Pensamiento estrambótico
Pensamiento estrambótico
Raúl Prada Alcoreza
Pensamiento estrambótico
Se
trata de una manera de “pensar”, si podemos calificarla todavía así,
enrevesada. Ante lo que parece corresponder a una figura evidente, se le da la
vuelta y resulta ser la figura opuesta, usando la extravagancia en la argumentación bizarra. No se le puede
pedir coherencia a esta forma de pensar,
tampoco a su manera estrafalaria de exponer la interpretación de los hechos,
de lo que ocurre, de lo que se dice. Se trata de una manera de ser y no ser a la vez, una especie de
prestidigitación en el modo de presentarse al público. Todo esto podría pasar
en el teatro burlesco, en la broma, en la comedia de chistes o en la bufonada
para deleitar al rey o, en su caso al
público que asiste para gozar de la banalidad; sin embargo, no se da, no se
desenvuelve este pensamiento estrambótico,
esta exposición estrafalaria y esta argumentación extravagante en esos escenarios de la diversión y de la risa,
sino se dan en los escenarios “serios”
de la política, en las presentaciones públicas de los hombres de Estado, además, respondiendo ante temas que podríamos nombrarlos
cruciales, que conmueven a la opinión pública
y afectan al pueblo, en el decurso político. ¿Cómo interpretar este
comportamiento, conducta, manera de “pensar”, forma de exponer y argumentar?
Da
la impresión que hay como una pugna, interna y externa, con lo que comúnmente llamamos
realidad. Esta referencia no es
aceptada, mas bien, es rehecha imaginariamente; lo que aparece y se presenta como evento o suceso es cambiado de forma
y contenido, es trastrocado imaginariamente, buscando lograr otra realidad, la
inventada políticamente[1].
La voluntad singular, individual, se esfuerza notablemente por imponer su querer, su deseo, su interpretación extravagante. Al parecer
esto ocurre cuando se ha constituido
una subjetividad que se cree superior
a los demás mortales. Lo que es otra muestra del desajuste emocional en la estructura
del sujeto. Cuando esta constitución subjetiva
se aposenta en los lugares ansiados de poder,
es cuando desborda visiblemente su desmesura anacrónica, sus dilemas
bizantinos, el desgarro de la consciencia
martirizada, la estrambótica condición
de un pensamiento delirante y se hace
evidente el forcejeo inaudito por mostrar lo contrario de lo que se ve y se
oye.
Katia Uriona, presidenta del Tribunal
Supremo Electoral (TSE), declaró ante el
Senado Nacional que el resultado del referendo del 21 de febrero de 2016 tiene
carácter vinculante; en consecuencia, dejó en suspenso la inscripción de
Evo Morales como candidato presidencial para las elecciones de 2019. El vicepresidente, en
conferencia de prensa, acompañado por los presidentes de las Cámaras de
Senadores y Diputados, José Alberto Gonzales y Gabriela Montaño, expuso que el
TSE sólo tiene la función de organizar, administrar y proclamar resultados de
procesos electorales. La interpretación y ejecución de los resultados corresponde
a otro órgano, al Órgano Legislativo, en lo respecta al referendo del 21 de
febrero (21F). Sin embargo, asombrosamente, para el vicepresidente, la actitud
del TSE es clara; sustentó que el resultado del 21F está “vigente y es
vinculante”; no se modificó el artículo 168 de la Constitución referida a que
el presidente y vicepresidente pueden ser reelegidos sólo por una ocasión.
“El Tribunal Supremo Electoral es responsable de organizar, administrar
y ejecutar procesos electorales y proclamar los resultados. El Órgano
Electoral no interpreta no hace cumplir los resultados”. “El Órgano Electoral
cumplió su trabajo y la Asamblea ejecutó los resultados manteniendo el artículo
168, por lo tanto el resultado del referendo ya se ha ejecutado”. Respecto a
las declaraciones de Katia Uriona, concernientes a que en 2019 se pronunciarán
sobre si Morales está o no habilitado para las elecciones de ese año, indicó que
la titular del TSE se refirió a las “condiciones de inelegibilidad”, que serán
analizadas cuando se presenten los candidatos a estos comicios, condiciones
establecidas en la Constitución y no hacen referencia a los resultados del 21F.
