Coyuntura

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El representante de la UNODC en Bolivia, Antonino De Leo, dijo hoy que la producción potencial de coca en el trópico de Cochabamba es de 17.000 toneladas métricas y de ellas sólo 1.377 tm se comercializaron –al menos en la gestión 2013– en el mercado legal de Sacaba. Mientras los restantes 15.623 tm tienen un destino desconocido.
En porcentajes, esos 1.377 tm de coca que se comercializaron en el mercado de Sacaba solamente representan el 8,1% y los restantes 15.623 tm, que significan el 91,9% (casi el 92%), no pasaron por ese punto de venta legal de la hoja verde.
De Leo, en entrevista con ERBOL Radio, afirmó que el “desvío de coca a mercados ilegales o para fines ilícitos es una preocupación de todos los actores” involucrados en el tema. Y según el estudio de UNODC, lo que se sabe con seguridad es que en la gestión pasada, 19.149 tm de coca fueron comercializadas en los dos mercados legales de Bolivia, que están instalados en Villa Fátima (La Paz) y en Sacaba (Cochabamba).
“Pero de esos 19.149, el 93% se comercializó en Villa Fátima; y sólo 1.377 toneladas métricas se comercializaron en el mercado de Sacaba, que (representa) el 7%. Estos datos importantes nos proporcionaron en Digcoin (Dirección General de la Hoja de Coca e Industrialización)”, explicó.
Agregó que en el estudio de UNODC también se puede comparar la producción potencial del trópico de Cochabamba y restarle la cantidad de coca que se comercializó en el mercado de Sacaba. 
“Habría que restarle la cantidad que se comercializó, que es equivalente al 7 por ciento. Se sabe que 1.377 toneladas métricas se comercializaron en el mercado de Sacaba en el 2013, (...) nosotros como parte de nuestro estudio, también estimamos la producción potencial por cada región y en el caso del trópico de Cochabamba, llegamos a 17.000 toneladas métricas de producción de hoja de coca secada al sol durante el mismo año”, ratificó.
Sin embargo, aclaró que no se puede decir con certidumbre cuál es la cantidad de coca que se desvía exclusivamente con fines ilícitos, porque para ello se necesitan investigaciones con bases empíricas serias y que todavía no se llevaron a cabo.
“Hay que entender las dinámicas, puede ser también que lo que se vende por mercados lícitos, tampoco luego se utilicen para fines lícitos o al revés, es decir, también puede pasar que lo vendido por mercados no autorizados se utilice para fines lícitos”, enfatizó.
Advirtió la necesidad de fortalecer el control en los mercados legales establecidos en el país y así tener un mejor conocimiento del destino final de la coca  y del uso que se hace de la hoja que se vende a través de los mercados legales.
“Después hay que hacer  una investigación científica para entender el agujero negro de los mercados ilegales o desvío de la hoja de coca con fines ilícitos y su transformación en cocaína”, aseveró.
Con dichos argumentos, De Leo no quiso aventurarse en ninguna especulación.
Más datos 
A nivel nacional, se redujo la superficie cultivada de coca de 25.300 hectáreas registradas en 2012 a 23.000 en 2013. 
La tendencia, al menos entre 2010 y 2013, es que los cultivos de coca bajaron de manera continua (en total 8.000 hectáreas en dicho periodo de análisis).
En 2006 se tenían 27.500 hectáreas de coca; en 2007 la cifra aumentó a 28.900; en 2008 continuó en ascenso llegando a 30.500 hectáreas; en 2009 el panorama fue igual porque nuevamente creció hasta 30.900 hectáreas; y finalmente en 2010 se alcanzó un tome máximo de 31.000 hectáreas.
En realidad, entre 2006 (cuando empezó a gobernar Evo Morales) y 2010 se registró una tendencia de incremento de la superficie cultivada de coca en Bolivia. 
Aunque en 2013, los cultivos de coca en el país fueron las más bajas registradas desde 2002. “En verdad se trata de un record histórico”, enfatizó el representante de la UNODC en Bolivia.




Tras la represión policial
Dirigentes se reúnen en Adepcoca, hoy en Villa Fátima.


Los productores de coca de los Yungas se rearticulan en la zona de Villa Fátima, donde Adepcoca tiene como sede principal y amenazan con instalar un cerco a la ciudad de La Paz en rechazo al proyecto de Ley General de la Coca, cuyo tratamiento fue paralizado por la Asamblea Legislativa a la espera de un diálogo entre los cocaleros y el gobierno.  
Desde muy temprano, los productores llegaron al mercado de Villa Fátima para una masiva concentración e iniciar una marcha de protesta por la fuerte represión policial de la noche del lunes, cuando 43 cocaleros fueron arrestados en las celdas policiales bajo cargos de daños a la propiedad pública y privada.
Los productores de las provincias de Nor, Sud Yungas e Inquivisi arriban a la ciudad de La Paz, mientras dirigentes de Cofecay, Adepcoca y las Mancomunidades debaten la posibilidad de asistir al diálogo ofrecido por el ministro de la Presidencia, René Martínez.
En la reunión de esta mañana, algunos dirigentes expresaron su temor de asistir a la reunión y luego ser aprehendidos por la Policía para que respondan por los destrozos ocasionados ayer por la noche, cuando vehículos y una caseta de la Policía fueron destrozados por grupos de manifestantes.
El dirigente de Adepcoca, Abel Alarcón informó que los productores plantearon realizar un cerco a la ciudad de La Paz junto a un bloqueo de caminos en la zona de los Yungas, que conecta la ciudad con el norte del departamento.
“Vamos a cercar a La Paz, que nos disculpen los hermanos paceños en el centro de la ciudad. Este gobierno pertenece a zonas excedentarias e ilegales, no vamos a permitir que se cocalice Bolivia, nosotros pedimos un estudio el uso y consumo real de la coca”, manifestó Alarcón.
El productor Víctor Cusi expresó la molestia de sus compañeros y lamentó la actitud dictatorial del presidente Morales al imponer una ley en desmedro de los productores de Yungas.  “Vamos a darle voto castigo a Evo, gracias a nosotros está donde está”, manifestó, mientras un grupo de cocaleros exigían la renuncia de Evo Morales.


