La incoherencia
La incoherencia
La
claudicación se
encuentra en el mismo proceso, que de
cambio solo tiene el nombre. Es la regresión populista a las formas clientelares; por lo tanto, la destrucción misma de la organización
social y de su cohesión. Es la caída a la sumisión de las organizaciones al
aparato político del “gobierno progresista”, por lo tanto, a la subordinación a
los caprichos peregrinos del caudillo.
Por ese camino se cae en la decadencia
política y en la degradación ética y moral. Lo que no han podido las dictaduras
militares, lo que no ha podido el neoliberalismo, ahora, pretende lograrlo la forma de gubernamentalidad clientelar,
destruir a la COB. Una “ideología”, si se la puede llamar todavía ideología, populista, de composición barroca, amarrada de varios
retazos discursivos, que vienen desde el nacionalismo revolucionario y van a la
delirante ambigüedad del “socialismo del siglo XXI”, pasando por indigenismos divagantes y trasnochados,
que quieren hacerse pasar, en algunos casos, por indianismo, no tiene principios,
sino divagaciones. Reclamar “principios”
al proletariado minero de parte de estos voceros de la demagogia y de la
especulación chabacana, es pretender que el proletariado minero siga estos
pasos del desmoronamiento ético y moral y la perdida de todo horizonte
político.
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