Balance de tres décadas de lucha zapatista

Balance de tres décadas

de lucha zapatista

 

Raúl Prada Alcoreza

 






 

Dedicado a Diana Itzu Gutierrez Luna

 

 

 

En lo que se viene llamar izquierda se consideraba que la victoria de un levantamiento, de una insurrección o de una guerrilla se lograba con la toma del poder. Este imaginario, por cierto discutible y discutido con mucha anterioridad, desde la revolución francesa y, sobre todo, durante la Comuna de París, así como en otros levantamientos sociales, como es el caso de la revolución mexicana, donde se introduce, a partir de los hermanos Flores Magón, los temas de la autonomía, de la autogestión y del autogobierno. Para decirlo ilustrativamente, de manera simétrica, para presentar una argumentación gráfica, podemos decir que lo peor que puede pasar es que se tome el poder. Esto ya lo conocemos, lo hemos visto varias veces en la historia moderna, la toma del poder implica la continuidad del círculo vicioso del poder. De lo que se trata no es tomar el poder, sino destruirlo. 

 

¿Pero volviendo a nuestro asunto, se requiere algo parecido a la verificación de una victoria, es decir a la realización de un objetivo, de una finalidad? Por ejemplo, la toma del poder o, en caso contrario, la destrucción del poder, desde nuestro punto de vista, ácrata. Esto es lo que se tiene que poner en cuestión, esa mirada teleológica, que marcha hacia el cumplimiento de una finalidad inscrita desde un principio. No es pues el fin, la realización del fin, lo que pondera o verifica la victoria. Se trata de algo distinto, se trata del acto mismo, del gesto de la crítica y de la interpelación, del compromiso. Se trata de la inmediatez de la rebelión. Se trata, en definitiva, de un acto y entendimiento antimaquiavélico.

 

Cuando nos preguntan sobre los logros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), debemos considerar lo que acabamos de decir. Dicho de manera esquemática, podemos resumir las consideraciones iniciales en lo siguiente: El Ejército Zapatista de Liberación Nacional se levantó en armas no para tomar el poder sino para obligar al Estado a dialogar y poner en la mesa de negociaciones la cuestión colonial, la pervivencia de la cuestión colonial, la invisibilización de las naciones y pueblos indígenas, su exclusión del Estado y de la sociedad mexicana. El hecho de hacer visible a las poblaciones indígenas, en los escenarios nacionales y mundiales, en un contexto de pretendida hegemonía de los Estados llamados liberales y de las potencias llamados “occidentales” del orden mundial de las dominaciones, en una coyuntura peculiar, la de la firma del Tratado del Libre Comercio con Estados Unidos de Norte América y Canadá, colocando en los medios de comunicación, en los escenarios políticos, en los imaginarios colectivos, la cuestión indígena, esto es ya un logro.

 

Aunque los Acuerdos de San Andrés no se han cumplido por parte del Estado mexicano, tampoco se ha aceptado la reforma constitucional para incorporar las autonomías indígenas, a las naciones y pueblos indigenas, entre ellos a los pueblos zapatistas mayas de Chiapas, de todas maneras estos pueblos se han transformado, se han empoderado, han tomado conciencia de sí en un sistema mundo agitado por sus crisis múltiples. A pesar del fracaso de los Acuerdos de San Andrés se han conformado municipio autónomos, después, se han constituído los Caracoles, se ha dado lugar a las Juntas de Buen Gobierno, de esta marea se ha experimentado una transformación cultural y política, desplazamientos y cambios en la organización social de las comunidades autónomas, donde se forma, por así decirlo, el nuevo sujeto social o las nuevas subjetividades, liberadas de la herencia colonial. 

 

Otro logro es la pedagogía política, la enseñanza, no solamente respecto a las comunidades y pueblos del Estado de Chiapas, sino repecto al Estado de México, así como respecto al continente y al mundo. La enseñanza consiste en no esperar, que lo que hay que hacer hay que hacerlo ahora y aquí, donde estás. Por ejemplo, conformar comunidades autónomas, autogestionarias y de autogobierno. No se puede esperar, porque lo que se hace y en lo que se hace está, por así decirlo, el todo del acontecimiento, corresponde a la totalidad del gesto, de la interpelación, de la crítica, también, por lo tanto, la posibilidad de la deconstrucción de los discursos de legitimación de la dominación, así como la diseminación de los mapas institucionales de la dominación. Como hemos dicho, en un principio, la cuestión está en el compromiso, en el acto mismo, que es la manifestación misma del compromiso. Como hemos dicho en una exposición, se trata de la creación estética de la realidad.

