Terrorismo policial

Terrorismo policial


La policía, abrazo armado y disuasivo, además de represivo, del gobierno clientelar y corrupto, al servicio de la máquina del chantaje y la economía política del chantaje, además respondiendo al lado oscuro del poder, está cometiendo delitos constitucionales e institucionales al no responder a sus funciones, al no cumplirlas, volviéndose en brazo de choque del despotismo y la tiranía a la que han caído los gobernantes y la masa elocuente de llunk’us. Estos delitos son sancionables, no solo con destituciones y sanciones correspondientes, sino incluso con cárcel. En perspectiva inmediata, cuando se recupere el ejercicio de la democracia, incluso contemplar el cierre de esta institución, servil, sumisa, corroída e indigna.

Estamos ante un escenario descalabrado, donde las instituciones del Estado no cumplen sus funciones ni respetan la Constitución, mas bien, la vulneran, ejerciendo poder sin legalidad ni legitimidad, aboliendo la democracia y avasallando al pueblo, a la soberanía popular. Un Estado que ha llegado a esta situación de diseminación institucional ha dejado de ser útil a la sociedad, mas bien, es una amenaza social; un peligro para la vida y una conculcación flagrante de las libertades.

Los gobernantes han llegado al extremo de exponerse abiertamente con la violencia descarnada, la inconstitucionalidad evidente, la patética corrupción de la casta política gobernante, la confesión fáctica del uso del terrorismo de Estado. Un Estado que ha llegado a esta degradación institucional y a semejante decadencia no debe existir. Es el momento de salir del círculo vicioso del poder con el autogobierno del pueblo, la democracia radical, la democracia en pleno sentido de la palabra.



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