La hiper-burguesía de la energía fósil
La hiper-burguesía de
la energía fósil[1]
Raúl Prada Alcoreza
La hiper-burguesía de la energía fósil
¿Qué significa y qué
implica que se haya conformado una burguesía
que extrae, explota, industrializa, comercializa y especula con la energía fósil? La teoría marxista basa su explicación del capitalismo en la apropiación del excedente, vale decir,
en la apropiación de la plusvalía;
que supone tiempo socialmente necesario
no pagado a la fuerza de trabajo. Sin embargo, ya Karl Marx se vio en dificultades
al explicar la renta; no solamente de
la tierra, sino la renta relativa a
la explotación de los recursos naturales,
principalmente las que se convierten en materias
primas para la industria. En este caso, ¿de qué se apropia la burguesía, que
controla las reservas de recursos
naturales, los yacimientos de estos recursos; que los explota, pagando una renta; que incorpora esta materia prima a las cadenas productivas y de industrialización,
a escala mundial? La respuesta ortodoxa marxista está lejos de satisfacer una
respuesta; la apropiación de la burguesía petrolera no se explica solo por la plusvalía, derivada, de la suma de tiempos socialmente necesario no pagados a la fuerza de trabajo. Si bien es cierto, que esta perspectiva
restringida, relativa a la teoría de la acumulación de capital ha sido
corregida por Horkheimer y Adorno, cuando plantean que el capitalismo no solo se explica por la explotación de la fuerza de
trabajo, sino también por la explotación
de la naturaleza, falta todavía
explicar de qué se apropia la burguesía edificada sobre la extracción y explotación de la energía
fósil.
La tesis de la teoría de la dependencia consistía en
que la geopolítica del sistema-mundo,
basándose en la diferenciación de centros dominantes y periferias dominadas, se apropia del excedente producido mundialmente, aprovechando la disposición dominante de los centros,
en detrimento de la situación
subalterna de las periferias. La
teoría mencionada explicaba la acumulación
originaria y ampliada, la concentración de capital, en los centros, a través de la dialéctica del desarrollo; es decir, desarrollo que crea el subdesarrollo en las periferias; subdesarrollo que crea desarrollo
en los centros.
Las tesis de la teoría de la dependencia ya no eran
explicaciones meramente cuantitativas,
basadas en una diferencia cualitativa,
la de la propiedad de los medios de producción, sino que introducían la paradoja del desarrollo como dinámica
histórica-económica-política-social generadora de las desigualdades,
sociales, nacionales, regionales, mundiales. Lo que el marxismo clásico, por decirlo de ese modo, llama acumulación, los marxistas de la teoría de la
dependencia señalaban como dominación
geopolítica.
Se puede decir, como
lo hemos dicho antes, que la teoría de la
dependencia no solo produce desplazamientos
epistemológicos, sino rupturas epistemológicas. Es diferente concebir la acumulación de capital como apropiación
de plusvalía que pensarla como despliegue
de la dominación geopolítica. En
consecuencia, la teoría de la dependencia
no solamente construye el concepto de
sistema-mundo, corrigiendo y yendo
más lejos de los alcances del concepto
de modo de producción capitalista -
algo que lo dijimos en Acontecimiento
político -, sino que se sale de la representación
cuantitativa de la acumulación de capital para pensar, mas
bien, el despliegue de la dominación
geopolítica mundial.
Desde esta perspectiva, se puede decir que de lo
que se apropia la burguesía mundial
es de reservas de recursos naturales, de estos recursos extraídos, haciéndoles ingresar
en las cadenas de producción y en los
procesos de industrialización. Lo que
se llama sistema-mundo capitalista se
apropia de estas sedimentaciones
geológicas, sacándolas a la superficie, donde ingresan a los procesos de transformación material, que corresponden a la producción industrial. La cuantificación económica, aquello que
viene a ser el referente del concepto de acumulación,
no es más que contabilidad abstracta,
por medio de procedimientos aritméticos. Hablar de acumulación, entonces, no es decir mucho, ni explicar mucho; solo
es una suma de las cantidades integradas al proceso de valorización dineraria. El concepto de acumulación
es como la sombra que se proyecta
cuando se dan los efectivos procesos de apropiación, que son materiales,
en pleno sentido de la palabra. El marxismo ha dado muchas vueltas tratando de
encontrar en el concepto de acumulación la luz que ilumine los secretos del capitalismo. Se ha perdido
en una especulación aritmética.
