La conquista de los portadores de enfermedades
La conquista de los portadores de
enfermedades
Raúl
Prada Alcoreza
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La relación con el
pasado ha sido establecida desde el paradigma
del tiempo, considerando la sucesión lineal, incluso si se toma en
cuenta la multi-linealidad. Es
menester cambiar de perspectiva y de enfoques, en el presente diferido, o si
se quiere, permanente – retomando el
concepto de presente, acuñado desde
Agustín y retomado por la modernidad -; pensar, mas bien, el presente como espesor, cuya geología -
usando esta metáfora - contiene como sedimentaciones
a lo que se llama pasado. En este
sentido, se abre la posibilidad de volver a replantearse el pasado, su comprensión y entendimiento.
Teniendo en cuenta el avance de las investigaciones al respecto, es menester,
por ejemplo, replantearse la comprensión
y el entendimiento del acontecimiento abrumador de la conquista.
En esta perspectiva, intentaremos, prospectivamente, sugerir hipótesis interpretativas, apoyándonos
en balances de las investigaciones recientes, en lo que respecta al estudio de
la conquista, de la colonización y del pasado de Abya Yala; el continente nombrado por los europeos como América[1].
Interpretación
de la conquista
1. El encuentro inesperado con el quinto continente, siguiendo las
corrientes marinas del Atlántico, de las flotas españolas y después europeas,
considerando, además otros arribos o avistamientos anteriores, fue como una colisión de dos civilizaciones o de dos sistemas-mundos.
2. Uno de los sistemas-mundos puede interpretarse como sostenido por filiaciones y alianzas territoriales,
basado en complementariedades que,
logran tejidos móviles y flexibles,
sin embargo, consistentes. Estas complementariedades
adquieren la forma de confederaciones,
que pueden llegar a constituir e institucionalizar bloques territoriales-sociales-culturales de larga duración. La interpretación
moderna denominó a estos bloques imperios;
concepto que corresponde a las codificaciones
de la historia europea y quizás
también asiática. El otro sistema-mundo puede interpretarse como sostenido en geopolíticas
estatales, que pueden llegar a constituirse en imperios, por conquista, anexión o pactos, y por circuitos de intercambio que conforman lo que la economía denomina mercado.
3. Uno de los sistemas-mundos, el desplegado y
desenvuelto en el continente de Abya Yala, adecúa sus formas de producción y reproducción sociales, incluso las formas de los asentamientos, dispersos o
concentrados, por lo tanto, sus construcciones y edificaciones, así como sus tecnologías y ciencias, sobre todo, agrícolas y de recolección, de caza y de
pesca, a los ciclos vitales
ecológicos de los ecosistemas. El otro sistema-mundo,
el desplegado y desenvuelto en Eurasia,
desarrolla sus formas de
producción y reproducción sociales, por lo tanto, también sus
asentamientos, así como sus tecnologías
y ciencias, no solamente agrícolas y
agropecuarias, sino llegando a tecnologías
industriales, en detrimento de los ecosistemas que ocupa.
4. La colisión entre
ambos sistemas-mundos ha sido
catastrófica para el primer sistema-mundo,
el de las complementariedades y confederaciones territoriales, adecuadas
a los ecosistemas, y beneficiosa para el segundo sistema-mundo, solo que a costos demasiado altos; la destrucción
del primer sistema-mundo, de la civilización ecológica, la desaparición
del 95% de la población nativa, la desterritorialización,
acompañada de depredación sistemática, el ecocidio,
generando riqueza sobre cementerios indígenas y de especies.
5. Los conquistadores eran portadores de enfermedades. Su principal arma, clave para su
victoria, fue ésta; los virus y bacterias acabaron con las tres cuartas partes
de la población nativa, sino es más. Este hecho se puede interpretar como que los conquistadores
procedían de sociedades portadoras de
enfermedades, precisamente, debido a los desequilibrios causados en sus ecosistemas.
La contribución del sistema mundo de
las geopolíticas del poder y de los circuitos del mercado es el desequilibrio ecológico, que,
contemporáneamente, se ha convertido en crisis
ecológica.
6. El segundo sistema-mundo, al copar el mundo entero, se ha convertido en el sistema-mundo capitalista, es decir la civilización moderna hegemónica. La que
ha venido transformándose vertiginosamente, a tal punto que se puede decir que
es distinto en cada etapa de su desarrollo.
Sin embargo, estas distinciones se dan en el mismo paradigma de desequilibrio ecológico, ahondando cada
vez más la crisis ecológica.
