Ensimismamiento

Ensimismamiento

 

Sebastiano Mónada 

 

 

 




 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Me sumerjo,

en lo profundo, 

me sumerjo,

adentro de mí mismo,

en la intimidad honda.

 

Lugares recónditos, 

desconocidos,

donde se deja de ser.

Tampoco hay devenir.

Espera del acontecimiento.

 

La conciencia desaparece,

ni siquiera es inconciencia.

Nos guiamos por la intuición,

captura del cosmos

y el microcosmos,

del universo 

y de lo infinitesimal.

Las cuerdas componen

la  polifonía cuántica.


Antes que las cuerdas,

las vibraciones y las ondas.

Ni onda ni corpúsculo.

Alteridad absoluta,

anterioridad plena.


 

Nos movemos a tientas,

como palpando el suelo

o las paredes de la caverna.

No nos movemos en el suelo,

tampoco palpamos las paredes

de la caverna de Platón.

Solo esperamos.


Paradoja fundamental,

copulación inaugural.

Antinomia inherente

al acontecimiento

existencial.


 

Ese agujero negro 

donde se pierde todo,

la energía y la materia,

la distancia se desvanece.

No hay espacio,

tampoco tiempo.

No hay recorrido,

sino espera. 

 

No hay quietud,

tampoco movimiento.

Todo es potencia,

posibilidad inmanente.

Potencia concentrada,

inminente,

demoledora.

 

Ni siquiera hay punto,

geometría sin dimensión,

melodía sin canción,

algo parecido a la nada.

Lugar no-lugar,

antes del comienzo.

 

No se puede señalar, 

no está en ninguna parte.

Singularidad absoluta,

única,

soledad pura.

 

Todo ha desaparecido,

Ausencia absoluta.

Convulsión atrapada 

en sí misma.

Diseminación.

 

No es la nada, tampoco el todo.

Condición de posibilidad 

de toda existencia.

Antes de la materia, 

antes de la energía.

Anterioridad sin tiempo,

lugar sin espacio,

momento sin turno.

 

Revelación,

                        intuición.

                                               Retorno

a lo mismo.

 

 

 

 

 

 

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