De lo que se trata es
de explicarse el sistema-mundo, no a
través de las sombras proyectadas,
por más medidas aritméticamente que estén, sino a través de las dinámicas materiales y corpóreas que proyectan las sombras. Lo que decimos puede parecerse
a la metáfora de la caverna de Platón; si, claro. Lo que
pasa que es ilustrativa para pasar de
la crítica de la economía política a
la crítica de la crítica de la economía política. En los anteriores escritos hemos incursionado
en los bocetos de respuestas a la
pregunta de cómo funciona el sistema-mundo capitalista, visualizando
la complejidad mecánica de sus maquinarias; ahora, intentaremos
incursionar en lo que abre la pegunta de qué,
en realidad, se apropia el sistema-mundo
capitalista. Habíamos dicho algo, al respecto, decíamos que se apropia de la vida; por lo menos, de partes capturadas
de la vida. Bueno, vamos a partir de
esta premisa, para llamarla así, en lenguaje lógico, buscando las rutas
de sus posibles itinerarios.
Los pies sobre la tierra
Para comenzar, no
puede haber acumulación de capital,
es decir, valorización dineraria, si
no hay producción; hasta ahí la crítica de la economía política marxista.
Pero, tampoco podría haber producción
sin las materias primas, es decir, la
extracción de los recursos naturales; así como no podría
haber producción si no se controla la
tecnología en uso para tales efectos y las aplicaciones implementadas en la producción industrial. En otras palabras, el control de las reservas
de recursos naturales, el control del circuito de las materias
primas, es decir, el control del mercado mundial de las materias primas, y el control de la tecnología implementada en el extracción
de los recursos naturales y en la
producción industrial, son condiciones
indispensables para que se dé lo que denomina el marxismo acumulación de capital. El problema es que la crítica de la economía política marxista subsume conceptualmente
tanto a los recursos naturales,
convertidos en materias primas, a la logística de la producción, de la distribución
y el consumo, a la abstracción cuantitativa de la acumulación de capital. Cuando es, mas
bien, al revés, para decirlo de ese modo, que es ilustrativo; la representación abstracta de la acumulación de capital se sostiene en el
referente dinámico de no solo de procesos
de producción, sino de lo que son efectivamente,
materialmente, estos procesos de producción. En otras
palabras, se sostiene en el referente
de los desplazamientos de fuerzas, no en el sentido metafórico, usado como concepto por el marxismo, que tiene como
referente de la metáfora al concepto de fuerza físico, de la física newtoniana,
sino en el sentido complejo, que le
atribuye la física relativista y cuántica.
Fuerzas
fundamentales que crean la materia, que transforman la energía en materia, que se desenvuelven como en constante devenir, transformando la energía
y la materia. Entonces, se trata, en
el planeta, de la complejidad dinámica
de las fuerzas fundamentales,
transformadas en formas de vida y formas de existencia.
Una de las formas de vida, la humana, correspondiente a las sociedades
humanas, ha construido instrumentos, como prolongación de su cuerpo;
que al prolongar su cuerpo, paradójicamente, pareciera que lo han separado del Oikos, del
planeta, de las ciclos vitales
integrados, que hacen a la vida. Sin embargo, hay que aclarar, no es la prolongación heurística, en sí, la que
ha separado a las sociedades humanas de su Oikos, sino, mas bien, es un modo de instrumentalidad o lo que
llamaban racionalidad instrumental
Horkheimer y Adorno lo que ha separado
a las sociedades humanas de las ecologías del planeta. La prolongación misma, que los griegos de
la antigüedad denominaban techné y
nombramos como tecnología, aunque sin
la connotación griega de arte, es
parte de la potencia de la vida, de
la invención creativa de la vida. El problema radica en el uso de esta tecnología para separar a
las sociedades humanas de sus entornos,
de sus ecosistemas, de su Oikos; por
lo tanto, de sus condiciones de
posibilidad de existencia y de vida. Además, también paradójicamente, se usa esta instrumentalidad para separar al ser humano de sí mismo,
de su cuerpo, de su potencia. ¿Cuál
es el núcleo del problema? ¿Cómo se
ha llegado a usar la instrumentalidad, la heurística, la tecnología, para separar
a las sociedades humanas de su Oikos y separar al ser humano de sí mismo, de su cuerpo?
