Muerte de los jinetes del apocalipsis Sebastiano Mónada Después de que mueran los bosques no quedará nada, solo el desierto calcinado, la muerte petrificada. En la memoria de la desolación h uella fosilizada . Nadie será testigo del asesinato descomunal. Habrán desaparecido los pájaros, sus colores musicales, los felinos de miradas viajeras y los reptiles de piel inescrutable, las poblaciones minuciosas de insectos trovadores que pululaban en murmuraciones indescifrables . La muerte se habrá instalado inmensamente, aposentándose en la superficie sin alma, agobiando tormentosa al tiempo. Será cuando contaremos el lapso que nos queda, arrojando los pétalos muertos al pantano. No se disfrutará una mañana luminosa, quedando su ausencia en la estación de trenes; las cocechas se habrán apagado, moribundas cerraran sus ojos para siempre, pronunciando la inercia del...