Compañero de ruta
Compañero de ruta
Sebastiano Mónada
Dedicado al compañero de lucha Fidel Ortuño. A la amistad y cualidad humana de un combatiente.
Compartimos calles adoquinadas con pétreas memorias
de multitudinarias inscripciones sensibles.
Palpitaciones corporales fluidas como vahos de verano,
calles detenidas en tráfago mecánico vehicular enloquecido.
Rutas citadinas tomadas por estudiantes rebeldes,
heterodoxos e iconoclastas destructores de imperios.
Cada hilera de las piedras amoldadas era frase
pronunciada por las bocas, que no se callan.
Narrativa escrita por combatientes insomnes,
enfrentando con sus sangres circulantes
y sus órganos compulsivos
al crepuscular patriarcado otoñal,
a la gendarmería guardiana del orden,
de esterilidad soberbia de la casta de eunucos.
Policía de urbes desveladas,
haciéndonos vibrar en ondas de peligro,
acechante como fidelidades de sombras divagantes.
Otorgando sentido al instante eterno de la asonada
enunciada en lluvia de pedradas lanzadas.
Compañero te recuerdo en tu perfil bolchevique,
compromiso consagrado en pactos de sangres derramadas
en luchas desatadas por multitudes insurgentes.
Desencadenada beligerancia corporal atravesando horizontes,
coraje desenvuelto como acciones climáticas.
Desborde apasionado de espesores territoriales
convertidos en corrientes de magmas fundidores,
desvaneciendo todo sólido en el aire tropical soñado.
Tomándonos y arrastrándonos a desenlaces inesperados.
Compañero de crucial momento exigente.
Premura intensa en torbellino inquietante,
mordiéndose la cola como serpiente alada.
Dragón mitológico muerto en persecución cíclica,
renacido en órbitas creadoras.
Entrega juvenil donada como obsequio.
Donación sin reclamo de nada,
gasto heroico sin retorno,
excedencia de vida regalada.
Te recuerdo en derroche subversivo
y te hago presente en el ahora,
memoria sensible de los muertos
y en la pregunta incontestable de los vivos.
Acompañas momentos de remembranzas,
buscando recuperar el tiempo perdido.
Sentimientos desbocados, explosiones de primavera,
floresta frondosa y composición colorida de mariposas.
Constelación de sinfonías en pentagrama material,
trama inaugural del universo inventado,
arañando la concavidad nostálgica perdida en laberinto,
plagado de salidas anunciadas en las paredes,
enmohecidas por reflexiones verdes del musgo
y en murales pintados por mensajeros crepusculares.
Preguntas adolescentes que no buscan respuestas
sino compromisos como ciclos vitales,
interpelando a tejidos emocionados del espacio-tiempo.
Nos hace cómplices de conspiración humana
contra el destino legado supuestamente por dioses.
Ulises rebeldes castigados por Poseidón,
impidiendo nuestro retorno a la isla de nuestra amada.
El castigo es estar solos para siempre,
a la vez poblados por todas las huellas dejadas
por rebeldes heterodoxos e iconoclastas.
Condena del combate persistente
de la guerra inconclusa de dioses inventados.
Desafío asumido como promesa dada en cumbre
de cordillera serpenteante en impulsos minerales.
Admiro tu entrega heroica al porvenir esperado,
utopía añorada en poesía no escrita.
Amor a la vida, romance novelado
en lánguida figura de caballero errante.
Oportunidad dada a nuestra existencia nómada,
cuyo sentido se constituye en inmanente acción rebelde.
Compañero de lucha,
te recuero haciéndote presente.
No vivimos en vano,
lo que hicimos no se pierde,
nos encuentra en el presente
Esta coyuntura es siempre
el mismo momento del gesto rebelde,
cuando el acto contiene el devenir.
Metamorfosis del porvenir,
consecuencia repetida en sensación plástica
en todo momento recurrente,
alargando proyección de acto heroico.