Karl Marx planteó el
tema de la siguiente manera: las relaciones
de producción se cristalizan en los medios
de producción, las relaciones
sociales de producción capitalistas se cristalizan en los medios de
producción capitalistas. Es decir, se puede interpretar como que las relaciones sociales se concretizan como tecnología empleada. Este puede ser un
buen punto de partida o de hipótesis teórica inicial. En todo caso, hay que
atender a las dinámicas propias de la
tecnología, de la generación de tecnología. Si bien se puede suponer que las relaciones sociales de producción se realizan y materializan
en la tecnología empleada, esta materialización no explica los procesos tecnológicos; hay ciertamente
más factores intervinientes, para decirlo de esa manera. Lo más conocido es el
papel de las ciencias; estos corpus de conocimiento intervienen en la
generación de tecnología; es más, las
ciencias corresponden precisamente el conocimiento
que se realiza y materializa en tecnología.
Se puede decir que, bajo ciertas condiciones y circunstancias, la ciencia es usada, bajo determinados moldes, en la generación tecnológica. Estos moldes
corresponden a estructuras sociales,
a estructuras institucionales, a estructuras de control. Estas estructuras
sociales, institucionales y de control
pueden usar las ciencias de acuerdo a
los condicionamientos estructurales;
entonces, viabilizar un tipo de desarrollo
tecnológico, inhibiendo otras posibilidades.
La tesis sobre la cristalización de las relaciones sociales de producción es
útil en la crítica de la economía
política, sobre todo, cuando esta crítica,
después de definir el campo objeto de
la crítica como ideología,
se desplaza a la explicación del capitalismo
a partir de lo concreto como síntesis de múltiples determinaciones.
Es cuando la totalidad concreta es
configurada como modo de producción
capitalista. En consecuencia, es indispensable no solo interpretar los procesos inherentes al modo de producción, a partir de la
contradicción fundamental entre fuerzas
productivas y relaciones de
producción, sino dar cuenta de los medios
de producción en tanto instrumentos,
es decir, medios técnicos. Hasta ahí la interpretación
dialéctica del modo de producción
capitalista. Empero, cuando se comprende
que la economía política no se
restringe solo al plano de intensidad
económico, sino se abre a múltiples
planos de intensidad que se integran,
conformando el substrato dinámico complejo de la civilización
moderna, cuna y continente histórico
del sistema-mundo capitalista, esta
explicación restringida de la crítica de
la economía política queda corta. Sobre todo, muestra sus falencias para
explicar el acontecimiento tecnológico
y sus transformaciones.
Desde la perspectiva de la complejidad es
menester comprender el plano de intensidad tecnológico como articulación especifica del conjunto de
los planos de intensidad imbricados;
no solo en lo que respecta a los planos y
espesores de intensidad que, articulados
e integrados, conforman el sistema-mundo
capitalista, sino más allá.
Hablamos de plurales planos y espesores
de intensidades, articulados e integrados, que hacen al devenir social; que no solo abarca a la sociedad institucionalizada, sino sobre
todo, a la sociedad alterativa, que
es el substrato mismo social. Así
mismo, más acá y más allá, comprender el plano y espesor de intensidad tecnológico
como articulación integrada de los planos y espesores de intensidad, de los
ciclos vitales y ecológicos, de los ecosistemas, de las biodiversidades, integradas, que hacen a las dinámicas y sincronización planetaria. Dicho de otra manera, se trata de comprender y entender las dinámicas
complejas del desarrollo tecnológico.
En esta perspectiva, definiremos dos ámbitos
problemáticos; uno, más circunscrito a las inhibiciones
impuestas a las ciencias y tecnologías por parte de las lógicas inherentes al sistema-mundo
capitalista; otro, mas bien, abierto a la complejidad de donde emergen las sociedades humanas, la complejidad ecológica planetaria. Por el
momento tocaremos el primer ámbito.
Vamos a
tocar el tema a partir de contexto
definido como el ámbito uno; circunscrito a las inhibiciones impuestas a las ciencias y tecnologías por parte de
las lógicas inherentes al sistema-mundo capitalista. Lo vamos a
hacer considerando problemáticas
evidenciadas en la contemporaneidad de la civilización
moderna y en la actualidad del sistema-mundo
capitalista. La problemática que
nos interesa abordar es la relacionada a la extracción
y explotación, su subsecuente industrialización, comercialización y especulación,
de la energía fósil; es decir, los
hidrocarburos, el petróleo y el gas. Nos interesa, pues aquí radica el desafío,
salir de la civilización de la energía
fósil, la más depredadora y contaminante del planeta y de la historia del capitalismo. Aquí también
se ha conformado una hiper-burguesía,
que controla los yacimientos, las
reservas, los mercados, la tecnología, los circuitos financieros y las cadenas
productivas, vinculadas al petróleo y al gas. Esta hiper-burguesía es, por cierto, mundial; además controla y dispone de grandes
corporaciones petroleras; las empresas trasnacionales del petróleo, que deciden
qué energía debe usar el mundo, dejando de lado energías
limpias, incluso menos contaminantes,
si no son limpias. Se trata de una hiper-burguesía
emergida o, en su caso, asociada, como conglomerado
accionista, a la extracción y explotación
de la energía fósil. Es la burguesía del llamado “oro negro”.
