Contemplación

Contemplación

 

Sebastiano Mónada 



 

 

 





 

 


Mirando desde la montaña rocosa el paisaje,

tejido barroco de colores melodiosos 

y nostalgias compositoras de encantamientos.

El océano de fragancias airosas y sabias meditaciones 

mueve lentamente la travesura de sus olas,

canciones olvidadas por los trovadores de antaño.

Abajo, un pueblo ancestral crece solitario,

campamento silencioso de cultivadores parcos.

 

Enfrente, el magestuoso nevando eleva sus cuatro coronas afiladas 

y piramidales; enredaderas de piedra para la ceremonia de las alturas. 

Gigantesco búho blanco abriendo sus alas,

dejándose acariciar por el viento solar,

que moja sus plumas con mordiscos de fuego.

 

Contemplo la frondosa diseminación del tiempo, 

dispersando el polvo musical de recuerdos en la atmósfera sentimental.

Caen como lluvia fina  de voces regando el suelo sereno,

abriendo grietas fértiles en la tierra vaporosa,

plantando semillas en el campo mojado.

 

La hondura del paisaje me contiene en sus brazos minerales.

Las sensaciones migran a ese nicho planetario.

He devenido caravana nómada, 

recorriendo alegre la textura natural,

inventando pictóricamente territorios, 

extraños espesores soñados,

ondulaciones rocosas de la cordillera encantada,

naciendo acuático de sus profundidades volcánicas,

resbalando hídrico hasta bañar los bosques abigarrados,

reptando profuso, inmensa serpiente amazónica, 

hasta desembocar convertido en delfín juguetón.

Alegre festejo de la consagración vital.

 

 

 

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