“Evo cumple con todos los requisitos de manera diáfana”[2].
El común de la opinión
pública se pregunta: ¿Cómo puede ser vinculante
el resultado categórico de referéndum del 21 de febrero, que dijo NO a la
reforma constitucional, que buscaba habilitar a una nueva reelección al
presidente, y, a la vez, el presidente Evo Morales volver a ser candidato para
los comicios de 2019? Ciertamente la incongruencia salta a la vista, pero esto
es lo que menos importa ni le afecta al expositor de semejante interpretación estrambótica. Sin
embargo, está demás decirlo, que todos los intentos por demostrarle que está
escandalosamente equivocado fracasan, pues no está en cuestión lo coherencia lógica,
la claridad del lenguaje, la evidencia de los hechos, sino la compulsión imposible del deseo del deseo del poder.
No se trata ni de lógica, ni de lenguaje, tampoco de realidad, sino del objeto oscuro del deseo, que en este caso es el poder o su representación, también el embriague del asistir a las ceremonias del poder, que aquilatan la angustia del amor desligado,
como recita el poema de Federico García Lorca. Es la voluntad de poder, que no es lo mismo que decir voluntad de potencia – la adecuada
traducción del enunciado de Friedrich Nietzsche -, que es desenvueltamente voluntad de nada, es decir, voluntad nihilista, enfrentándose al
monstruo de mil cabeza de la realidad, según la mirada paranoica del poder.
No se trata de cambiar la realidad,
en el sentido material del término, como es de esperar de alguien que se
presume “bolchevique”, aunque no cuente con el partido bolchevique, lo que sería un requisito indispensable para
los militantes profesionales de la
revolución, sino de no aceptarla, de borrarla imaginariamente, de sustituir
la realidad por la imaginación delirante. De imponer a la realidad el imaginario que se considera es el referente verdadero.
A pesar de los monumentales esfuerzos de esta voluntad nihilista, que quiere borrar de
sopetón los espesores de la realidad,[3] a
pesar de los enrevesados argumentos estrambóticos
de una retórica desesperada, el proyecto
de poder de semejante constitución laberíntica
subjetiva fracasa, se derrumba. Primero, el entusiasmo popular se acaba rápidamente, ante la evidencia del
retorno de las mismas prácticas políticas de antaño, aunque estén emitidas en
otros discursos y por otros personajes; después, al optar por la cohesión clientelar, ante la ausencia de
entusiasmo, aunque se logre prolongar
la caída, que se hace lenta, termina también de extinguirse este recurso de la economía política del chantaje[4];
por último, ante la inutilización de la máquina
del chantaje[5],
se opta por el incremento desmesurado de la violencia, combinado con dosis
distribuidas y dosificadas de violencia, promulgando leyes inconstitucionales, anacrónicas
y absurdas, con el objeto de institucionalizar la amenaza del poder como la
espada de Damocles[6].
Sin embargo, sabemos, por las historias políticas
de la modernidad, que la violencia puede diferir la caída de manera brutal,
dejando sus estragos en el camino; pero, no puede detener el desenlace[7]
de la decadencia, el derrumbe del
poder vigente y la diseminación institucional.
[1] Ver Nudos y tejidos socioterritoriales. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/nudos_y_tejidos_socioterritoriales_.
[2] Leer Vice: El
TSE cumplió su labor, el 21F es vinculante y Evo será candidato en 2019. http://eju.tv/2017/12/vice-el-tse-cumplio-su-labor-el-21f-es-vinculante-y-evo-sera-candidato-en-2019/.
[4] Ver Cartografías políticas del chantaje. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/cartograf__as_pol__ticas_del_chanta.
[6] Ver Conflictos
gremiales y gubernamentales. https://movilizaciongeneral.blogspot.com/2017/12/conflictos-gremiales-y-gubernamentales.html.
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