Conflicto por la Ley de la Coca se acentúa
Foto: ERBOL.




La tensión en el conflicto por la Ley General de la Coca se incrementa. Desde la tarde hasta la noche de este lunes, la Policía ejerció una nueva represión con agentes químicos contra los cocaleros de los Yungas para despejar alrededores de la Plaza Murillo, mientras que el Gobierno invitó a los yungueños a un diálogo condicionado a que levanten sus movilizaciones.
La gasificación duró más de dos horas. Como saldo hubo 43 arrestados, todos varones y mayores de edad, que fueron llevados a celdas policiales, según el director de la FELCC de La Paz, coronel Haldivec Escobar.
“Ellos estaban agarrando palos, tenemos entendido que algunas motocicletas  ha sido afectadas y también algún vehículos. Esto constituye una figura penal”, dijo el Coronel.
Foto: Cocaleros detenidos / J. A. Apaza
Los yungueños instalaron un cerco a la plaza Murillo desde el pasado viernes en demanda de que se no se apruebe el proyecto de ley que el Gobierno envió al Legislativo. Dicho texto dispone 14 mil hectáreas de coca para La Paz y 7 mil para Cochabamba.   
En la madrugada del lunes la Policía intervino el cerco, pero los cocaleros volvieron a instalarlo.
Más tarde los agentes del orden volvieron a utilizar agentes químicos y carros Neptuno para despejar las calles aledañas al centro político nacional.

Los cocaleros denunciaron que la gasificación no respetó mujeres y niños que estaban en inmediaciones del cerco. La Policía utilizó los agentes químicos para hacer retroceder a los yungueños hasta la plaza San Francisco. 
  
En las calles e imágenes de televisión se pudo observar que hubo varios cocaleros detenidos por las fuerzas del orden. 

Los manifestantes además se quejaron de que los policías decomisaron sus enseres de cocina y alimentos.

MOVILIZACIÓN

Fragmento geográfico de poder


Raúl Prada Alcoreza


Fragmento territorial de poder.pdf





A partir de la interpretación, por parte de Hugo Zemelman Merino, de los Cuadernos de la cárcel de Antonio Gramsci,  aprendimos la pluralidad manifiesta y constituida del proletariado mundial, de los centros, de las periferias y nacionales. El concepto que distinguía esta lectura diferenciadora es el de fragmento geográfico de clase. Indudablemente, Gramsci dio lugar a desplazamientos epistemológicos importantes en la formación discursiva y enunciativa marxista; sobre todo, saliendo del entrampamiento de la miopía fundamentalista de la tendencia imperante economicista. Este reconocimiento llevó al colectivo Episteme a buscar lo específico de las formaciones sociales; sobre todo, de la formación económico-social boliviana. El concepto de fragmento geográfico de clase se convirtió en fragmento territorial de clase. Esto último debido a que en Episteme la mirada teórica se orientó a los espesores territoriales y culturales

Ahora, después de la experiencia del colectivo Comuna, que integra y articula a tres experiencias críticas, del momento, y con sus propios estilos; EpistemeAutodeterminación y el EGTK; cuando, de nuestra parte abandonamos el marxismo, incluso en las versiones más sugerentes críticas;  cuando incursionamos en el pensamiento complejo; volvemos a una variante de aquel concepto específico, que vincula estrato social y fragmento territorial. Esta vez para reflexionar sobre la pugna entre dos geografías dedicadas al cultivo de la hoja de coca; la de los Yungas, considerada “zona tradicional”, y la del Chapare, considerada, mas bien, “zona excedentaria”. Resulta que el “gobierno progresista” de Evo Morales Ayma, que sigue siendo reconocido como la dirección máxima de las federaciones cocaleras del trópico cochabambino,  ha decidido considerar una ley donde se quita mil hectáreas a la “zona tradicional” del cultivo de la hoja de coca, para otorgarles a la “zona excedentaria” de la hoja de coca. La federación campesina yungeña, ADEPCOCA, además de organizaciones sindicales de la provincia de Larecaja e Inquisivi, se adhirieron a la protesta de los productores de coca de los Yungas. La Plaza Murillo, la plaza de armas, el núcleo de la sede de gobierno, se encuentra sitiado por las organizaciones yungueñas, de Larecaja e Inquisivi. El Congreso está rodeado, al que se le exige que no apruebe dicha ley.

Si se hace la evaluación y ponderación del peso del Chapare en la incidencia política; sobre todo, en lo que respecta al peso de los proyectos implementados, que benefician a la región en cuestión. Veremos que estamos ante no solo lo que llamaremos fragmento territorial del poder, sino que este fragmento de poder conforma en la jerarquía estructural del poder un lugar privilegiado. Esto se puede corroborar, de manera descriptiva, con la suma de los proyectos que benefician a la región del trópico de Cochabamba, descuidando a otras regiones del país. Es más, se ha llegado al extremo de llevar al lugar el proyecto de la Planta de Fertilizantes, lejos de las fuentes de energía y de los mercados. Los argumentos para hacerlo son estrambóticos, sin importar a los voceros los costos económicos de dicha decisión. Ahora, en plena supuesta campaña de “reducción de los cultivos excedentarios” de la hoja de coca, el gobierno toma la decisión de volver a beneficiar a la región tropical en cuestión, otorgándole mil hectáreas más para el cultivo de la hoja de coca, quitándole estas hectáreas a los Yungas.

No vamos a preguntar por qué se lo hace, desatando tormentas, sino cómo funciona esto. Volviendo a nuestros argumentos; el Chapare es el fragmento territorial de poder privilegiado, jerárquicamente influyente en las políticas del gobierno. Las federaciones cocaleras del  trópico son el núcleo duro del MAS; se trata del sostén más confiable y leal del gobierno. La expansión de la frontera agrícola, concretamente del cultivo de la hoja de coca “excedentaria”, afectó al TIPNIS, con la ocupación de aproximadamente 200 mil hectáreas, en la zona conocida como el “Polígono siete”. Y amenaza con avanzar en las mil hectáreas del TIPNIS que quedan; territorio comunitario, según el titulo entregado por el propio presidente en 2009.  Ahora la amenaza la sienten los productores de la hoja de coca de los Yungas, cuando la ley elaborada y presentada para su tratamiento al Congreso, establece una restricción de mil hectáreas en la “zona tradicional”.

