Tu manera de estar en la ausencia
Tu manera de estar en
la ausencia
Sebastiano Monada
Tu ausencia horada el tejido del paisaje manifestado
en la polifonía de colores musicales haciendo vibrar
en el momento el cuadro dinámico de la aparición
y del desaparecer inocuo.
¿Cómo corregir el curso equivocado de las cosas encantadas?
Lograr hablar en el remanso del ramaje y de las hojas sorprendidas;
comprender el lenguaje de la brisa suave como la voz originaria,
decirte lo que nunca te dije atrapado en la autoridad de la costumbre,
dejando fluir el agua cristalina de la intuición salvaje.
¿Es acaso tiempo perdido cuando recuerdo
las huellas de tu presencia?
No se puede renunciar a recuperar la trayectoria
de tu acontecimiento,
no se puede aceptar que te hayas ido para siempre.
Nace la rebelión contra el absurdo de la muerte.
No se trata de decir que te quedas con nosotros,
apasionado gesto de la retórica existencial;
sino de hacer de tu residencia una utopía
afincada en el flujo de nuestras vidas inconclusas.
No hay que confundir perspectivas, la tuya y la mía.
Te veo en la enseñanza de tus actos cariñosos,
en tu amor a la eternidad del instante refulgiendo.
Estrella naciendo del impacto de constelaciones.
Aprendo en el silencio de tus gestos consecuentes,
sin exigir reconocimiento de la sociedad encumbrada;
solo el amor por tu mujer y tus hijos
conformó una familia de preguntas sin respuestas,
con la certeza de tu sendero abierto en la oquedad
repetida del desierto institucional.
Tu persistente afecto inventa mundos
donde caben tus sueños dorados del valle
y tus esperanzas indescifrables de futuro.
Quizás te invento en el anhelo de tu presencia,
en el conjuro apareces sin nombre.
Solo tus rasgos navegando en océano sin memoria;
aparece tu sonrisa luminosa,
riéndose de las premuras
de nuestro acongojado
laburar sin horizontes.
Padre no te has ido, eres
huella hendida en la piel
de tus hijos que no
entendieron tu transcurrir
en otro tiempo que no es el
nuestro.
No importa este desencuentro
de generaciones;
lo indispensable es la
comunicación lograda,
cuando vives las madrugadas
de tus nostalgias
y el crepúsculo de tus
esperanzas.
Nadie puede repetirte.
Eres único en tu
singularidad,
en tu desaparición.
Eres único en tu presencia
intempestiva
y en tu ausencia repentina.
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