El dominio y control de esta
hiper-burguesía se asienta sobre el
manejo, conducción, asociación y alianzas de una gama de aparatos, que operan en
la extracción, explotación, industrialización, comercialización, financiamiento
y especulación del petróleo y el gas. No
se trata solo de saber lo que son las propias empresas trasnacionales, que operan en el mundo, sino también saber
sobre las vinculaciones con los aparatos
de Estado, con el sistema financiero internacional, con los emporios de los
grandes medios de comunicación, que controlan
la información y las campañas de imágenes. No se trata pues del clásico
concepto de burguesía, sobre todo,
estructurado por el marxismo, sino de una clase
social mundial, que no solamente es propietaria
de los medios de producción, sino controla geologías, yacimientos, en su
condición de reservas, precisamente a través de los dispositivos estatales, conectados a las actividades mundiales de
esta hiper-burguesía. Controla los mercados del petróleo,
incide en la determinación de los precios de las materias primas; controla los circuitos financieros, por
lo tanto, la inversión de capitales; además
de controlar la tecnología empleada
en la extracción, explotación e industrialización de la energía fósil.
Como se puede ver, el concepto de burguesía queda chico para poder figurar y configurar, así como conceptualizar, a este sujeto social, actor, protagonista y
gestor de las dominaciones congruentes con la explotación
capitalista de la energía fósil. Un
sujeto social, dominante
mundialmente, que controla desde las reservas de recursos naturales hasta la especulación financiera de la energía fósil, recurriendo al
conglomerado de organizaciones, aparatos, engranajes, dispositivos, medios,
además de acciones financieras, escapa a la definición de burguesía como propietaria de
los medios de producción; convirtiéndose en una clase que controla
geologías, mercados, cadenas productivas, circuitos financieros y hasta
gobiernos. Este sujeto social no es exactamente una burguesía, por lo menos, en el sentido clásico de la palabra. Para
decirlo de una manera exagerada, pero ilustrativa, esta hiper-burguesía de la energía
fósil es propietaria del mundo institucionalizado.
Esta es una de las razones por la
que podemos comenzar a explicarnos el fenómeno
inaudito de la prolongación
caprichosa de la utilización de la energía fósil; utilización destructiva
del planeta. Esgrimiendo conceptos
conocidos o tibiamente modificados, sin todavía proponer conceptos complejos, adecuados para configurar y entender a esta clase mundial dominante; diremos que
esta hiper-burguesía prefiere preservar una maquinaria
destructiva, depredadora y contaminante, la que garantiza super-ganancias,
permitidas no solo por la apropiación de plusvalía, sino por el manejo
y manipulación de los controles y dominaciones ejercidas en el mundo. En la mentalidad de esta hiper-burguesía
no entra, para nada, la consideración de la crisis ecológica y de la amenaza a la sobrevivencia humana y de las
especies vulnerables de la biodiversidad. La única realidad que considera como tal es la que proyectan sus ganancias,
si se quiere, su acumulación ampliada
dineraria; convirtiendo al mundo, con esta iluminación banal, en objeto
de extracciones y manipulaciones financieras. Se podría decir que se trata de
una hiper-burguesía sin consciencia histórica, tampoco con perspectiva y proyección en el porvenir. El futuro
se agota en el ahora compulsivo,
consumista, hedonista y suicida. La elocuencia estridente y anacrónica de sus discursos, machistas,
patriarcales, autoritarios, despóticos, muestra patentemente los perfiles miserables de esta clase
dominante del mundo.
Ciertamente no es la única
burguesía conformada; hay otras. Por ejemplo, la que caracterizó la “época
dorada”, para decirlo metafóricamente, de la burguesía; hablamos de la burguesía
industrial. Ésta está subordinada
al dominancia del capitalismo financiero
y especulativo. En términos
populares, se encuentra ninguneada
por la prepotencia de la burguesía vinculada a la explotación de la energía
fósil, de la burguesía financiera
y especulativa, además, de la burguesía vinculada al lado oscuro de la economía y del poder.
