Señales indescifrables
Señales indescifrables
Sebastiano Mónada
Las señales se esparcen en el paisaje inédito del acontecimiento,
son marcas imprecisas, pisadas de extraños seres,
que habitan otras dimensiones, invisibles al humano,
que infiere, hermenéutico,
su futuro incognoscible e indescifrable en el momento,
que oculta el mensaje encriptado de los enventos.
La mirada atenta del caminante solitario
quiere decodificar los singnos embrionarios.
No lo logra,
sino que emigra
lejos,
pues los signos devienen símbolos
de un mito olvidado
y forman parte de un acertijo.
Las huellas de lo que viene retornan del futuro
al presente,
que apenas retiene
el instante fugaz en la memoria,
parece diseminarse en una feria,
instante que desaparece en el pasado,
sin poder interpretar su significado.
El tiempo se enrolla como una serpiente
buscando su origen imposible.
Al no encontrarlo se detiene
ante la encrucijada donde se pierde
en el abigarrado laberinto de su existencia.
La interpretación se interrumpe,
se suspende en el instante eterno,
sin lograr salir de su dilema.
Queda embargada para siempre
en las constantes preguntas sin respuestas.
La reflexión que nuca acaba
Persiste terca en sus cavilaciones,
mientras el el universo se conmueve
ante el fracaso del viajero solitario.
El caminante acude a la escritura
buscando tejer una narración,
otorgándole el ritmo de una canción,
que compensa levemente su desasón.
El viajero se transforma en novelista,
que narra historias de ciencia ficción,
retomando el arte del cabalista
y metalurgia imposible del alquimista.
No es chamán ni aprendiz de brujo,
sino humano, demasiado humano,
queriendo salir de recorrido nihilista,
liberar la voluntad de potencia
y convertirse en creador artista,
más allá del bien y el mal,
despertando el remolino infinitesimal,
más acá y más allá de la mirada humana.
Gracias por el poema, querido Raúl. Nos devuelve a cierto umbral nietzscheano.
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