El instante habitado por historias
Sebastiano Mónada
El instante de los flujos de energía,
juegan entre ellos.
Hilos de colores del bordado,
costurando destinos,
convirtiendo al momento
en un acontecimiento de revelaciones.
El instante no existe, es una ilusión
emergiendo del caos.
La última ballena del océano profundo.
Surge de lo heterogéneo, busca su realización
en la multiplicidad de relaciones
diseminadas en el espesor del tiempo
imaginado por alquimistas.
Síntesis del embrollo inaugural.
Apoteosis de la diferenciación de las distinciones
caprichosas e inconmensurables.
Son ondas recorriendo el espacio tejido
por las vibrantes propagaciones de sueños.
En este universo nadie pregunta sobre el origen.
Suponen que no hay comienzo sino eternidad.
Solo observan el recorrido del viaje sin retorno.
Lo mejor es dejarse llevar,
impulso vital del deseo.
Desenvolvimiento del devenir.
No creas que hay sentido en la existencia.
No es más que estar navegando en la nada.
Suspensión en el vació inimaginable
mientras el instante agoniza en su fugaz momento.
Lo que hay es la potencia en espera
del desencadenamiento.
La posibilidad del desenlace.
El ímpetu de la explosión inicial.
Lo que hay es la oportunidad de actuar.
El acto heroico de la rebelión inmanente.
La subversión contra la realidad
y la provisional historia narrada.
Lo que hay es la certeza del cuerpo
habitado por fantasmas.
Las sensaciones que recorren
los ríos de nervios y las cuencas carnales.
Lo que hay es una constante inquietud
en el transcurso de un viaje incierto.
Quizás de una fuga intempestiva
del acontecimiento incomprensible.
El instante está habitado por historias,
turbulencias de bucles compulsivos
perdidos en el laberinto de la memoria.
La asesinan para volverla a inventar.
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