Todas estas últimas están coaligadas
y comprometidas, casi son aliadas; aunque sí, de seguro, son cómplices de la apropiación del excedente mundial y de
la destrucción del planeta.
Hay también como una nueva
composición social, hablamos de lo que podemos nombrar, provisionalmente, neo-burguesía reciente, para decirlo de
ese modo, que emerge de las redes cibernéticas e informáticas; incluso de incursiones en
las energías que podemos llamar limpias. Es como un núcleo de la susodicha neo-burguesía,
todavía minoritaria, que se constituye
en los nuevos ámbitos relacionales, abiertos por la tecnología de punta. No solo cibernética sino también del manejo de
otras formas de energía, como la
eólica y la solar. Sorprendentemente se trata de una burguesía que ha emergido y se ha consolidado vertiginosamente,
aprovechando los efectos masivos y de irradiación casi inmediata de las redes
cibernéticas e informáticas; además de aprovechar de los beneficios que arrojan
las energías limpias. En términos comparativos, es una burguesía más ágil, más versátil, más dinámica, incluso es
inventiva, además de más inteligente,
que la hiper-burguesía de la energía fósil; la que patentiza sus anacronismos conservadores y densos, que se han convertido en obstáculos del mismo desarrollo capitalista, en lo que
respecta a resolver sus problemas orgánicos y salir de la crisis
estructural que lo embarga.
Considerando este boceto de la configuración y conceptualización de las clases
sociales de la dominación mundial,
podemos entrever, para decirlo en lenguaje
marxista, no del todo adecuado, pero ilustrativo, las contradicciones inter-burguesas,
a nivel mundial. Al respecto, si bien la burguesía
liberal, inicial y pionera, podía calificársela de progresista; en cambio, la hiper-burguesía
petrolera no goza de esta características. Es, más bien, una burguesía hipertrofiada, conservadora,
incluso patentemente decadente; repitiendo perfiles sociales ateridos,
relativos a los sujetos de dominaciones despóticas. En este caso,
se trata de una hiper-burguesía que
abusa de su circunstancial dominancia, correspondiente al control logrado mundialmente, sin proyectar ningún porvenir, salvo el del apocalipsis.
La neo-burguesía, mucho más joven, propone un porvenir, aunque no sea utópico,
como las propuestas subversivas y alterativas; el porvenir propuesto por la neo-burguesía
es el de continuar el capitalismo por
las vías del cambio de paradigma
energético; un capitalismo menos agresivo, ralentizado en su marcha
destructiva, que pueda adecuarse a las exigencias ineludibles de la crisis ecológica. Se puede llegar a
considerar a esta neo-burguesía como “ambientalista”,
no ecologista; lo que implica una
salida radical del círculo vicioso del
poder y requiere una reinserción
de las sociedades humanas a los ciclos
ecológicos planetarios.
En el contexto de estas contradicciones
inter-burguesas, la burguesía industrial ha quedado rezagada, sin capacidad propositiva ante la crisis de sobreproducción, que es el substrato
de los efectos, las crisis financieras, que tratan de
diferir la crisis de sobreproducción.
Tampoco propone un proyecto de porvenir. Simplemente ha quedado
subordinada a la dominancia del capitalismo
financiero y especulativo, que también es un capitalismo extractivista.
Teniendo en cuenta este panorama,
que es un boceto interpretativo, se puede empezar a comprender lo incomprensible, comenzar a entender lo inentendible. Cómo supuestos personajes opuestos desde sus ideologías
singulares, desde las historias de los
Estado-nación, terminan coaligándose,
convirtiéndose en casi aliados; pues tienen demasiadas concomitancias. Para bajar a terreno,
un presidente ruso, de pasado militante en el partido comunista, y un
presidente de Estados Unidos de Norte América, de estrecha ideología conservadora, patriarcal y machista, elocuentemente
nacionalista, terminan coaligados por intereses compartidos: preservar la extracción,
explotación e industrialización de la energía
fósil.
También se puede comenzar a comprender y empezar a entender la coalición de las burguesías
nacionales del petróleo
norteamericano y ruso con la monarquía
absoluta de Arabia Saudita, en un caso, o con clases políticas de Estado-nación subalternos árabes, en otro caso.
Todas estas composiciones de clases nacionales dominantes forman
parte del capitalismo petrolero, ya
sea por medio del conglomerado de acciones,
ya sea por medio del control de corporaciones petroleras, ya sea por medio
de dispositivos gubernamentales y estatales, bajo administración sometida.