¿Qué nos dice esta situación sobre la estructura del poder en la forma de gubernamentalidad clientelar? ¿En sentido estricto, se trata de un gobierno de los productores de la hoja de coca del Chapare? Si convirtiéramos la pregunta en una hipótesis interpretativa, aunque sea provisional, incluso experimental, solo para inquirir en la complejidad de los diagramas de poder en Bolivia; podría darnos luces, hipotéticamente, acerca del funcionamiento de este fragmento territorial de poder en la estructura de poder del “gobierno progresista”. En este sentido, sin pretender ninguna verdad, sino, mas bien, sugerir investigaciones descriptivas al respecto, que puedan contrastar la hipótesis, vamos a proponer interpretaciones provisionales y experimentales al respecto.

Interpretaciones sobre el fragmento territorial de poder

1.   Podemos sugerir una especie de dominación irradiada de un fragmento territorial de poder o de algunos fragmentos territoriales de poder, que hacen como una micro-geopolítica en el ámbito geográfico nacional.

2.   Así como en la geopolítica del sistema-mundo capitalista se configuran centros y periferias; de manera parecida, aunque no igual, se generan proyectos inherentes de centralidad y de monopolio político en determinados fragmentos territoriales de poder. En el primer caso, el mundial, la economía-mundo capitalista es la operadora de la conformación de la geopolítica a escala mundial; en el segundo caso, parece ser una variante desbordada de esta economía-mundo, la que opera en la conformación de una micro-geopolítica a escala nacional.


3.   Que prospere este proyecto inherente de micro-geopolítica y se materialice, depende de las correlaciones de fuerza a escala mundial, a escala regional y a escala nacional.

4.   Cuando una zona, un fragmento territorial de poder, concentra la densidad logística, beneficiándose de proyectos implementados, de recursos, de plantas industriales, por lo menos, en diseño, de aeropuertos, coadyuva esto, de varias maneras, a convertir al fragmento territorial de poder en un centro de poder.


5.   Es decir, otra geografía política se gesta desde estos desplazamientos micro-geopolíticos. Atravesando y desordenando la geografía política institucional heredada.

6.   La pregunta, al respecto, es la siguiente: ¿Hay como una conspiración para que se realice este proyecto micro-geopolítico nacional? Como lo dijimos varias veces, no somos partidarios de las teorías de la conspiración, en toda sus variantes; teorías a las que consideramos simplonas y excesivamente esquemáticas; muy alejadas de la comprensión de las dinámicas de la complejidad, sinónimo de realidad. No parece que el MAS tenga o haya elaborado un proyecto de micro-geopolítica nacional, de esta índole; tampoco el propio gobierno. No creemos que sean, por así decirlo, conscientes de lo que pasa, en sentido de los desplazamientos en lo que respecta a la geografía del poder. Sin embargo, el peso de incidencia del Chapare, el peso económico ganado por el beneficio de los proyectos implementados, la orientación de parte de las políticas económicas, derivan en desplazamientos micro-geopolíticos, que convierten al Chapare en la zona que construye su centralidad de poder, a escala nacional.


7.   Las micro-geopolíticas – usando un término que criticamos, este de geopolítica, provisionalmente - pueden darse, por así decirlo, espontáneamente, como consecuencia de las resultantes de las correlaciones de fuerza en las coyunturas; además por la marcha de los eventos económicos y políticos.

8.   Lo que sí parece ser un acto consciente es la voluntad política, hecha efectiva en políticas públicas, de beneficiar a una región determinada, a corporaciones sindicales dadas, a formas de económica peculiares. Sin embargo, esta voluntad política orientada no corresponde ni llega a lo que puede ser una micro-geopolítica, elaborada instrumentalmente.


9.   El cultivo de la hoja de coca “excedentaria” forma parte de lo que hemos llamado economía política del chantaje, concretamente de la economía política de la cocaína. Estas economías no son, de ninguna manera, exteriores al sistema-mundo capitalista, en su etapa de dominación del capitalismo financiero; al contrario, forman parte de los circuitos y recorridos de lo que se viene en llamar el capitalismo especulativo.

10.       En otras palabras, aunque el orden mundial, en la vocería de Naciones Unidas y los Estado-nación que lo conforman, digan y se comprometan en la “lucha contra el narcotráfico” y otros tráficos;  lo cierto es, que, en la práctica, de manera efectiva,  coadyuvan a la conformación de economías políticas del chantaje, que forman parte de la apropiación especulativa de la plusvalía.


11.       En este sentido, la emergencia de estos fragmentos territoriales de poder, son sustentados por las dinámicas del capitalismo financiero y especulativo, dominante en la etapa tardía de la modernidad

12.       Obviamente, lo que ocurre en el Chapare no es un caso aislado; al contrario, más bien, forma parte de tendencias de mutaciones estructurales de los diagramas de poder en el mundo. Hay muchos ejemplos, pero, no es el caso exponerlos ahora. Daremos uno solo, entre tantos; en México se han conformado fragmentos territoriales de poder, controlados por cártelesFragmentos territoriales de poder que patentizan la reconfiguración de la geografía política, en los términos de la geografía de poder.


13.        No se trata de estigmatizar a nadie, ni a ninguna región, tampoco a determinadas corporaciones, que es el estilo moralista de los que se golpean el pecho, se declaran contrarios al “mal”, y en definitiva son totalmente ineficientes en sus luchas contra el “mal”, que ellos señalan. Esta es la incapacidad de organismos internacionales, tanto de interdicción y alternativos de desarrollo, de los Estados, de los gobiernos, de toda índole, tanto de “izquierda” como de “derecha” o de gobiernos populistas, según el caso. Sino de comprender cómo funcionan las máquinas de poder en el presente, para, desde la perspectiva libertaria, proponerse su desmantelamiento y diseminación.   