Somos compañeros de ruta inventada,
al caminar alegres explorando lo desconocido
no nos acerca el ideograma compartido
sino los flujos sensibles de memoria hacendosa,
las mareas corporales, convocadoras proféticas,
anunciando entramados desenlaces del tejido
palpitante de hilos artesanos.
Momentos de desemboques afluentes,
acumulando migraciones de aguas
intrépidas aventureras buscando el océano,
donde todas las corrientes se igualan.
Transitando enfrentamientos contra obstáculos
interpuestos por geografía accidentada de dominaciones.
No podemos irnos sin decir nada
a los jóvenes luchadores del ahora.
Alborada crepuscular del mito de la historia,
alba intuida en barricadas intempestivas,
crepuscular lanzamiento de molotov incendiarias.
Compartimos con la eterna juventud el entusiasmo
por la revuelta de la plebe impoluta.
Revolución retornando a su nacimiento,
riesgo por la utopía dibujada a lápiz,
bosquejada en acuarela resbalando colores
en rugosidad de papiro mudo.
Ilusión del contra-poder rompiendo el cascaron.
Importante es decirles que no están solos,
desafiando al cielo ensangrentado,
desgarrado en gramática de huellas hendidas,
heridas inscritas en piel tierna.
Cuentan con nosotros en insurgencia renovada,
más acá y más allá de nuestras trayectorias,
queda el aliento exhalado por los cuerpos
de viejos combatientes tercos.
No es una apología la que dejamos
sino tan solo testimonios vividos,
acompañando a combatientes del presente,
aterido en el pasado y proyectado al porvenir.
Afecto convulsionado de inconformes,
destructores de alcázares patriarcales.
Otoño deshojado convertido en alfombra
de la hojarasca desprendida.
Soñando en su descanso con Tiahuanaco,
nudo de los tejidos de Abya Yala.
No hay héroes consagrados en ceremonias escolares,
institucional engaño castrador de nuestros niños,
sino afectos desenvueltos como incursiones nómadas.
Casualidades desprendidas de gestos no buscados,
dados en espontánea entrega de secretos guardados.
Al azar del fuego desplegado por erupciones solares,
amor romántico de jóvenes transgresores.
Hoy sabemos valencia de gasto sin retorno,
momento intenso de donaciones vitales,
gesto eterno de inspiración estética.
Amistad edificada en compromisos no dichos,
en acuerdos inmediatos del combate.
Atmósfera compartida, territorial,
en entrañable complementariedad.
Insondable compañerismo guerrero.
Camaradas de sangres derramadas,
compañeros nombrados en aliento de palabras.
Cesar Lora y Federico escobar,
perfiles proletarios de los socavones
y del marxismo de guardatojo.
Bolivianismo insurreccional volcánico,
Tunupa convertido en obrero.
Compartimos la trinchera en guerra incierta
contra el desfile de bayonetas caladas
de ensombrecida dictadura militar concertada.
Somos camaradas de memoria inscrita en piel
registradora y hermenéutica.
Circunstancias ocultas en vida cotidiana.
Te conocí en esas eventualidades familiares.
Tu cualidad humana es lo que vale,
heroísmo en la contingencia diaria,
responsabilidad en amistad y en ternura doméstica.
No se pelea contra los molinos de viento
sino contra la indiferencia diaria de la rutina.
Revolucionando la vida cotidiana.
Madurez en actos solidarios.
Aprendizaje constante en avatar ondulante.
Odiseo periplo congregante
de ateridos momentos de fosilizados instantes.
Expresamos en actos y en gestos donados
amistad festejada en bromas.
comentada en remembranzas hogareñas.
Dejar constancia de experiencia es tarea
de viejos combatientes avezados,
sin pretender ni verdad ni enseñanza
sino poniendo en mesa testimonial vivencia,
para necesario debate colectivo.
Decir lo que sentimos en palabras honestas
sin hacer apologías, sin inventar epopeyas.
Nuestra responsabilidad deviene en sinceridad,
substrato pulsativo de recóndita intimidad,
expresada amorosamente en el recuento
y en el análisis crepitante.