 

De acuerdo con todo esto, pero también hay que tomar en cuenta el contexto en el que se dan los eventos, los sucesos y los acontecimientos en cuestión, la coyuntura en la que se dan. Al respecto es importante tomar en cuenta las estructuras de poder, las estructura sociales y las estructuras económicas, en el contexto de diagramas de poder, de agencimientos concretos de poder y de cartografías políticas. Éstas son siempre específicas. México, a lo largo de su historia ha venido planteando, una y otra vez, en distintos contextos y en distintas coyunturas el tema de la tierra. El problema es que la tierra ha sido expropiada a las naciones y pueblos indígenas. Las expropiaciones han continuado y continúan hasta nuestros días. No se trata, entonces, sólo de la invisibilidad de la naciones y pueblos indígenas, sino de su exclusión persistente, incluso de su exclusión de la posesión de la tierra. A esto se llama etnocidio, pero, en una temporalidad larga, viene a ser un genocidio diferido. Estas son las consecuencias de las oleadas de colonización y las oleada de conquista, que continúan hasta hoy en día. 

 

Si tomamos esta perspectiva, la perspectiva de las estructuras de larga duración, también lo hacemos reconociendo la incidencia de las estructuras de mediana duración y de las estructuras de corta duración, entonces, la pregunta es: ¿Cómo se articulan estas distintas estructuras o, si se quiere, estos distintos ciclos, el ciclo largo, el ciclo mediano y el ciclo corto? Sobre todo, ¿cómo se articulan, en un presente, en un momento determinado, en una coyuntura dada? Por ejemplo, cuando se da el levantamiento zapatista y la declaración de guerra al Estado mexicano o, como dice la declaración, a los enemigos del pueblo mexicano. Dicho de otro modo y de una manera más directa la pregunta puede efectuarse de la siguiente manera: ¿Cómo se da lugar este acontecimiento del levantamiento zapatista en enero de 1994? No nos olvidemos que se da en plena crisis múltiple, especifica, en su momento, de una manera singular, en la coyuntura, del Estado nación mexicano, que corresponde a una formación social singular, que es denominada mexicana, crisis múltiple que, además, se hace microregional, se ubica en un Estado concreto de la república federal, en el Estado de Chiapas, crisis que se germina y estalla en una geografía territorial boscosa, que es La Selva Lacandona. Estamos hablando de una región donde juegan un papel importante estructuras de poder colonial, heredados, transformados y persistentes a lo largo de la república. Hablamos de hacendados, de cacicazgos, de servidumbres, pero también, de despojamientos y desposesiones inauditas, dadas con anterioridad y repetidas de manera constante contra las naciones y pueblos indígenas. Estamos hablando de un Estado que tiene una zona cafetalera, también otra zona ganadera y otra zona de agricultura, hay presencia de la minería, también de explotación hidrocarburífera. Estamos hablando de un Estado que tiene ciudades importantes que datan de la colonia. La más conocida es San Cristóbal de las Casas. Pero también hablamos de un Estado que arroja, estadísticamente cerca del 78% de pobreza; la mayoría de los pobres son indígenas. El manejo del gobierno del Estado corresponde a prácticas, que llamaremos gamonales, pero también de la clase política corrupta. La presencia de la iglesia católica ha sido importante y sigue siendo un referente de la población del Estado de Chiapas. Recientemente se hace notoria la presencia de grupos evangélicos. Es en este Estado donde se han refugiado algunos sobrevivientes de la persecución política y la represión estatal, después de la masacre de Tlatelolco. Es en este Estado donde se guarda y se actualiza la memoria de las luchas de las naciones y pueblos indigenas mayas. Es en este Estado donde emerge  Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), íntimamente vinculado con la actualización de la memoria, la transmisión cultural de las resistencias ancestrales y su actualización en el presente. El EZLN deviene de este aprendizaje y proyecta el porvenir, abriendo horizontes, recuperando la memoria. 