7. El primer sistema-mundo, a pesar de haberse
desmoronado en la colisión de la conquista y la colonización, no ha desaparecido, es como substrato, en la geología
de los espesores del presente. Se
encuentra no solo en la memoria de
las sociedades alterativas, sino
también en la memoria genética de las
plantas y los animales; no olvidemos que se trata de una civilización interrelacionada
con los ciclos vitales. En
consecuencia, es un campo de
posibilidades de posibles mundos
alternativos.
Abuso de confianza
A partir de las hipótesis interpretativas, vamos a
intentar un análisis prospectivo, en retrospectiva, por así decirlo, de la
conquista.
La conquista no fue una guerra declarada, tampoco una guerra
santa ni guerra justa, como se
expresa el discurso de entonces. No
fue, en definitiva, una guerra, pues
las sociedades nativas no la
asumieron como tal, debido a que no fue declarada; al contrario, fue decodificada como visita, al principio, después, como asentamientos incomodos, para
terminar siendo expansiones militares. Fue un abuso de confianza.
Se aprovechó la incomunicación
y la in-codificación entre los dos sistemas-mundos para maniobrar
arteramente incursiones militares inesperadas. Fue una violación de la hospitalidad nativa. El ladrón y el
asesino se cobijaban en casa. Esta inocencia fue decisiva para los desenlaces del entramado de la colisión de la conquista. Costó la vida
de la civilización ecológica.
La conquista
quiso legitimarse con la religión cristiana, que se consideraba a sí misma como verdadera y universal; también quiso legitimarse
con el discurso de la diferencia
cultural, tecnológica y científica, supuestamente en favor el segundo sistema-mundo. Estos discursos no se
sustentan, primero porque la verdad
de una interpretación humana no puede
ser sino humana, por lo tanto, restringida, sobre todo disminuida al tamaño los
prejuicios humanos. Segundo, porque,
de acuerdo a las investigaciones recientes, tal diferencia cultural habla
más bien en favor del primer sistema-mundo. La diferencia
tecnológica no aparece al momento de la conquista, salvo en lo que respecta a las armas y las naves,
respecto al segundo sistema-mundo; en
cambio, aparece la diferencia tecnológica
y de las ciencias en lo que respecta
a la agricultura y las construcciones
en favor del primer sistema-mundo.
Recurriendo a figuras ilustrativas, se puede decir que
la conquista fue realizada por bárbaros que destruyeron culturas,
lenguas, saberes, tecnologías y ciencias, que podía haberles servido incluso en
su propia hegemonía. Ciertamente, se
trataba de bárbaros bien armados y
pertrechados.
Se puede considerar a la conquista como un cataclismo,
no solamente para el continente de Abya Yala, sino también para el mundo efectivo, que comprende a todos
los continentes de la Tierra, pues no solamente se ha destruido gran parte de
la heredad de la humanidad, sino se
ha apostado por la violencia descomunal y destructiva, que solo puede sembrar
muerte y cosechar muerte. Se ha tomado el camino corto que conduce al abismo, al optar por el enriquecimiento
banal a costa de la destrucción planetaria. A propósito, el discurso económico llama al camino del desequilibrio ecológico “desarrollo”,
“progreso”, que se da a ritmos de “crecimientos” económicos.
No se trata de hacer apologías de las sociedades
nativas pre-coloniales; no se trata de cerrar los ojos ante complicadas
relaciones de las confederaciones territoriales, que algunas veces derivaba en
guerras intestinas. Tampoco de obviar las contradicciones y tensiones al
interior de los bloques territoriales-sociales-culturales, ni sus dominaciones
sobre pueblos. Sin embargo, lo que sobresale tanto en los bloques territoriales-
sociales-culturales inca y en el mexica es la hegemonía – hablando en términos conocidos – y no tanto la dominación. Lo que importa, es resaltar la diferencia relacional en lo que respecta al Oikos; ahora que nos encontramos en plena crisis ecológica.
El caso comentado, de acuerdo a las investigaciones recientes, de las sociedades amazónicas es sobresaliente;
sobre todo, por la relación imbricada y entrelazada con los bosques y los ríos. Llegando literalmente a sembrar
y cultivar bosque o parte del bosque.
Se trata, entonces, de sociedades
ecológicas, que forman parte de los ciclos
vitales de los ecosistemas planetarios. Esta experiencia alumbrante es la evidencia
de que es posible un mundo efectivo
ecológico. Está en manos de los pueblos tomar la decisión, o seguir la ruta
del apocalipsis o desandar el camino,
retomando esta experiencia,
conformando sociedades ecológicas
contemporáneas, construyendo una civilización
ecológica para todos los pueblos del mundo y todos los seres del planeta.
[1] Revisar
de Charles C. Mann 1491 Una nueva
historia de las Américas antes de Colon. También 1493 Una nueva historia de
las Américas antes de Colon. Revisar
también de la compiladora y editora Catherine Walsh Pedagogías de-coloniales I
y II.
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