Acontecimiento diseminando las palabras Canto Anarquista
Acontecimiento diseminando las palabras
Canto Anarquista
Sebastiano Mónada
Las palabras no pueden
borrar las pasiones,
existen gramáticamente
por ellas.
Por sensaciones
inscritas en carne,
huellas
materiales llamadas memoria.
Las palabras solo son canoas
transportando pasiones.
Importan y son
indispensables percepciones vitales.
Metamorfosis fecundas
y luminosas
Las palabras de los
historiadores no borran acontecimientos,
sus narraciones no
sustituyen entramados de acciones,
solo son cuentos
oficiales o académicos institucionalizados
por ceremonialidades
inútiles del poder.
Pretensiones
vanguardistas hablando elocuentemente
no sustituyen realidad
efectiva y vivida en experiencia,
solo buscan convencer
sobre una historia no ocurrida.
Las huellas de lo acaecido
se encuentran en corteza,
arboleda de bosques
cantores
y en gramáticas
inscripciones circundantes.
Registrando periplos
simultáneos del acontecimiento.
Huellas de lo ocurrido
encontradas en espesores territoriales,
donde se gravan
resistencias de suelos
contra depredación
extractivista.
Huellas de hechos encontrados
en piel profunda del ser,
plural y múltiple de
proliferantes asociaciones mónadas.
Huellas guardadas y re-vivientes en memoria de pueblos.
Ningún escrito
consagrado institucionalmente puede borrarlos,
ni el discurso
pretensioso de vanguardias,
apologética narrativa
bolchevique,
que pretendió borrar
el nacimiento ácrata de la rebelión.
Ninguna historia
universal actualizada
puede borrar el
acontecimiento nativo de pertenencia.
Sociedades humanas alterativas del Oikos.
Ni su resistencia
inmensa como número infinito,
poesía de imaginación
y fracaso de la aritmética.
No puede la escritura
fonológica legitimada
suplantar
simultaneidad dinámica del acontecimiento.
Los hechos ocultados,
los sucesos encubiertos, los sujetos olvidados,
no pueden ser
suplantados por las historias oficiales,
de unos y de otros.
La escritura sellada
por el Estado es impotente ante inscripción
compleja de
torbellinos del acontecimiento vital.
Digan lo que digan,
hagan lo que hagan, en su impostura,
solo son barniz exiguo
en madera arrancada de árboles.
Son trazos de tizas
que la brisa matinal disemina.
Huellas de lo
acontecido retornan eternamente.
Mensajes coloridos y
sonoros pintando y cantando
en oleajes
pronunciados de tejidos vitales.
Todo lo ocurrido
vuelve en síntesis múltiple del acontecimiento,
enunciando en
proliferantes formas, contenidos,
expresiones creativas.
Más allá del bien y el
mal, más allá del amigo y el enemigo,
más allá del fiel e
infiel, más acá y más allá de la mirada humana.
Retorna en las
subversiones de jóvenes rebeldes,
heterodoxos e
iconoclastas.
Levantamientos
indígenas acompañados por ciclos climáticos,
arrasando pretensiones
del sistema-mundo capitalista
y del sistema-mundo
prejuicioso de multiforme colonialidad.
Afectos creativos y
amores danzantes vuelven
con notas musicales de trovadores nocturnos.
Vuelven a despejar las
nieblas del frío estatal
y de las bufonas mimesis
de caudillos y representantes.
Palabras acomodadas, apologías
de dominaciones,
aunque se presenten
como emancipadoras.
Son de los que
hablan a nombre de los demás.
Libertarias pulsiones
emergen de substratos corporales
y de espesores
territoriales,
barriendo la basura
dejada por espectáculos del poder,
en todas sus formas
demostradas,
sean conservadoras,
liberales, socialistas, nacionalista o neoliberales.
También los tardíos progresistas.
Abalorios banales de
ilusión de feria de subastas.
La potencia de la vida
acontece sin palabras,
sin teatros ni
pretensiones.
Es placer desplegado
en la profundidad del instante,
medido por eternidad
topológica de las cuerdas.
Profundamente filosófico, querido Raúl. Tenemos una diálogo pendiente al respecto. Te envío un abrazo por este poema.
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