 

Como primera respuesta a la pregunta que hicimos, respuesta, por cierto, hipotética y de interpretación, podemos decir que: El cúmulo de contradicciones, por cierto convulsas, dan lugar, en determinado momento, a una síntesis explosiva. Las contradicciones reaparecen en la síntesis explosiva, buscando resolverlas, de una manera superadora, es decir dialéctica, de la problemática puesta en cuestión. Esta primera hipótesis interpretativa puede ayudarnos a aproximarnos a una comprensión mayor de lo que ha ocurrido y de lo que ha seguido ocurriendo durante tres décadas, incluso lo que está ocurriendo hoy, cuando la zona zapatistas, las comunidades zapatistas, los municipios zapatistas, los Caracoles, es decir las autonomías realizadas en las territorialidades zapatistas, se encuentran en medio del fragor de una guerra no declarada por parte del Estado mexicano, de su gobierno “progresista”, de la burguesía nacional, de las trasnacionales y de las mafias y cárteles. 

 

Lo que un día fue la convocatoria al puebloo mexicano, terminó siendo de una irradiación sorprendente, en un momento crucial, cuando se firmaba el Tratado de Libre Comercio y se tenía la pretensión de incorporar a México a lo que llaman el “primer mundo”, convocatoria  que derivó en las negociaciones y en el Acuerdo de San Andrés, no cumplido por el Estado mexicano, pero realizado en los autonomías de los municipios zapatistas, los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno. El levantamiento zapatista y la realización de las autonomías se terminó convirtiendo en un sitio, por parte del Estado mexicano, que, en principio, ha querido enquistar a la zona zapatista y ahora pretende extirparla, mediante procedimientos relativos al terrorismo de Estado, al ejercicio del terror simulado por parte de las trasnacionales, al ejercicio descarnado del terror de las mafias y de los cárteles. 

 

En otras palabras, los diagramas de poder establecidos, las estructuras de poder dominantes, las complicidades de las dominaciones, han desplegado sus redes y mecanismos para defender su poder y sus dominaciones. La ofensiva es del Estado nación de una República, que llama a Rhina Roux el Estado corporativo de pactos, donde se expresa elocuentemente y se manifiesta efectivamente el príncipe mexicano, que nosotros nombramos, en un ensayo, el principe mestizo. Es una ofensiva contra levantamiento indígena, contra su persistencia y su afincamiento en la tierra y en el imaginario colectivo, sobretodo contra su irradiación y su convocatoria al pueblo mexicano, a los pueblos del continente y del mundo. Esto se lo hace desde distintos lugares, desde distintas expresiones de la clase política y de las formas de gubernamentalidad. La correspondiente  al PRI, conllevando su desgastada y devaluada forma nacional popular, corroída y corrupta. La que cortresponde a la forma de gubernamentalidad neoliberal, en sus expresiones politicas, correspondientes a las influencias empresariales y especulativas, sobre todo “vaqueras”, al estilo de uno de los presidentes que sustituyen a los perfiles peresidenciales del PRI. Lo hace la nueva forma de gubenamentalidad neopopulista, mediante el gobierno de Morena, con la presidencia de AMLO, que proyecta un sitio sinuoso a la zona autónoma zapatista, de autogobierno y autogestión, en complicidad con empresas trasnacionales, la burguesía nacional, las mafias y los cárteles, imponiendo los proyectos ecocidas y etnocidas del Tren Maya y del Tren Interoceánico. Es decir, en este sitio conspiran todas las formas del colonialismo interno; se defienden ante la interpelación indígena, ante la acción descolonizadora y de liberación nacional del EZLN, en contra el vasallaje de la clase política gobernante, que no hace otra cosa que reproducir perversamente el modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente.

