No hay tiempo en el sueño

No hay tiempo en el sueño

 

Sebastiano Mónada

 

 





 

 

 

 



 

En el sueño no hay tiempo, se mezclan pasado y presente, empero no se siente el futuro; parece que no hay futuro en el sueño, sólo pasado y presente. Las personas ausentes y las personas presentes se mezclan; se podría decir que no hay muertos, todos están vivos. Conversan ausentes y presentes. Uno, el que sueña está en el medio de un torbellino o, en contraste, en el medio de una apacible espera. 

 

¿Por qué no hay futuro? Porque no hay experiencia del futuro, entonces, el sueño tiene que ver con la experiencia. Hay experiencia del pasado, guardada en la memoria, hay experiencia presente, que se está guardando en la memoria, que se está inscribiendo; el sueño medita sobre estas experiencias pasadas y presentes.

 

En consecuencia, el sueño se basa en la experiencia,  juega con la experiencia, sobre todo con la experiencia guardada como memoria, entonces, el sueño se mueve en la memoria, juega con la memoria, con la experiencia guardada en la memoria. El sueño es memoria, desenvolvimiento y despliegue de la memoria, empero, de una manera provisional, improvisada, espontánea, suelta. Se trata de un deambular suelto de la imaginación espontánea y sin reglas. 

 

En el sueño no hay tiempo, ¿tampoco espacio? ¿Todo es virtual? ¿O se trata de dimensiones replegadas, aquellas de las que habla la teoría de las cuerdas? ¿Si llego a aceptar que no hay tiempo ni espacio, entonces, cuando me refiero al tiempo, hablo de otro universo? ¿O el universo del sueño se encuentra entre los universos de la vigilia, no todos conscientes? El tema es si en el sueño no hay tiempo ni espacio, el universo virtual fluye en la pura imaginación, en la composición de figuras puras, antes de cualquier configuración. La inmanencia configurativa. 

 

Sin embargo, el universo virtual es cobijado por universos no virtuales, que tienen espesores y dimensiones compuestas. El cuerpo sostiene el devenir de la imaginación virtual. No hay pues un universo virtual perdido en la nada, sino que hay una nada contenida en todos los universos posibles. El sueño también se encuentra contenido en los universos corporales, en los universos vibrantes que componen polifonías de ondas. 

 

El sueño es sueño de alguien; sueña el cueprpo, sueñan los durmientes. ¿Sueñan los mismos universos que contienen a la nada y también contienen al sueño como posibilidad? Pero, no sueña el muerto, sueña lo vivo. El sueño forma parte de la vida. Sueña la vida que es un sueño. ¿El sueño sueña, a la vez, con que es vida? 

 

 

Soñar es una manera de vivir. Es mejor no separar sueño de vida, tampoco sueño de realidad. Soñar es una manera de ser real. La distinción entre sueño y vida, sueño y realidad, es una diferenciación analítica, un recurso forzado, abstracto, para distinguir la composición compleja de la vida, también de la realidad. El problema es cuando se distingue una composición compleja, vital, ya no vive, ya no existe, sino tan solo es disecada en el museo de cosas, detenidas en su devenir. Fotografíadas en su movimiento petrificado. 

 

Se vive soñando, se sueña viviendo. No hay tiempo en el sueño, todos los tiempos se reúnen en uno solo, simultáneo, cambiante, dinámico. 

 

 

 

 

 

 

 

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