Entonces, estamos ante una conformación
barroca de la hiper-burguesía de la energía
fósil. Aunque los estratos de
esta hiper-burguesía puedan situarse en países concretos, muy
distintos, aunque estén vinculados a ideologías
singulares diferentes y hasta encontradas, aunque estén vinculadas a formas de Estado-nación dicotómicas; sin
embargo, conforman la coalición
abigarrada y barroca de la hiper-burguesía del petróleo. En consecuencia, en el periodo tardío de la modernidad y en la fase de dominancia financiera del ciclo del capitalismo vigente, no
importan las ideologías, los discursos emitidos, lo que dicen representar
y defender; no importa que unos estén vinculados a las expresiones políticas
liberales, otros a las expresiones políticas nacionalistas, con resabios de
nostalgias del social imperialismo,
como definía Mao Zedong a la Unión Soviética de Joseph Stalin; que los terceros
sean la expresión anacrónica y
perdurable de las tradicionales formas
despóticas, la monarquía absoluta
en suelos del desierto arábico. Lo que importa es su vínculo, concomitancia y
complicidad con la extracción, explotación, industrialización, comercialización
y especulación de la energía fósil.
Por
otra parte, esta hiper-burguesía mundial
barroca no se detiene ante medios y
procedimientos violentos, para lograr los fines
perseguidos. Puede recurrir, a través de los servicios de inteligencia, en
constante conspiración, especialistas
de la conspiración, a organizaciones fundamentalistas para
desencadenar supuestas “guerras santas”, que desgarran en guerras intestinas a
los estados árabes. Pueden llegar a decir que son partidarios de la “guerra
contra el terrorismo”; empero, en el fondo, están involucrados en la gestión y
promoción de las organizaciones
fundamentalistas, que califican de “terroristas”. Unos pueden encubrir el despliegue logístico de los servicios de inteligencia involucrados
en la promoción y abastecimiento de estas organizaciones
fundamentalistas, otros pueden estar, mas bien, involucrados en la “defensa”
de gobiernos considerados aliados, en la lucha contra estas organizaciones fundamentalistas. Sin
embargo, en ambos casos, aprovechan la ocasión para intervenir en las guerras de Medio Oriente; defendiendo y
disputando el control efectivo,
aunque no sea directo, de las reservas
de los yacimientos hidrocarburíferos.
Retomando
el concepto marxista de las contradicciones, que para nosotros, es
más bien, una metáfora ilustrativa,
dejando, por el momento de lado, el análisis
paradójico del pensamiento complejo,
podemos decir que la contradicción
principal - dicho desde la dialéctica
de las contradicciones, expuesta por Mao Zedong - no se encuentra en la
denominada “guerra contra el terrorismo” - que es más bien una distracción o,
si se quiere, una contradicción
derivada -, sino en la contradicción
entre vida, potencia de la vida, armonía planetaria, y sistema-mundo capitalista. La contradicción
secundaria, siguiendo con la metáfora
histórico-política, es entre paradigmas
energéticos; un paradigma destructivo, contaminante y depredador,
como el de la energía fósil, se
defiende ante alternativas energéticas,
oponiéndose por la fuerza y la violencia, usando todos los aparatos y dispositivos
bajo su control, a las opciones
viables de otros paradigmas energéticos.
Hablamos
de contradicción secundaria,
siguiendo la exposición y la lógica
dialéctica del texto de Mao Zedong; pues por la alternativa energética al paradigma
de la energía fósil, no solamente se encuentra esta neo-burguesía, sino, sobre todo, y antes que ella, el conjunto de colectivos activistas ambientalistas y
ecologistas, las naciones y pueblos
indígenas, los pueblos afectados por la extracción y explotación minera y de hidrocarburos,
estratos de las sociedades modernas, que han tomado consciencia de la amenaza a la sobrevivencia por las consecuencias
de la crisis ecológica. Al respecto,
no hay ninguna coalición, ningún pacto, mucho menos, ninguna alianza; empero,
los distintos sujetos sociales
mencionados coinciden, aunque de diferente manera, con el urgente cambio de paradigma energético.