 

La segunda hipótesis interpretativa dice: El cúmulo de contradicciones busca reabsorber la síntesis explosiva, hacerla desaparecer, volviendo a su momento anterior, de contradicciones proliferantes, sin perspectiva de solución. El problema aquí es que los agentes y dispositivos de las contradicciones, que buscan reabsorber la síntesis explosiva, no saben que al hacerlo incorporan la explosión en sí mismos convirtiéndola en una explosión interna. La crisis se prolonga, se propaga, se internaliza, sumiéndose al interior de los mismos agentes, de los mismos agenciamiento concretos de poder, de las instituciones, de los mismos dispositivos y las estructuras de poder. La crisis se convierte en una lava que funde todo, provocando el diseminamiento de las instituciones.

 

La tercera hipótesis interpretativa tiene que ver con la composición de los hechos, con el concepto de composición, como sustrato indispensable de la interpretación de los hechos, pero también de lo que ocurre, de lo que acontece, en toda singularidad, pues no hay ninguna singularidad que no responda a una composición. En consecuencia, la tesis tiene que ver con la asociación, que hace a la composición. En ese sentido vamos a abordar el levantamiento zapatista de 1994, los hechos que componen sus eventos o sucesos, por lo tanto la composición de los hechos mismos y lo que podríamos llamar la composición de las composiciones, que hacen al mismo levantamiento, que abren, por cierto, distintos decursos, distintos recorridos de posibilidad, también se abren a distintas comprensiones y distintas interpretaciones. Lo que convierte a levantamiento zapatista de 1994 en un acontecimiento histórico, político y cultural, con sus composiciones, que lo hacen singular, que deviene en acontecimiento interpelador, en un contexto mundial, que corresponde a la pretendida hegemonía neoliberal, del libre mercado, de la libre empresa y de la competencia, es decir, a la pretendida de hegemonía de la dominancia del capitalismo financiero, especulativo y extractivista, en concreto,  a la firma del Tratado de Libre Comercio entre México Estados Unidos y Canadá. El acontecimiento del levantamiento zapatista irrumpe como rayo en el cielo despejado, destrozando la certezas de la hegemonía neoliberal, en el mundo, en el continente y en México. Se trata de una singularidad irruptora, que también responde a lo que hemos llamado las composiciones o el devenir de las composiciones de los distintos ciclos y estructuras de duración de la formación social mexicana. El ciclo largo, el ciclo mediano y el ciclo corto, su articulación y sus nudos en la composición de sus tejidos.

 

Entre las asociaciones de las que hablamos y las composiciones que hemos mencionado, que son constelaciones de asociaciones y de composiciones, podemos mencionar algunas que pueden ayudarnos esclarecer lo que decimos. Una de esas tiene que ver con las tradiciones guerrilleras de las luchas campesinas por la tierra en el México insurgente. La recurrencia guerrillera se ha transformado en los distintos contextos y escenarios donde ha estallado. Las trayectorias guerrilleras en el sur tiene un referente constitutivo en la revolución mexicana, con la figura de Emiliano Zapata, atraviesa la geografía política y llega a La Selva Lacandona, donde vuelve a estallar la guerrilla, como actualización enriquecida de la memoria guerrillera, en los presentes de la modernidad tardía. En un contexto de resistencias culturales, por ejemplo, en el Estado de Chiapas se tiene una población pluricultural, cuyo substrato corresponde a los pueblos indígenas. Persisten, se reconocen y protegen a los siguientes pueblos y lenguas: Tseltal, Tsotsil, Chol, Zoque, Tojolabal, Mame, Kakchiquel, Lacandón, Mocho, Jacalteco, Chuj y Kanjobal. En consecuencia, el encuentro de estas trayectorias, de estas distintas memorias, que, a su vez, tienen distintas composiciones, que responden a distintas asociaciones, da lugar a una ampliación de desplazamientos y transformaciones de las asociaciones y de las composiciones territoriales sociales y culturales. Cuando las lenguas se encuentran, que para eso sirven, para comunicarse con otras lenguas, se da lugar no solamente a entrelanzamientos lingüísticos, sino a lo que podemos llamar encuentros de memorias, dando lugar a una proliferación enriquecedora de interpretaciones. El levantamiento de la selva Lacandona no puede explicarse sin este encuentro de memorias, que podemos llamar también, de un mutuo aprendizaje de experiencias distintas, dando lugar a espesores culturales y políticos de mayor alcance y profundidad.

 

 

 

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