Metáforas intempestivas II
Metáforas intempestivas II
Sebastiano Mónada
Escuchar,
ver,
sentir,
gustar,
vivir.
De eso se trata.
Tan sensillo, pero,
nadie toma en cuenta,
a pesar de ser un logro.
No escuchan,
no ven,
no sienten,
no degustan.
Entonces,
no viven.
Sufren
y mueren.
Escuchar a los demás,
mirar los paisajes,
que viajan con sus aromas
y proliferantes colores.
Dejar a la danza de las sensaciones,
curiosas, juguetonas, experimenten
el universo de las manifestaciones,
que esparcen el fértil germen.
Degustar con el paladar y con la nariz,
los sabores que esconden secretos,
que nos llevan a la raíz,
y los olores que nos retrotraen al origen
donde todo es aborigen.
Vivir plenamente,
entregarse a las donaciones planetarias,
que ofrecen alternativas;
bailar con los vahos del aire,
que es de la atmósfera la sangre;
mojarse con la apoteosis de la lluvia
o bañarse en las corrientes suaves
del serpenteante río,
o con los efluvios solares,
alcanzando la armonía
y el libre albedrío.
Dejar que el paisaje devele su textura,
interpretando sus posibles narrativas.
Contemplar la melodía de colores,
que anima el pincel de los pintores.
Cromática del inocente amanecer,
también del madurado atardecer,
así mismo del equilibrado mediodía
y del reflexivo anochecer.
Dejar que los ojos se pierdan,
como cuando mira el chaman,
en la cumbre de los cerros,
bajen a los copiosos valles
y heroicamente se aventuren
en el exuberante trópico,
suban a los frondosos árboles
y saboreen los jugosos frutos.
Dejar que miren otros ojos
y se pierdan en el alma
de quién también nos mira
y se pierde en nosotros.
Escucharlos,
que nos cuenten,
expresando la imagen,
su manera de ver el mundo,
guardado en su recuerdo;
lo que les preocupa
y lo que les gusta,
sus padecimientos
y sus alegrías.
Compartir con ellos
esta convivencia.
La sencillez,
la humildad,
el asombro,
son las condiciones de posibilidad,
escapando a la fuerza de la gravedad;
son la fuentes de la sabiduría,
que es experiencia concentrada,
y airosamente desenvuelta
en un manto de tela,
donde se pinta el cuadro
de la metamorfosis y del devenir,
ondas y vibraciones del concebir.
La bondad ante la presencia
de la otredad,
la diferencia,
a la vez,
la similitud,
la singularidad.
Mientras imaginamos
lo común y lo universal.
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