Corporeidad
Corporeidad
Sebastiano Mónada
El cuerpo,
máquina de pasiones y pensamientos,
productor de lágrimas y sonrisas,
fábrica de tristezas y de alegría,
espesor vital de sensaciones,
agujero negro de preguntas.
Remolino atormentado
buscando el núcleo de la tierra.
Te he visto padecer sufrimiento y felicidad,
en tu rostro se dibujó la insondable angustia
y el desborde placentero del goce.
He visto contraer tus minuciosos músculos,
Adormecerse tus labios para no hablar,
atrapando palabras en su cascarón vulnerable.
Evitar que nazca el sentido inventado
de la narración simbólica.
Te has descubierto,
has develado tu inmenso amor,
te has descubierto mostrando tu secreto desnudo.
Ahora estas a merced de lo que digan
los duendes y gigantes del bosque,
los monstruos de la radio y la pantalla.
Ahora, estas por fin libre.
No esperas devolución, tampoco retorno.
Tu entrega es gasto heroico,
derroche honesto, transparente,
acuoso fluido desde la fuente vital
hasta océanos conectado por canales.
Lo que importa es haber entregado tu corazón
con esas manos cristalinas, dadivosas
que no esconden nada y se ofrendan.
No dan sombra.
Tu entrega abolió las fronteras,
no hay afuera, tampoco adentro,
no hay exterioridad, tampoco intimidad.
Solo flujo atmosférico ofreciendo el maná
de la que se alimentan los seres
en su desolación y abundancia.
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