Coyuntura incierta

El “gobierno progresista” se encuentra en una encrucijada, en una fase avanzada de su regresión, por no decir, decadencia. Se encuentra como arrinconado por los pequeños, por así decirlo, en comparación, conflictos desatados. Con los cooperativistas mineros, con la población de la ciudad intermedia de Achacahi, con los trabajadores de salud, con los jubilados; ahora, con los productores de la hoja de coca de los Yungas. Por otra parte, se encuentra corroído por la corrosión institucional y la corrupción galopante, en los distintos niveles del mismo Estado. Todo esto dentro de un escenario económico internacional definido por la baja de los precios de las materias primas. Si sumamos a estas desventajas comparativas, el descrédito acumulado, no solamente en las ciudades capitales, sino incluso en ciertas zonas donde campeaba su hegemonía política, como en el Altiplano, salvo, por ejemplo, en fragmentos territoriales donde ha preservado su influencia, por medio del ejercicio de la prebenda y el clientelaje, como en Omasuyos, podemos advertir que la encrucijada en la que se encuentra el gobierno es casi como decisiva.

El MAS, el gobierno, lo órganos del Estado controlados, buscan desesperadamente lograr la reelección del presidente, pues parece que esta es la única vía para su continuidad. Otra alternativa, evidenciaría palpablemente y hasta catastróficamente la endeble consistencia de un partido des-cohesionado, prebendalista y clientelar. Esto lo hacen a costa de la legalidad, de la legitimidad y vulnerando la Constitución. Perdieron el referendo donde se puso en consulta la posibilidad de una reforma constitucional, para habilitar la reelección del presidente. Esta derrota no es reconocida, también con argumentos insostenibles y estrambóticos. Creen que este costo de ilegalidad, de no institucionalidad, de inconstitucionalidad vale la pena para conservar el poder.

Otra vez, que lo logren, depende de la correlación de fuerzas. Ni el MAS, ni el gobierno, ni los órganos del Estado, que controla, están en su mejor momento. Al contrario, más parecen que se encuentran en uno de sus peores momentos, en lo que respecta a la disponibilidad de fuerzas. Parece que la tendencia preponderante, por lo menos visible o audible, en sus discursos, es la de arriesgar la legitimidad mermada que les queda, para prolongarse en el poder.

Por todas estas razones se evidencia un panorama de incertidumbre en la coyuntura. No parece, de acuerdo a la correlación de fuerzas, que pueda el MAS lograr su propósito; empero, si lo lograra, sería a un costo muy alto, el de la democracia misma. 


Leer más: 
http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/fragmento-geografico-de-poder/



Fragmentos territoriales en la mutación geográfica de poder


Raúl Prada Alcoreza


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Desde Milton Santos podemos decir que la geografía está en movimiento; además de que se trata de composiciones de espesores espaciales, tejidos por los lugares en el mundo que los cobija, también cambiando. En el anterior ensayo hablamos del fragmento territorial de poder[1]; ahora, trataremos de situarlos en contextos espacio-temporales en movimiento; así como los concibe la geografía cuantitativa y la geografía humana.

Los fragmentos territoriales del poder se encuentran en tejidos espacio-temporales, que los contienen, que también los condicionan y sitúan en el contexto geográfico. Los fragmentos territoriales de poder emergentes, en una coyuntura, en una sucesión de coyunturas, en un periodo, concurren en geografías políticas dadas y heredadas. Lo que importa es comprender las relaciones que se establecen entre estos fragmentos territoriales y la geografía política heredada. Como no se puede hablar como si se tratara de una generalidad, lo haremos, refiriéndonos a una geografía política concreta; la boliviana. El fragmento o los fragmentos territoriales de poder emergentes entran en contacto espacial con los centros, por así decirlo, de la geografía política heredada. Por ejemplo, el fragmento territorial de poder del Chapare entra en contacto con el centro de irradiación geopolítico de la geografía política regional, radicado en Santa Cruz de la Sierra. Lo que hay que averiguar si estas relaciones o comunicaciones o contactos espaciales son de contradicción o, al contrario, se terminan complementando. Para responder a esta pregunta, es menester ubicarse en determinados momentos espacio-temporales, donde se manifiestan los síntomas que aclaran la cuestión. En el conflicto del TIPNIS se comportaron, mas bien, concomitantes. Ambos, el fragmento territorial  de poder y el centro de irradiación geopolítica, compartieron el común criterio de la ampliación de la frontera agrícola. El fragmento territorial de poder, en cuestión, y el centro geopolítico de irradiación, conformaron como un bloque, por así decirlo, contra la demanda de las naciones y pueblos indígenas de respetar la Constitución y los derechos colectivos y territoriales constitucionalizados.

¿Qué pasa en lo que respecta a la centralidad geopolítica del poder? ¿Está el centro geopolítico de irradiación dispuesto a ceder ante la emergencia y la pretensión de centralidad el fragmento territorial de poder? ¿O el fragmento territorial de poder, mas bien, provincial, necesita secundar al centro de irradiación del poder; por lo tanto, aliarse? Esto parece depender tanto de las decisiones que tomen las corporaciones empresariales de la burguesía industrial como de las decisiones que tomen las corporaciones sindicales del fragmento territorial de poder, en cuestión; también del “gobierno progresista”; aunque el gobierno parece ya haber tomado una decisión, por su conducta manifiesta. La de la alianza entre el poder político y el poder económico. Pero, también depende del curso de los eventos económicos y políticos.

Ciertamente es diferente considerar el peso demográfico del Chapare, de un poco más de 400 mil habitantes, según proyecciones, en comparación con el peso poblacional de la ciudad capital de Santa Cruz de la Sierra, que bajo estimaciones estadísticas, que pueden parecer un poco exageradas, cuenta ya con aproximadamente 3,5 millones de habitantes. Lo mismo podemos decir en lo que respecta a la logística económica de ambos recortes espaciales. Desde esta perspectiva, y considerando estas condiciones materiales de posibilidad, solo parece cabe esperar dos alternativas; una, la de la alianza; la otra, la de la concurrencia y hasta confrontación por la centralidad micro-geopolítica, en el ámbito nacional.  Claro que pueden darse situaciones intermedias; empero, no las vamos a considerar ahora, por razones de ilustración.

Considerando lo reciente de la historia reciente, podemos decir que la impresión que deja es la de la tendencia a la alianza, más que la tendencia a la confrontación; aunque puedan darse concurrencias, en algunos aspectos y rubros. Deteniéndonos en esta posibilidad, lo que se puede entrever es la tendencia a fortalecer la micro-geopolítica de la ciudad pujante del oriente boliviano, favoreciéndose de la alianza con el fragmento territorial de poder, para consolidar una centralidad micro-geopolítica de carácter, más bien, rural.

