Mitología y la recomposición neogamonal


Mitología y la recomposición neogamonal*



Pintura de José Sabogal

L
a realidad de la política nacional, a pesar de tener casi 200 años de vida republicana ha madurado muy poco, en el ámbito de la toma conciencia del pueblo de su propia capacidad de autodeterminación, incluso considerando las diferentes movilizaciones y luchas populares con las que se han alcanzado muchos logros para los trabajadores y para las clases populares.

Sin embargo, nuestro pueblo sigue siendo presa del mito. Es decir, cada cierto tiempo requiere una construcción mitológica que lo haga creer, que lo haga volver a tener esperanzas de un futuro mejor. Esta mitología popular necesita ser encarnada en una persona y hasta cierto punto se podría pensar que siempre se necesita un líder que conduzca un proceso de cambio. El problema es cuando esta persona que encarna los ideales populares, se subsume en su propio mito, y se autoconvence que él es una suerte de profeta predestinado a salvar a la Patria.
De este forma como sociedad, o más bien como sujetos políticos perdemos la capacidad observar el TODO, que en este caso es el proceso de cambio, y nos quedamos con una parte que vendría ser lo que varios autores llaman el “caudillo mesiánico”. No se entiende o no se quiere entender, que el proceso tiene que ser el factor transversal de movilización social. Se entrega de forma ingenua a una sola persona el cumulo de las luchas y reivindicaciones por las que lo movimientos sociales han luchado por años.Un ejemplo claro de lo aquí descrito lo podemos ver luego de la rebelión del 28 de mayo de 1.944, cuando se le entrega el poder al Dr. José María Velasco Ibarra.
Lo preocupante es que después de más de 70 años seguimos cometiendo el mismo error, y esto sí debe ser un mea culpa que debe de hacerse la izquierda ecuatoriana. Las luchas populares no le pertenecen a un individuo, pero igual volvemos a acceder a la Convocatoria del Mito, y somos nosotros como sociedad quienes hemos contribuido a fortalecer esta encarnación mitológica, que ha usurpado incluso la persona del General Alfaro y se ha llenado de un falso discurso socialista.
Alrededor del caudillo mesiánico se conforma una especie de curia o clero, que se vuelve en una suerte de intermediarios entre las masas y el líder, estos presbíteros son los mismos que al igual que Goebbels y Molotov construyen la propaganda y los ritos  que tienen como fin fortalecer el culto a la personalidad del líder.
Además, de todo esto alrededor del líder se estructura una burguesía emergente que proviene de los estamentos burocráticos, es un nuevo capitalismo más salvaje y extrativista que se camufla por debajo de las instancias estatales. Se llenan de un falso discurso anti-imperialista para desorientar a los sectores de izquierda, mientras se fortalece y fomenta el imperialismo emergente de la China, todo como parte de una estrategia geopolítica del reacomodo de las potencias mundiales, donde el Ecuador cumple alguna función accesoria dentro del Sistema-Mundo.
La suma de todas estas desviaciones produce en el tiempo un desgaste en las estructuras de poder que sustentan al mito, y la inevitable consecuencia es la recomposición de las fuerzas retardatarias que desde la colonia mantuvieron al país en el más profundo oscurantismo. Por ende, se puede concluir que los excesos del neoestalinismo producen el resurgimiento del neogamonalismo, y ya vemos hoy hacia donde nos dirigimos como nación.
Aquí no tenemos respuestas claras en cuanto al qué hacer, que nos corresponde como sociedad. Solo quedan reflexiones y preguntas: ¿cómo recomponer las fuerzas de la izquierda democrática? ¿cuál será el factor aglutinante? ¿cómo nos blindamos en contra de la emergencia de nuevos mitos? ¿quiénes conformarán la vanguardia que lidere el nuevo proceso? ¿cómo podrán las clases dominadas por siempre reconocerse a sí mismas para construir una hegemonía que les permita romper las estructuras de dominación?
*Neogamonalismo es un término acuñado a partir de la lectura de varios textos del intelectual boliviano Raúl Prada Alcoreza.

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