No
estamos proponiendo una alianza entre los sujetos
sociales mencionados, como algún
dogmático desarrollista, de
“izquierda” o de “derecha”, pueda interpretar a su antojo. Sino tan solo
señalando, desde la estructura teórica
de la dialéctica de las contradicciones,
ciertas coincidencias, que hay que
tomar en cuenta en el análisis. A
nosotros nos interesa liberar la potencia
social de los pueblos, que se aprenda colectivamente, por la pedagogía política, a autogobernarse y auto-gestionar, salir del círculo
vicioso del poder y lograr transiciones hacia la reinserción de las sociedades
humanas en los ciclos vitales
planetarios. Empero, sabemos, que lo que ocurra no depende de tener la razón, de estar de parte de la justicia, ni de la verdad, sino de la correlación
de fuerzas. Por lo tanto, como el mismo Mao Zedong enseñó, en su momento, en otro contexto, es que en la acción política es indispensable tener en cuenta el juego de las contradicciones,
la composición contradictoria que se forma entre la contradicción principal y las contradicciones secundarias. Que,
además, hay que distinguir la contradicción,
que la nombraremos, como fundamental,
que es la que mencionamos, y contradicciones
secundarias, que se pueden convertir en contradicción
principal, dependiendo de la coyuntura.
Lo que
acabamos de exponer tiene una motivación ilustrativa, al exponer la interpretación de la coyuntura en sus espesores complejos, buscando transmitir lo que se enuncia. No se trata de volver a Mao
Zedong y su guerra prolongada, además
de su lucida comprensión de la lucha antiimperialista, sino de usar críticamente
estas experiencias como situaciones ilustrativas, que aunque no
se parezcan a las problemáticas del presente, tienen ciertas analogías en lo que respecta a los
desafíos de situaciones complejas.
Descripciones del control y la
dominación de la hiper-burguesía de la energía fósil
En un
reportaje de la BBC-MUNDO se hace una ilustrativa descripción de la jerarquía
organizativa y empresarial de lo que hemos denominado la hiper-burguesía de la energía
fósil. En el reportaje se dice que, en un mundo económicamente
multipolar, las grandes multinacionales estadounidenses del petróleo comparten
el control y el dominio con otros consorcios del mundo. La empresa petrolera
estatal de Arabia Saudita, Saudí Aramco, es
la corporación de mayor capacidad de producción de hidrocarburos. De
acuerdo a la información brindada por la Organización de Países Exportadores de
Petróleo (OPEP), el monopolio árabe produce cerca de 10 millones de barriles
diarios. El segundo lugar en producción petrolera
corresponde a la empresa petrolera rusa Gazprom, con 8,38 millones de
barriles diarios, sumados en 2016, según la revista Forbes. El tercer lugar corresponde a la corporación petrolera
estatal iraní.
De acuerdo al cuadro jerárquico, las
mayores empresas petroleras del mundo son
- evaluadas teniendo en cuenta la producción de hidrocarburos en 2015 - Saudi
Aramco, Gazprom, National Iranian Oil, Exxon-Mobil y Rosneft[2]. Exxon-Mobil, la mayor empresa
petrolera estadounidense, ocupa el cuarto lugar en el cuadro jerárquico. La
mexicana Pemex, la única latinoamericana entre las primeras diez, se encuentra
en el octavo puesto, con 3,6 millones de barriles diarios. Sin embargo, hay que
tener en cuenta, que la corporación petrolera saudita Aramco no cotiza en
ninguna bolsa de valores. La forma de propiedad es estatal; no aparece en
listados, que clasifican a las grandes empresas petroleras, tomando en cuenta su
valororación en el mercado bursátil. Es en este mercado donde Exxon-Mobil es mediáticamente
presentada como la empresa petrolera más cotizada del mundo. Sin embargo, Arabia
Saudita planea vender, en 2018, una proporción del orden del 5% de las acciones
de Aramco en las bolsas. De acuerdo a las estimaciones de Simon Jack, editor de
negocios de la BBC, se calcula el valor de la empresa en US$2 billones. La corroboración de esta estimación
puede darse con la privatización parcial de Aramco; lo que convertiría la empresa
petrolera saudita en la corporación empresarial más cotizada del mundo; contando
con una valorización cuatro veces mayor que el de la valorización más cercana, correspondiente
a Apple.
Las empresas petroleras chinas y
rusas son competencias corporativas emergentes; esto se corrobora al considerar
la magnitud de producción de petróleo, las ventas totales y la valoración en el
mercado e esas empresas. Las rusas Gazprom y Rosneft se encuentran detrás de
Saudi Aramco; ya han superado a las empresas estadounidenses y de Europa
Occidental. En comparación, más vertiginosa ha sido la promoción impulsiva de
las empresas petroleras chinas. De
acuerdo a la revista estadounidense Fortune, la firma
China National Petroleum es la mayor empresa petrolera en el mundo; esto
considerando la magnitud de sus ingresos, que suman a casi US$300.000
millones. China National Petroleum emplea a un millón y medio de personas; sus utilidades llegan a US$7.000
millones.