Para decirlo de algún modo, la geografía política efectiva, no la geografía política institucional, que resulta más un imaginario estatal, cuenta con una distribución espacio-temporal de los fragmentos territoriales de poder; los que terminan de acomodarse en la geografía política efectiva emergente, de acuerdo a las resultantes de las correlaciones de fuerzas. En otras palabras, estamos ante la construcción de la centralidad nacional de la burguesía agroindustrial cruceña, en alianza con la centralidad rural de las corporaciones sindicales aburguesadas del Chapare.

El proyecto micro-geopolítico, a escala nacional, está en marcha; el problema está en que si tendrá tiempo de consolidarse. Esto lo decimos pues ésta no es la única tendencia efectiva en los decursos de los acontecimientos. Resulta que otra tendencia efectiva, entre otras que se dan en la coyuntura, es la del desgaste de la forma de gubernamentalidad clientelar. Un desgaste que parece haberse ya apresurado por los propios desatinos y compulsiones desorbitadas del “gobierno progresistas”; sobre todo, después de la promulgación de la Constitución. Este desgaste adelantado, acompañado por la extensidad de la corrosión institucional y la distribuida intensidad de la corrupción, acorta las posibilidades de la anterior tendencia efectiva, en lo que ya llamamos los juegos de poder de la micro-geopolítica a escala nacional.

Por otra parte, nada de lo que ocurre en el país está exento de los condicionalidades y afectaciones de lo que ocurre regionalmente, en el continente, tampoco en el mundo. Estos juegos micro-geopolíticos se dan en momentos de decrepitud de la geopolítica del sistema-mundo capitalista. Otra condición de posibilidad o, mas bien, condición de imposibilidad, que acorta el tiempo de la tendencia en cuestión, es la decadencia, experimentada por el sistema-mundo capitalista, en la etapa de dominación del capitalismo financiero y especulativo. Entonces, todo parece jugar en contra de esta tendencia efectiva en los juegos de poder de la micro-geopolítica.

La reapariciones de gobiernos neoliberales, como en el caso de Argentina y Brasil, parecen alentar a estratos conservadores a retomar el poder, a recuperar el control del Estado y del gobierno; creyendo que esto significa volver a lo que su imaginario considera normalidad; es decir, el dominio de ellos. Sin embargo, en ningún caso, sea por un lado u otro, sea con un discurso u otro, sea de “izquierda” o de “derecha”, la historia se repite. Estos gobiernos, como el de Mauricio Macri y Michel Temer, son vulnerables y débiles, en comparación de lo que fueron los gobiernos neoliberales de la cuarta parte del siglo XX. Si ocurriera esto, como pasa en Argentina y Brasil, los neoliberales asistirán a la experiencia política, recurrente y desgastada, de pretensiones neoliberales, que se llevaran a cabo, por medio de políticas parciales, conviviendo con la herencia de políticas públicas, que dejaron los gobiernos populistas. Es decir, administraran la crisis económica, en las condiciones ineludibles institucionales, que dejaron los “gobiernos progresistas”. En otras palabras, el proyecto neoliberal no se repetirá sino como proyecto anémico ejecutable. De la misma manera, en contraste, que los “gobiernos progresistas”, continuaron, por otros medios y otros discursos, el cuadro general de las políticas neoliberales.

Volviendo a nuestro asunto. La alianza entre el poder político y el poder económico en Bolivia no tiene el suficiente tiempo como para consolidarse. En estas condiciones de posibilidad o de imposibilidad, cuáles son los desenlaces viables. Ciertamente, hablar de los desenlaces es especular; sin embargo, lo que se puede hacer es cotejar las tendencias inherentes efectivas. La micro-geopolítica, de la que hablamos, parece  no contar con la posibilidad de una realización inmediata; en el mejor de los casos, como que se ve obligada a postergar la realización de esta micro-geopolítica, basada en la alianza entre fragmentos territoriales del poder y la irradiación geopolítica regional, a escala nacional. Esto no implica renunciar, sino retroceder de sus pretensiones sobre el control directo del poder. En el peor de los casos o escenarios, es que el bloque, si se puede hablar así, en el poder, intente imponerse por la fuerza, conservando el poder y buscando con el forcejeo la realización micro-geopolítica inherente. Empero, esto tiene sus riesgos; precisamente el de perderlo todo.

Lo incierto es qué es lo que viene después de los gobiernos del MAS. Se entiende que este gobierno incierto puede ser el resultado del voto castigo, del voto en contra del MAS gobernante; empero, en perspectiva, en el panorama probable, no es, no parece ser, el que vendría, un gobierno fuerte, ni claro, ni coherente, contando con proyecto político alternativo. Lo que parece venir, como en Argentina y Brasil, es un gobierno de improvisaciones, en el marco dramático de la pretensión imposible de retornar a la hegemonía neoliberal.

Ante estas incertidumbres micro-geopolíticas, el fondo o el substrato de los procesos no es, evidentemente, este juego micro-geopolítico,  sino las ecologías de los espesores territoriales de los ciclos vitales. La geopolítica, cualquiera sea ésta, no alcanza a abarcar la complejidad dinámica de las geografías vitales de las territorialidades ecológica. En todo caso, solo puede manifestarse a través de las mallas institucionales, que tratan de atrapar todo lo que puedan con sus redes de captura. Pero, como son ahuecadas, los espesores territoriales escapan a sus capturas. Incluso, en el caso que alguna geopolítica pueda realizarse, solo podrá hacerlo en un tiempo perentorio; pues no puede detener el devenir de los ciclos vitales.

El dilema de los pueblos es lograr reincorporarse a los ciclos ecológicos de la biodiversidad planetaria o dejarse llevar por los juegos geopolíticos insistentes. El desafío de los pueblos es poder reincorporar a las sociedades a los ecosistemas y lograr complementariedades ecológicas con las otras sociedades orgánicas.  En otras palabras, retomando a Milton Santos, tejer geografías vitales.






















