Poliedro de la coyuntura: El derecho a la subversión
Poliedro de la coyuntura: El derecho a la subversión
En el plano comunicacional, el de los medios de comunicación de masa, y
en el plano político institucional, la coyuntura
se circunscribe al conflicto sobre la reelección del presidente, a la pugna en
torno a las elecciones de magistrados, teniendo como horizonte inmediato a las
elecciones nacionales de 2019. Además del escándalo del desfalco del Banco
Unión y la incorporación al mercado de la gasolina del Ron 91, de octanaje
menor a la gasolina Premium y mayor a la gasolina especial. Estos temas
atiborran los periódicos, las pantallas de televisión y las frecuencias de las
radios. Esta es la coyuntura desde la
perspectiva estatal, también de los
medios de comunicación y de la política institucionalizada. Sin embargo, se
puede visualizar la coyuntura desde
otras perspectivas; moviéndonos
todavía en los planos hegemónicos,
por así decirlo, el plano de intensidad
económico pone en consideración la crisis
económica, derivada de la baja de los precios de las materias primas y de
la merma de las reservas. Aunque el gobierno no la reconozca, pues considera a
la economía boliviana ajena a la crisis de la economía-mundo, por lo menos, ha reconocido una disminución en los
ritmos de crecimiento; lo que ha llevado a suspender el doble aguinaldo. En el
plano jurídico, la ley emitida por el Congreso que atiende los derechos de las
diversidades subjetivas y sexuales ha retrocedido galopantemente respecto de la
Constitución, ocasionando polémica y movilización de los colectivos de estas
diversidades.
Hasta ahí con los planos
hegemónicos, donde se asume una realidad
circunscrita a las problemáticas que afligen al Estado, a los medios de comunicación,
a la política institucionalizada,
incluso a algunos otros planos de intensidad
de la sociedad institucionalizada.
Los planos y espesores de intensidad
que no se toman en cuenta son los de la vida
cotidiana, que son los que padece y goza la gente, que son los que interpreta, desde la variedad de sentidos comunes. En estos casos, la coyuntura puede adquirir intensidades locales, manifestadas en
preocupaciones por la sequía, en unas zonas, o preocupaciones por inundaciones
en otras zonas. El pronóstico de la llegada de las riadas preocupa a los
cultivadores que le ganan al río terreno para la agricultura. Otras
preocupaciones, vertidas notoriamente en las urbes, como las inquietudes de
padres de familia por inscribir a sus hijos en la escuela; las mismas que se
manifiestan en largas colas de espera para ganar el ingreso escolar, también
prefiguran lecturas sociales de la coyuntura.
Como se puede ver, la coyuntura
puede ser interpretada desde otras perspectivas y enfoques, no se crea que solo locales, incluso zonales, sino que
pueden adquirir connotaciones micro-regionales y hasta regionales, así como
nacionales. Por ejemplo, la demanda de trabajo en la población en edad de trabajo adquiere alcance nacional; así como la
demanda de vivienda de amplios sectores de la población tiene la misma
connotación.
Sin emerger de la vida cotidiana,
se sitúan otras perspectivas, de
configuración reciente, conformadas frente a la crisis ecológica. Se trata de miradas científicas, también de
colectivos activistas ecologistas, así como visualizaciones territoriales de
las naciones y pueblos indígenas. En este caso, la coyuntura adquiere profundidades geológicas, asume substratos
de espesores vitales y, sobre todo,
se configura una mirada integral y
planetaria. La coyuntura es la de la crisis ecológica.
Como se puede ver la coyuntura
puede ser visualizada e interpretada
desde distintos ángulos, enfoques, perspectivas, dependiendo de los planos de intensidad desde donde se la
percibe. Las interpretaciones
mencionadas tienen distintos alcances, extensidades e intensidades, dependiendo
del acopio asumido. En la medida que
se logra abarcar más planos de intensidad
se incorpora la complejidad, sinónimo
de realidad, propia de las dinámicas efectivas. De lo que se trata
es avanzar en la comprensión de las dinámicas de la complejidad para avanzar
en el entendimiento de la realidad efectiva.
La coyuntura es un concepto que se refiere al acoplamiento, también a la articulación; como dijimos en otro
ensayo[1],
más que remitirse al tiempo, al momento, señala la composición de situaciones
dadas o dándose. En tanto acoplamiento
concibe complejidad; se trata de composiciones y combinaciones de hechos,
usando un término discutible, que hacen a los eventos, así como en el contexto
mayor, al acontecimiento. Por lo
tanto, al enfocar la coyuntura, desde la coyuntura misma, exige
desplazamientos hacia la perspectiva de
la complejidad[2].
No se trata de usar el término en el discurso y en la enunciación como si fuese
indicación del momento. Esta manera
acostumbrada de usar los conceptos
como palabras del discurso, sobre
todo, político, se desentiende de la estructura
categorial del concepto, para
convertirlo en una figura plana sin estructura,
en un plano sin profundidad. El análisis
de coyuntura exige entonces adentrarse a los substratos de la coyuntura,
a los espesores del presente. En
otros textos hemos incursionado en este ejercicio o prospección en la simultaneidad dinámica del acontecimiento[3].
Ahora, en este escrito, volveremos a intentar otra incursión en los espesores de la coyuntura[4].
[1] Ver Espesores coyunturales.
[2] Ver Episteme compleja.
[3] Ver Imaginación
e imaginario radicales. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/imaginaci__n_e_imaginario_radicales.
[4] Ver El presente aterido al pasado. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/el_presente_aterido_al_pasado_2_a80013d4608129.
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