amenaza es la disección y el descuartizamiento del cuerpo humano, en lo que respecta al mercadeo y tráfico de órganos. Es cuando se hace terriblemente patente eso de que la vida no vale nada. En este caso, tampoco hay exactamente culpables, ni puede haberlo, pues ha desaparecido el sujeto de la culpabilidad. Ya no hay cuerpo ni en vida ni muerto. Lo que se mantiene “vivo” es el órgano mercancía.


15.       Así como en el diagrama de poder correspondiente al panoptismo, cuya matriz es el diagrama de la cárcel, se produce el delincuente, se lo enuncia en el discurso jurídico penal, se lo encierra en la arquitectura de la cárcel, así también en el diagrama de poder de la amenaza se produce el o la culpable. Pero, ya no es el culpable de la religión, el del pecado original, el de la consciencia culpable, sino se trata de los plurales y múltiples culpables sociales; son culpables por ser asociados, por ser parte de la sociedad, que asombrosamente ya son vinculados al mal absoluto, en la concepción de este diagrama de poder de la amenaza. La sociedad es en sí una amenaza para el poder.

16.       ¿Cuáles son los escenarios de visibilidad, los espacios, los cuadros, tal como los nombraba Michel Foucault, en este caso, del diagrama de poder de la amenaza? Si la cárcel, el cuartel, la escuela, son los ejemplos que toma Foucault para ilustrar sobre el diagrama de poder de la disciplina, podemos señalar algunos ejemplos de los espacios arquitectónicos del diagrama de poder de la amenaza. Comencemos con las ciudades; ya no son las plazas de armas del diagrama de poder colonial, ya no son los espacios de realización y despliegue del mercado, donde circulan las mercancías, las poblaciones, los flujos de toda clase. Tampoco son las ciudades industriales donde se concentran los talleres, las fábricas, las usinas, donde también habita el proletariado en las cercanías; es decir, centros del modo de producción capitalista. Tampoco son las ciudades solamente metrópolis, los nichos de las ecologías sociales[8]. Se trata de ciudades sitiadas por cuarteles y ocupadas por la policía. Vigiladas constantemente por servicios de inteligencia; capturadas en imágenes registradas por cámaras distribuidas en la urbe. Las ciudades se han convertido en campos de batallas; por eso mismo, en mapas de frentes, que contiene la policía. Pero, la vigilancia permanente no solamente ocurre en las ciudades, también en las carreteras y en los asentamientos poblacionales dispersos. En realidad, el planeta mismo está vigilado por satélites. Entonces, el panoptismo, que describe Foucault, ha quedó lejos, rebasado; estamos ante un registro visual y audio constante, efectuado por redes de vigilancia extensivas, detallistas y minuciosas, que pueden hacerlo en distintas escalas, alejando o acercando el zoom.  

17.       La modernidad convirtió al planeta, lo redujo, a mapamundis. Hoy, en la modernidad tardía, el planeta se convierte, se reduce, en polifacéticos registros. Estos innumerables registros, en distintas escalas, en diferentes planos, con distintos grados de alcance, de nitidez y detalle, definen las magnitudes, los datos, los indicadores, en los términos cuantitativos; así como definen los paisajes, en sentido geográfico, en términos del tejido cualitativo. Lo hacen no solo en distintas escalas, sino también presentando diferentes temporalidades. Toda esta acumulación de registros son indudablemente indispensables y útiles para las sociedades, el problema es que son usados para ampliar la frontera agrícola, para ampliar las fronteras extractivistas, dando lugar a la destrucción del planeta, extendiendo la huella ecológica de contaminaciones y depredaciones. Se usan estos meticulosos registros para identificar reservas de recursos, materias primas para la vorágine del sistema-mundo-capitalista-extractivista. Lo hemos dicho más de una vez, no se trata de renunciar a la ciencia y a la tecnología; al contrario, se trata de liberar a la ciencia y tecnología, a sus potencialidades, de las ataduras y constreñimientos que les impone el modo de producción capitalista.

18.       La amenaza se presenta de manera espantosa en el mapa de distribución de los arsenales de armas de destrucción masiva, sobre todo, nucleares y otras desarrolladas a partir de la destrucción de la estructura nuclear atómica. Entonces, la muerte absoluta, la desaparición de la vida orgánica en el planeta, aparece como amenaza concreta, presente y actual.


19.       Como se puede ver en estos ejemplos ilustrativos, estamos ante un diagrama de poder con pretensiones absolutas, de absoluto dominio.

20.       La conformación del diagrama de poder de la amenaza acontece en todo el mundo, en cada país, en todas las sociedades y pueblos. Su realización y desenvolvimiento se da de manera diferencial, concretizándose singularmente, de acuerdo a los contextos y particularidades. Todos los Estado-nación se han convertido en dispositivos y engranajes de la monstruoso heurística maquínica de poder del diagrama de la amenaza. Por eso, sus políticas, sobre todo, sociales y económicas. Se parecen, a pesar de las diferencias discursivas e ideológicas.


21.       En tanto diagrama de poder, el de la amenaza, mantiene el dualismo inscrito en su genealogía, el relativo al esquematismo dualista del amigo y enemigo. El enemigo efectivo, implícito, no necesariamente enunciado, enmascarado con otros denominativos, como, por ejemplo, el del “terrorismo”, son las sociedades y los pueblos.
22.       El diagrama de poder de la amenaza pretende, en el fondo, autonomizarse de la sociedad. Para esto requiere convertirla en materia absolutamente maleable y absolutamente sumisa al poder.





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