Territorialidad alterativa

Como lo dijimos en Territorialidad[2], la territorialidad no es geografía, aunque la geografía configure su superficie; menos es geopolítica, pues ésta es una pretensión de dominación del espacio, una estrategia de dominación espacial, basada en una concepción tosca de la geografía[3]. La territorialidad se refiere a los espesores territoriales. De principio hay en este desplazamiento una perspectiva de la voluminosidad, no de la superficie. Este cambio de perspectiva exige otra concepción y otra conceptualización; si se quiere una conceptualización que comprende, por lo menos, tres dimensiones. Si, además, desde nuestra actual perspectiva, la del pensamiento complejo, partimos de que no hay tiempo absoluto ni espacio absoluto, sino tejidos del espacio-tiempo, entonces, el mismo enfoque voluminoso se transforma en un enfoque tetra-dimensional; donde el tejido espacio-temporal exige la concepción de espesores móviles.

La territorialidad es alterativaalterativa a la apariencia espacial, tanto en su acepción de superficie, como en su acepción voluminosa. La territorialidad, si se quiere, como conjunto de atributoscualidades y propiedades, además de dinámicas moleculares y molares de la materia en cuestión, se abre a la episteme compleja, a la perspectiva de la complejidad, al pensamiento complejo. La textura o texturas de la territorialidad son tejidos espacio-temporales, incluso tejidos espacio-temporales-culturales; pues, como se escribió en el libro citado, la territorialidad es inmediatamente interpretada culturalmente. Después del escrito de Territorialidad, que, en aquel entonces, solo se atiene al enfoque voluminoso y hermenéutico, queda pendiente una actualización renovada, por así decirlo, que comprenda, ahora, la perspectiva de la complejidad.

Lo que corresponde, en este ensayo, es contrastar las territorialidades con las pretensiones geopolíticas y micro-geopolíticas, apoyadas en una tosca geografía. Es una ilusión de la geopolítica pretender dominar el espacio, tanto en su acepción geográfica plana, así como en su acepción voluminosa; mucho más lejos está de entender la complejidad de la territorialidad. Es en la ideología donde la geopolítica se auto-contempla como realización posible y hasta efectuada. Para regocijo de los juegos de poder, la geopolítica encuentra su apología pertinente en la ideología. Pero, la ideología es un acontecimiento imaginario, sustentado por la maquinaria institucional, rechinante y oxidada.

Los espesores territoriales y culturales forman parte de los ciclos vitales de las ecologías planetarias. No solamente se trata de los ciclos de los suelos, sino también de los subsuelos, en complementariedad, articulación e integración sincronizada con los ciclos del aire, los ciclos del agua, los ciclos de los bosques, los ciclos de las sociedades orgánicas; en otras palabras, en su amplitud, los ciclos ecológicos. Estos ciclos desbordan las cáscaras artificiales de la geopolítica, también los diques de la economía. El planeta,  que responde a la propia sincronización y devenir constantes, en su simultaneidad dinámica, que supone la sincronización del multiverso, en sus distintas escalas, no tarda, si se quiere, acudiendo, para ilustrar, a la metáfora del tiempo, en re-sincronizarse, una vez que estas cáscaras y estos diques afectan a la armonización planetaria[4]

En consecuencia, la geopolítica, de todo tipo, de todo alcance, con todas sus pretensiones de distinta índole, en el mejor de los casos, puede lograr capturar territorios, someterlos a su administración y supuesta centralidad; esto ocurre en la superficie, es decir, en el recorte de referente que tiene a partir de su tosca geografía. Sin embargo, está lejos de controlar los ciclos vitales; en ellas, a las territorialidades, los espesores territoriales, sus ciclos inherentes de los suelos, subsuelos, de los bosques, en complementariedad integrada con los ciclos del agua, del aire, de las ecologías planetarias. Controla, parte de la parte de las fuerzas vitales, que las mallas institucionales logran capturar; pero, está demasiado lejos de controlar la vida; lo que es imposible. La geopolítica, en ella, la micro-geopolítica, es meramente una ilusión, sostenida estatalmente.

Volviendo al tema del anterior ensayo, el de las micro-geopolíticas de los fragmentos territoriales de poder y el de la centralidad urbana irradiada regionalmente,  ambas geopolíticas de corto alcance, en el mejor de los casos, si las correlaciones de fuerza lo permiten, pueden lograr asentarse en los ondulantes tejidos espacio-temporales-territoriales-sociales, como artificios administrativos espaciales, por un tiempo. En el peor de los casos, solo podrán intentar, incluso incluyendo a una alianza, más o menos duradera, entre el poder político y el poder económico, lograr sus objetivos; empero, solo patentizaran sus ineludibles inutilidades. En este último caso, el recurso a la violencia estatal es la actitud desesperada a la que se acude. En estas circunstancias puede que les dé resultado; empero, sólo por corto tiempo y a costa, como dijimos ya, de lo poco que queda de la democracia, incluso en su formalidad institucional.


Leer más: http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/fragmentos-territoriales-en-la-mutacion-geografica-de-poder/



Cuando la máquina del poder no funciona


Raúl Prada Alcoreza

 

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Cuando la máquina del poder no funciona se para o, en su caso, es un desbarajuste, es una armatoste no funcional. Eso pasa cuando no acoplan sus engranajes, sus piezas; cuando no ensamblan sus partes. La disfuncionalidad se generaliza. Estas máquinas de poder no solo están como destartaladas, sino que su apariencia aparatosa hace creer que funcionan, tanto a sus operadores como a sus usuarios. En estas circunstancias se ocasionan escenarios donde lo que se dice desentona con la trama; los actores no coordinan sus papeles, confunden libretos. Incluso del desbarajuste se puede pasar a lo grotesco; llamémosle lo grotesco político. Los disfraces, en vez de convencer y hasta seducir a los espectadores, se hacen tan evidentes; el disfraz por el disfraz, la exacerbación del disfraz se hace estridente. El espectáculo ya no es ni siquiera trágico-cómico, ni tampoco solo cómico, ni siquiera solo ridículo, sino grotesco; por ejemplo, ver a disfrazados de “revolucionarios” hacer gala de una retórica tosca y torpe a todas luces. La política se ha vuelto burlesca.

