Aprender viviendo

Aprender viviendo

 

 

Sebastiano Mónada 

 

 

 



 

 

 

 

 

 

 

Al final uno se pregunta por la experiencia,

por el sentido inmanente de lo vivido.

¿Es tiempo perdido o ganado?

¿Eso importa acaso?

¿No basta con haber padecido y gozado?

¿Qué trascendencia no se habría logrado?

 

Estas búsquedas de lo desconocido

es ilusión latente de los recorridos,

persiguiendo asignar finalidades al destino.

Cuando solo hay juego de azar y necesidad.

 

Los navegantes portugueses decían:

No es importante vivir sino navegar.

En cambio los escritores dicen:

No es importante vivir sino escribir.

Yo, sopesando lo que dijieron 

navegantes intrépidos y escritores compulsivos,

digo, con voz calmada y cuerpo afable:

Lo indispensable es vivir para poder navegar y escribir.

 

Aprender a vivir aprendiendo,

esta es la enseñanza de la experiencia.

Nadie puede enseñar, salvo los que creen saber.

Engreídos profetas de la salvación inalcanzable 

y de repetidas promesas incumplibles, 

hedonistas sacerdotes de fundamentalismos arcaicos,

pregoneros de la inmaculada conepción,

alquimistas modernos de la verdad,

clarividentes opacos y análisitas ególatras

de  densas fantasmagóricas composiciones.

 

Aprender a descifrar las alegorías heredadas, 

interpretar los entramados de praxis desplegada, 

decodificar signos impresos en los cuerpos,

abrir compactos mensajes encriptados, 

deleitarse de los tejidos artesanales.

Vivir intensamente la eternidad del instante.

 

 

 

 

 

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