La pérdida en de la jerarquía de las
corporaciones petroleras “occidentales”, no significa que han dejado de ser
importantes e incidentes. Empero, es notoria la desesperación por recuperar el
puesto de jerarquía. Por ejemplo, esta desesperación se hace evidente en el
comportamiento exaltado de Donald Trump, presidente actual de la hiper-potencia
miliar-tecnológica-cibernética-comunicacional-económica de los Estados
Unidos de Norte América. Sin embargo, más que a las conductas políticas
teatrales, hay que atender a la composición de su gobierno. La designación como secretario de Estado del
gerente de Exxon-Mobil, Rex Tillerson, devela el juego de poder de la hiper-burguesía
del petróleo. Exxon-Mobil no deja de ser un consorcio empresarial monopólico,
de gran envergadura. Así mismo, otras empresas petroleras como la británica BP y la angloholandesa Shell, también
la estadounidense Chevron, se sostienen como de las empresas más
influyentes del mundo.
En la historia reciente, los Estado-nación de la geografía periférica del sistema-mundo
capitalista han incursionado en nacionalizaciones
y avanzando, por medio de la
recuperación de la soberanía, en el control de los recursos naturales; sobre todo, en lo que respecta a los
hidrocarburos. Estos desplazamientos de las configuraciones
del poder, en su formas singulares
de dominación, distribuidas en la geopolítica del sistema-mundo capitalista,
modifican los mapas de las correlaciones de fuerza en regiones
concretas; empero, no cambian la estructura de poder mundial, el control y la dominación mundial de la hiper-burguesía
de la energía fósil[3].
Conclusiones
1. La interpretación adecuada de la coyuntura mundial no puede hacerse desde paradigmas
fosilizados, que corresponden a experiencias
sociales de momentos experimentados,
retomados por la memoria social; sino
que requiere de la actualización de
la memoria social y de la memorización actual de los espesores del presente.
2. Para tal efecto, es indispensable reconocer
las transformaciones y mutaciones dadas en las estructuras,
composiciones y mallas institucionales; sobre todo, de sus dinámicas complejas. Esto significa abordar el presente desde la perspectiva
de la simultaneidad dinámica, de las
composiciones y combinaciones de los espesores
del presente, que hacen única y singular a la coyuntura.
3. Esto implica la constante invención
teórica, que conceptualiza la memoria social actualizada, que percibe
la experiencia social acumulada.
4. Sobre todo, implica la comprensión
de las singularidades del acontecimiento desenvuelto, interpretando el sentido inmanente de las composiciones
y combinaciones
complejas de su acontecer, plural y
múltiple; además, integrando las
innumerables singularidades que lo
conforman.
5. En lo que respecta a la interpretación
de las estructuras de dominación mundial,
es necesario comprender la concurrencia de las fuerzas correspondientes a diagramas
de poder y cartografías políticas,
además de cuadros económicos, que
definen el carácter de la dominación mundial.
6. La hipótesis interpretativa es la
que concibe, en plena decadencia de
la civilización moderna, en plena crisis estructural y orgánica del sistema-mundo capitalista, una forma de dominación violenta; por eso
mismo, desesperada, pobre en argumentos. Que recurre a los dispositivos y aparatos
bajo su control, para prolongar artificialmente formas de dominación, modo de producción, sobre
todo, maneras, estrategias y tácticas desplegadas, especulativas, de apropiación del excedente producido mundialmente.
7. Lo llamativo es que esta estructura
de dominación caduca es la que domina
y se impone, desplazando no solo las alternativas
civilizatorias, sino incluso, las
otras posibilidades de la propia
civilización moderna y del sistema mundo
capitalista inhibidas.
8. La hiper-burguesía del petróleo es como la condensación misma de la decadencia
acumulada, la patética corroboración de la misma, haciendo elocuente el desmoronamiento del sistema-mundo y la diseminación
de las mallas institucionales que lo
componen.
[1] Este ensayo es inspirado en una
conversación con Fidel Ortuño y Luz María Sánchez. Fidel hace una lúcida interpretación de la coyuntura mundial y sus formas
de dominación en debacle.
[2]
Fuente: Forbes.
[3] Leer ¿Cuáles son las empresas petroleras más
grandes del mundo y cuánto poder tienen? BBC-MUNDO.
http://www.bbc.com/mundo/noticias-39633225.
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