Otro ejemplo, un espectáculo burlesco se da cuando, como discos rayados, se repiten los mismos argumentos ante cualquier conflicto. El reciente conflicto de la coca, relativo a la concurrencia de los “espacios tradicionales” y los “espacios excedentarios” del cultivo de la hoja de coca, la concurrencia de dos geografías del cultivo de la hoja de coca, la pugna geográfica entre los Yungas y el Chapare, ha sido catalogada por voceros del gobierno como “conspiración”. Y como no podía faltar en el argumento trillado y sin ingenio, detrás está la embajada norteamericana.  No se les ocurre, por nada, tener como referente la causa del conflicto, la expropiación de mil hectáreas del cultivo de la hoja de coca a los Yungas, para regalárselos a las federaciones del trópico de Cochabamba, del Chapare. Podrían hacerlo, argumentando otros motivos; empero, hacen desaparecer este referente, que es la madre del cordero.

Esta conducta desorientada y hasta desorbitada es pues síntoma del desbarajuste de la máquina del poder de la forma de gubernamentalidad clientelar. La imaginación brilla por su ausencia, también la picardía criolla, a la que nos acostumbraron políticos hábiles y bribones. Hay pues miseria, a todas luces, en estos ilustres personajes de un gobierno en plena decadencia.

Por otra parte, en los argumentos vertidos por toda la gente oficialista, la del gobierno, la de los aparatos de Estado, la de la masa elocuente de llunk’us, no responden para nada a la cuestión; sobre todo, al pedido de explicación por parte de ADEPCOCA, de por qué se le quitan mil hectáreas a los Yungas y se los entregan al Chapare. Hacen como si no existiera tal problema, como si no haya que dar explicación de nada. ¿En qué clase de mundo creen que habitan estos personajes tristes y grises?

Para el colmo, en el momento de mayor estridencia de esta torpe retórica y desmembrada política, presentan un montaje grotesco. Teniendo como protagonista a una señorita de fama mediática, inmiscuida en una telenovela de romances inconclusos y forzados; acompañada de bochornosos hechos de corrupción galopante y corrosión institucional, que involucran a altos dignatarios del Estado. De esta telenovela, de mala calidad, se ocuparon tanto “oficialistas” como la llamada “oposición”; tanto los medios de comunicación, de mediocre desempeño informativo y comunicacional, así conjuntos de televidentes, atrapados en el drama descabellado. Nadie puso atención en lo evidente, en lo sencillo y simple de los sucesos. Lo que no se puede negar, pues están las firmas de los dignatarios y su participación como conductores del ejecutivo, en la adjudicación delictiva de concesiones y proyectos, sin cumplir con las normas de contratación de bienes y servicios, a una empresa china de mala fama internacional; que, además, no ha cumplido con ninguno de sus contratos millonarios. Este es un delito contra el Estado, donde se inscriben los sellos de la firma del principal dignatario de Estado. Todos los que ocultan y encubren este delito contra el Estado son cómplices; los funcionarios, desde los de abajo hasta los más altos; los representantes del pueblo, por supuesto, en este caso, oficialistas; los militantes del partido de gobierno; además de los medios de comunicación, que se encargan de generar cortinas de humo.

Toda la pantomima no hace otra cosa que poner nuevamente en evidencia al que se quiere encubrir, nada más ni nada menos, que al propio presidente. La torpeza llega a extremos asombrosos; un director de canal de televisión, que supuestamente es privado, pero que está comprometido hasta el tuétano con el apoyo mediático al gobierno, dice que ha sido el editor responsable del video montado, donde aparece la señorita mencionada. Pretende ser este video montado la continuidad de otro video, el de “El cartel de la mentira”; elaborado, editado y armado por comunicadores argentinos; obviamente del mismo estilo, el desgarbado populismo. Ambos videos presentan sus más tangibles debilidades; el forcejeo manipulador de los hechos, la falta de coherencia narrativa, la notoria intención del guion, además de la pobre argumentación, que no convence a nadie, salvo a los convencidos. La diferencia entre los dos videos del montaje es que el primero, “El cartel de la mentira”, tiene, por lo menos, cierta consistencia técnica, si se puede hablar todavía de esto; en cambio, el otro, ni siquiera muestra este atributo.

Solamente con estos dos síntomas del desbarajuste de la máquina de poder de la forma de gubernamentalidad clientelar, podemos ponderar, aunque sea por impresiones y deducciones, los alcances de la decadencia; esta vez, en una etapa avanzada, donde el desbarajuste y la disfuncionalidad son las características más elocuentes del desmoronamiento político. Lo que interesa es comprender cómo ocurre este disfuncionamiento de la máquina de poder.



















Anotaciones

Anotación 1

Las máquinas de poder sirven para ejercer el poder; es decir, para dominar, para realizar las formas polimorfas del poder. En este ejercicio se emplean variadas técnicas- hablamos de técnicas de poder -, que buscan ser acompasadas entre ellas. Técnicas jurídicas; técnicas jurídico-políticas; técnicas polivalentes y multifuncionales, propiamente políticas; técnicas ideológicas; técnicas comunicacionales, acompañadas, claro está, por las técnicas de poder más tradicionales, a pesar de su actualización. Hablamos de las técnicas de la represión, de la disuasión; que, a su vez, vienen acompañadas por “técnicas”, usando inapropiadamente este término, coercitivas, de violencias, tanto físicas como simbólicas. Para referirnos al cohecho, a la coerción, a la corrupción, a los procedimientos múltiples y detallistas de la economía política del chantaje. Estas pluralidades de técnicas requieren estar coordinadas y orientadas a los fines del Estado, en prioridad, y a los fines de gobierno, en segundo lugar. Se supone que conjuntos de estas técnicas, diferenciadas y clasificadas, de acuerdo a sus métodos y procedimientos, tienen que manejarse proporcionalmente; dependiendo de los casos y de los empleos, de las contingencias y de las coyunturas. Sin embargo, cuando algún conjunto clasificado adquiere proporciones desmesuradas, angostando a los otros conjuntos de la composición técnica del poder, puede generarse el desbarajuste y la disfuncionalidad en el ejercicio del poder. Sobre todo, cuando se trata de los procedimientos paralelos del lado oscuro del poder, de las formas paralelas del poder, las no institucionales[1].


