Convocatoria de la vida

Convocatoria de la vida

Sebastiano Mónada






       

















Dedicado a los y las que todavía no luchan













No puedes ser indiferente,
en universo paralelo
y no en el nuestro.
Compartiendo sus vibraciones
y composiciones ondulantes.

¿Acaso no estás involucrado?
¿Acaso no estás comprometida?
Raíz en roca incrustada  
en lo que ineludiblemente pasa.
No puedes ser cómplice pasivo,
No puedes se secuaz apática.

Pilatos lavándose las manos
en el ocaso del imperio romano,
cuando reprimen a poblaciones,
constelaciones de luces creadoras
y pueblos desvelados.

Cuando avanzan sembrando hogueras,
lúgubres jinetes del apocalipsis.
Cuando sin pudor talan bosques
y destruyen sin clemencia territorios,
cuencas de nichos ecológicos
y tejidos invisibles de ciclos vitales,

No eres ajena al acaecimiento.
No eres ajeno al suceso.
Cuando una población legendaria se rebela
contra los portadores de la decadencia.
Frutas podridas caídas de ramas copiosas
de proliferantes árboles fecundos,
convertidos por ellos en troncos muertos.
Madera de mercados insatisfechos,
ostentando prepotentes insignias de hojalata.

Provisoria jerarquía de autoridad frívola
como si fuese permitido enriquecerse
usufructuando los bienes comunes,
a nombre de confianzas otorgadas,
desconocer derechos conquistados,
como si fueran hojarasca de otoño,
y formar comparsas de clientelas.
Marasmos de desperdicios abandonados,
después del estruendoso jolgorio.

No estás al margen del conflicto,
que nos coloca en el ojo de la tormenta,
pues formas parte del torbellino.
Aunque creas estés en un costado,
mirando con asombro desde balcón
olvidado de la casa esperada,
cubierta con fachadas de cal,
seduciendo a la luna llena.

Tu responsabilidad ante la vida,
cuencas de corrientes sanguíneas
y texturas armoniosas corporales,
te convoca como potencia de vida.
Reclama tu participación insoslayable,
defender a los seres del planeta,
entrelazados con tus recorridos,
diarios y nocturnos.

Defender a tus paisanos añorados
y entrañables conterráneos.
Defender a los que están
y los que vienen,
sin dejar solos a combatientes.
Por ti, por tus hijos y tus nietos.

Mujer del pueblo,
inspirada tejedora de sueños
y hábil artesana de esperanzas.
Hombre del pueblo,
rudo trabajador incansable,
afable amiguero del barrio
y sonriente travesura luminosa,
cuando hay que estarlo.
A veces triste por el mundo
o el porvenir indescifrable del hogar.
Reflexivo como cóndor.
Visionario de las cumbres
y la concavidad del cielo iluminado,
cuando hay que estarlo.

Te convocan los rebeldes insomnes
del memorable Altiplano insurgente.
Te convocan las guerreras amazónicas
de los frondosos montes verdes
y melodiosos vaivenes de ríos.
Interminables y plateados,
sublimes y sinfónicos.

No los abandones a la suerte.
Ni los dejes solos peleando
contra ataques de colonización interminable,
contra despliegues de nuevos conquistadores.
Antes vestidos de armaduras,
ahora disfrazados de revolucionarios.

Bufones en el crepúsculo de los circos.
Oxidados conquistadores empedernidos
de la Amazonia cultivada por sociedades
de primordiales ancestros olvidados
y de espesores territoriales indígenas.

Demoledores implacables del Ayllu
y de las comunidades complementarias.
Aunque se vistan de amigos del pueblo
y se crean portadores del fuego encendido.
Por nuestros héroes, heroínas y mártires.

Míralos como se levantan
con sus cuerpos vigorosos
y órganos compulsivos.
Míralas como combaten aguerridas
con sus pasiones ondeantes.
Encantando a atmósferas.
Entusiastas encendiendo el fuego
que prenderá en las praderas
y ciudades atormentadas.

Haciendo danzar el mar enramado
de frondosos árboles pintores.
Mírate en ellos,
en sus rostros encomiables
y en ellas,
en sus cadencias embriagantes.

Son como tú.
¿Acaso formas parte del Leviatán?
Monstruo inventado por patrones
que dominan el mundo.
¿Acaso se acuerdan de ti?
Sólo eres un número electoral
o figura evocada en su retórica.
¿Acaso te consultan cuando promulgan,
emperadores que no consultan,
leyes y deciden políticas,
que te afectan?

Encuentra respuestas a preguntas insondables
en sus tenaces pututus convocantes,
en conciertos de pájaros migrantes,
emulados en danzas tropicales.
Tú eres como estas guerreras valientes
y estos combatientes inquebrantables.

¿Acaso no te gustaría estar en la fiesta
de los que dicen basta
al patriarcal despotismo desbordado
de las que marchan,
aguas de lluvias,
y resisten como plantas
a la tormenta burocrática
del Estado colonial?

Fiesta de encuentro con ciclos vitales.
Fiesta de comunidades indomables
y pueblos habitados por corajes.
Titis cruzando puentes de universos,
enlazándose con seres de la Madre tierra
y la añorada Loma Santa.














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