Motiva la sublevación ningún odio
sino el amor a la vida proliferante
en múltiples formas inventadas.
Camarada del amor y de la muerte,
la muerte de nuestros muertos,
nuestros héroes obreros,
nuestros mitos amados,
nuestros símbolos nacional-populares.
Nacimos para morir en tierras bañadas
por ritualidades de sacrificios ofrendados.
Intuición subversiva, matriz perceptiva de saberes,
adivina entrañable escondida en cavernas platónicas.
Instantes de utopías desbordadas como estampidas
contra la realidad y la historia institucionalizadas.
No son nombres repetidos hasta el cansancio
por la apología sacerdotal de los partidos.
Son instantes eternos de intensidad afectiva,
augurio de totalidad diseminada en constelaciones,
humildad ante la vida vivida
y ante la muerte no vivida.
Camarada en tiempos de paz
y en coyunturas de guerra,
he conocido jóvenes hermosos,
mejores que nosotros.
Esperanza de humanidad donada,
condensada en virtudes juveniles.
Mocedad habitada por afectos
y pensamientos críticos alados.
Reconocemos en jóvenes rebeldes
lo que alguna vez fuimos,
derroche corporal y entrega donada.
Camarada bolchevique te declara su afecto,
brisas desplegadas agitando el ramaje melódico
de los bosques amenazados por el talado,
un anarquista retornando del periplo vanguardista,
empujado por la astucia dialéctica de la historia.
Admiro tu consecuencia y disciplina,
estilo corporativo de conspiración militante.
Importa la persistencia organizada,
utopía rusa del inicial largo siglo veinte.
Se hace evidente en el transcurso
el valor ético de la consecuencia,
la donación carnal de amor aventurado.
Importa inventar en acto desplegado
universo conteniente de gesto rebelde.
Donación de huesos y de órganos,
a la ausencia infinita de dioses.
Camarada seguimos en la lucha.
Continuidad alterativa de actos artistas,
acumulación de aprendizajes aprovechados.
No pretendemos ni verdad ni razón histórica,
humildes ante lo desconocido,
curiosos ante lo conocido.
Camarada te recuerdo en calles aledañas,
adoquinadas por sedimentaciones de recuerdos.
Tu perfil y tu gracia queda
en elocuencia pétrea de adoquines.
Ahora desechados, cambiados por asfalto,
sin embargo, su presencia solida sigue
en el rumor de las calles apaciguadas.
Camarada no hemos triunfado
con la revolución esperada.
Tampoco hemos fracasado,
seguimos tercos, viejos lobos
del mar enmarañado de acontecimientos.
Porvenir anidado en acto rebelde.
Camarada hemos escogido este camino
sin pretender que sea el único
ni el correcto.
Camino donde se hace camino al andar,
actualidad espesa de memorias.
He aprendido camarada que no hay enemigo
sino otredad exilada por rey celoso
o mago tuerto.
Por eso convocamos con pututus
a los pueblos del mundo
unirse contra gravitación de la decadencia
y la administración pública de destrucción planetaria.
Camarada, nombre consagrado del partido,
te estimo desde mi condición libertaria,
sin partido ni disciplina.
Me encuentro contigo en la intensidad
de la jugada abismal.
Se cae la ortodoxia y el dogmatismo,
se afirman en derroche intenso corpóreo
bandas de sensibilidades explosivas,
aladas convulsiones turbulentas.
No importa retórica ideológica
ni argumentación teórica
sino consecuencia en conducta.
Importa acto desiderativo.
Los discursos quedan en el aire,
las acciones repercuten en desenlaces.
Camarada somos humanos demasiados humanos.
También bordeando más acá y más allá
de la mirada humana.
Adivinando lenguajes biodiversos
de otras sociedades orgánicas acompañantes.
Aprendimos que la lucha contra la acumulación
abstracta del fetichismo de la valorización
es ineludible defensa de la vida.
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