Anotación 2

El ejercicio del poder, el uso de las máquinas de poder, que suponen composiciones y combinaciones de diagramas de poder diferenciados, en la era de la simulación, sobre todo, en la modernidad tardía, recurren a las manifestaciones espectaculares de las formas aparentes. Nos referimos no solamente a las formas aparentes que inventa la ideología, sino a las máscaras, a los disfraces, a las cortinas de humo, a los montajes, a la publicidad y propaganda mediática. Cuando estas formas aparentes toman la delantera; es más, cuando desbordan y casi es a lo único que se atiende y preocupa a los actores de la política, puede ocasionarse el predominio espumoso de lo espectral, de la actuación forzada y del disfraz manifiesto. Entonces, es más el disfraz que la representación del drama; es más la estridencia de lo falso que el propio discurso; es más la sobreactuación sin contenido que la coherencia argumentativa.


Anotación 3

Las máquinas de poder cuentan con operadores, quienes las hacen funcionar. Cuando no hay operadores, propiamente dichos, sino improvisados, la máquina puede estropearse y funcionar mal.


Anotación 4

En los usos de las máquinas de poder se tiene como orientaciones o, si se quiere, manuales y objetivos; llámense programas o proyectos; es más, en el mejor de los casos, Constitución. Cuando faltan estos orientadores, puede generarse precisamente la desorientación en la propia conducción de gobierno y en el conjunto del manejo institucional. Al final, no se sabe dónde se va.


Anotación 5

En las formas de gubernamentalidad, conocidas en la historia política, no ha dejado de darse una cierta distancia entre lo que se dice y lo que se hace. Cuando estos márgenes de distancia son manejables, la diferencia factual puede ser administrada de una u otra manera; tanto operativamente, solucionando en algo la distancia, o, de manera demagógica, haciendo circular una retórica convincente. Empero, cuando esta distancia es muy grande y no es manejable de ninguna manera, puede ocasionarse no solamente desconcierto generalizado, tanto en el gobierno, en los aparatos del Estado, en el mismo partido oficialista, como en la sociedad y en la opinión pública, sino incompetencia generalizada para resolver cualquier problema.


Anotación 6

En la historia política el poder, las formas de poder, históricamente dada, siempre han estado asociadas con la corrosión institucional y la corrupción. Esto no necesariamente afecta destructivamente al manejo y al ejercicio del poder, mientras se logre demarcar las fronteras, por así decirlo, de lo institucional y lo no institucional, el lado luminoso del poder del lado oscuro del poder. Sin embargo, cuando el lado oculto del poder invade, atraviesa y hasta subsume al lado luminoso del poder; cuando las lógicas imperantes ya no son, por lo menos, de manera incidente, las institucionales, sino las “lógicas” de las formas paralelas del poder, no institucionales y del lado oscuro del poder; indudablemente se genera la preponderancia de la cartografía perversa de la economía política del chantajeCartografía perversa que subordina al Estado, que subordina a la propia economía nacional al funcionamiento dominante de la economía política del chantaje.


Anotación 7

Usando conceptos del psicoanálisis, no del todo apropiados, pero ilustrativos, podemos decir que entre el principio de realidad y el principio del placer se da como una combinación concurrente, en el ejercicio del poder. Si no se pierde del todo el principio de realidad, si no se refugian en las burbujas de la ceremonialidad del poder, los protagonistas políticos, todavía se puede atinar a actuar con alguna coherencia en la realidad efectiva. Sin embargo, cuando se pierde el principio de realidad, cuando el principio del placer no solamente es preponderante, sino absoluto, es de esperar que los gobernantes actúen en el mundo de sus fantasías, cuando en el mundo efectivo se encaminan al abismo.
Conclusiones

En las anotaciones hechas no hemos mencionado la incumbencia de las características del perfil político e ideológico, tampoco de la forma de gubernamentalidad atingente; esto lo hemos hecho en otros escritos[2]. Lo que interesa, ahora, es buscar interpretaciones, mas bien, metodológicas, por no decir, “técnicas”, forzando el sentido político de los procedimientos empleados, del desbarajuste del “gobierno progresista”.  Independientemente de las características que mencionamos, llama la atención la desarticulación de la máquina de poder; en otras palabras, su anulaciónparadójicamente por el abuso del uso de la máquina de poder; ciertamente, y esto lo hace explicable, en sentido clientelar y prebendal. Perdiendo toda otra perspectiva política, de las connotaciones políticas, de los otros sentidos y significaciones políticas.

Estamos asombrosamente ante un aparatoso, por más paradójico que parezca decirlo, desmoronamiento de una forma de gubernamentalidad, la clientelar, llamada también populista; identificada o autonombrada como “gobierno progresista”.  No decimos, de ninguna manera, que por que es “progresista” este gobierno se cae; tampoco porque es populista; que, mas bien, podrían considerarse como ventajas políticas, debido a la convocatoria. Sino, que, independientemente de estas características, se llega rápidamente a la descomposición política, debido al manejo improvisado del gobierno, a la exacerbación clientelar y prebendal, a la descomunal ideología de la autocomplacencia; sobre todo, a la invasiva corrosión institucional y corrupción galopante.

Ciertamente, esto de la disfuncionalidad de las máquinas de poder no solo es un atributo del “gobierno progresista” boliviano, ni tan solo de los distintos “gobiernos progresistas”, que se han dado en Sud América - obviamente con las diferencias de cada caso -. Sino de todas las formas de gubernamentalidad estatales en la modernidad tardía, en la fase de la dominación del capitalismo financiero del ciclo del capitalismo vigente. También aquí, hay que distinguir diferencias y particularidades. Además, si bien la disfuncionalidad de las máquinas de poder ha avanzado bastante, esto no quiere decir que ha desarticulado completamente a las máquinas de poder en ejercicio, volviéndolas inservibles. Sino, sobre todo, en la mayoría de los casos, que las máquinas de poder han dejado de ser eficaces como lo eran antes. Nuestro caso de reflexión, el desbarajuste de la máquina de poder de la forma de gubernamentalidad clientelar boliviano, es sobresaliente por haber ido más lejos que la ineficacia relativa de las máquinas de poder; ha llegado al extremo de la desarticulación maquínica, de la incoordinación institucional, de la disfuncionalidad.















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